22 de octubre de 2014

Secretos del Deinocheirus Finalmente Revelados

Bueno, seguro que muchos recordarán la entrada "Deinocheirus:De Ornithomimosaurio a Anatomomosaurio" publicada el pasado verano y ya están al tanto del nuevo aspecto del Deinocheirus, pero hoy el material que nos revelaría la extraña apariencia de este animal ha sido oficialmente publicado y el resultado es mucho más sorprendente de lo que imaginábamos.

Ilustración de Michael Skrepnick

El autor primario del artículo, publicado en la revista Nature, es Yuong-Nam Lee del Instituto de Ciencias Geológicas y Recursos Minerales de Korea.

Anteriormente, se nos había anunciado que este dinosaurio tenía una peculiar elevación en las espinas neurales y un cráneo pequeño, angosto y desdentado, pero aplanado y extendido en el frente, siendo diferente al de cualquier otro terópodo. Pero el artículo de Lee y sus colegas nos dice aún más.

Ahora sabemos que el Deinocheirus era un animal de 11 metros de largo y 6 toneladas de peso con mandíbulas inferiores relativamente profundas. Sin embargo, la forma de su cráneo y su tamaño con respecto al resto del cuerpo indica que éste no estaba hecho para ejercer demasiada fuerza.

 Los nuevos fósiles sugieren que el Deinocheirus no era estrictamente carnívoro, como la mayoría de los terópodos. La forma de su cuerpo no lo hacía un corredor rápido, como sus relativos, por lo que es poco probable que fuese capaz de perseguir una presa huyente. Además, el diseño de sus mandíbulas desdentadas no era el apropiado para un depredador.


Según Lee, el Deinocheirus se alimentaba principalmente de vegetación blanda. Sobre todo, de plantas acuáticas. Su pico está perfectamente diseñado para arrancarlas, mas no para masticarlas. No obstante, el hallazgo de 1,400 de piedras dentro del torso de los especímenes ofrece una respuesta más clara de cómo el animal se alimentaba. Este hallazgo llevó a los expertos a teorizar que como algunas aves y otros dinosaurios herbívoros, el Deinocheirus ingería piedras para moler la vegetación en su estómago, adoptando éstas el nombre de "gastrolitos".

Pero eso no es todo. Restos de peces fueron encontrados entre las piedras. Esto apoya la idea de que Deinocheirus era omnívoro y que aparte de plantas, también se alimentaba de peces y otros vertebrados pequeños.

De acuerdo a este planteamiento, es posible que las "manos terribles" que le dieron su nombre fuesen utilizadas para excavar en busca de alimento o atraer ramas altas hacia su boca, como se ha sugerido para los therizinosaurios.

El equipo de Lee también demostró que los huesos al final de la cola del Deinocheirus estaban fusionados en una sola estructura llamada "pigóstilo", la cual es común en las aves modernas y funciona como soporte para plumas largas en el extremo de la cola. Teniendo esto en cuenta, los expertos ahora indican que es probable que el Deinocheirus tuviera una especie de "abanico de plumas" al final de su cola.

Sin embargo, el misterio del Deinocheirus sólo está empezando a aclararse. Aún hay muchas interrogantes por responder y numerosos secretos por revelar sobre este asombroso terópodo. 

Fuente: 
http://phenomena.nationalgeographic.com/2014/10/22/deinocheirus-exposed-meet-the-body-behind-the-terrible-hand/

6 de octubre de 2014

T-Rex: ¿Monarca Solitario o Dinasta Sociable?

Saludos, estimados lectores.

 Como ya saben, hoy es 6 de octubre y Mundo Terópodo se complace en presentar una entrada dedicada a nuestro querido rey de los dinosaurios en el Aniversario #109 de su descripción y nombramiento. Este año, hablaremos de un tema bastante controversial sobre el comportamiento del Tiranosaurio: ¿Adoptaba éste un estilo de visa gregario o prefería vivir como un ermitaño? Pero antes de comenzar...
Dicho esto, ahora hablemos sobre el comportamiento social del T-rex.

Durante mucho, se ha visto al T-rex como un cazador solitario y altamente territorial, pero en tiempos recientes, una nueva imagen está saliendo a la luz. Ésta consiste en que el Tiranosaurio rex pudo haber empleado una conducta social más compleja y que incluso, haya practicado la caza colectiva. Sin embargo, ¿cómo pasó el T-rex de ser un violento acechador solitario a una criatura sociable?

La idea surgió tras una serie de impactantes descubrimientos que han tenido lugar durante los últimos años. Hasta el día de hoy, se han identificado varios yacimientos de fósiles de grandes terópodos en los que se han encontrado huesos de múltiples individuos de la misma especie en la misma zona. Entre éstos, resaltan las camas de hueso en las que se han encontrado conjuntos de diversos individuos pertenecientes a la familia de los tiranosáuridos, como el propio T-rex.

A partir de 1997, por ejemplo, comenzaron a extraerse huesos pertenecientes a numerosos esqueletos de Albertosaurio en el Parque Provincial de Dry Island Buffalo Jump, en Alberta, Canadá. Posteriormente, en 2000, en la Formación Nemegt en Mongolia, se encontró un depósito de múltiples esqueletos de Tarbosaurio, siendo éste uno de los parientes más cercanos del Tiranosaurio. En cada uno de los casos, el yacimiento resalta por la presencia de individuos de diversas edades, además de por la escasa o bien, ninguna presencia de fósiles de otras especies. Estos hallazgos llevaron a paleontólogos como Philip Currie, quien dirigió estas expediciones, a pensar que como sus parientes, el Tiranosaurio quizá se haya movido e incluso, haya cazado en grupos. Esta hipótesis comenzó a fortalecerse cuando un conjunto de cinco esqueletos de T-rex fue descubierto en Montana también en el año 2000, aunque bien esta vez no se trataba de una cama de huesos como en los casos anteriores, sino que los especímenes se encontraron a poca distancia unos de los otros.

Representación de un par de Albertosaurios de Dinoraul de renderosity.com

Sin embargo, siempre ha habido un problema con esta teoría y es que no existe prueba alguna de que los individuos en realidad hayan convivido grupalmente. Hay quien piensa que la acumulación de los esqueletos en los lugares donde fueron encontrados pudo deberse a que un fenómeno natural, como una inundación haya arrastrado los cuerpos hasta el lugar o que incluso los haya sepultado mientras los animales aún vivían. No obstante, tampoco existe evidencia de que este haya sido el caso, por lo que la idea de la conducta gregaria en estos dinosaurios no ha sido descartada. En cambio, esto ha generado un intenso debate entre los científicos que continúa hasta el día de hoy. Sin embargo, recientemente se encontró una nueva pista que podría inclinar la balanza.

En octubre de 2011, un par de huellas de terópodo fueron descubiertas en la Formación Wapiti de Colombia Británica, Canadá. La forma de las huellas y su edad permitieron identificarlas fácilmente como las huellas de un tiranosáurido. Cuando continuaron excavando, se encontró una tercera huella en la misma secuencia. La búsqueda continuó el siguiente año cuando más huellas fueron descubiertas, pero esta vez encontraron algo inesperado. Ya no se trataba de una secuencia de huellas, sino de tres secuencias distintas una al lado de la otra (separadas por 2.4 y 5.5 metros una de la otra) en direcciones paralelas. En otras palabras, es probable que estas huellas hayan sido dejadas por tres animales que se movían juntos. Por supuesto, hay quien piensa que estos animales, a los que se les ha dado el nombre de Bellatoripes fredlundi, no necesariamente dejaron las huellas al mismo tiempo, sino que una de las secuencias pudo haber sido hecha minutos, horas o incluso días después de la otra, mas para muchos, el hecho de que éstas sigan un patrón en paralelo es indicativo de que estos tres tiranosáuridos andaban en grupo.

Huellas de Bellatoripes 

Si bien es cierto que el descubrimiento de estas huellas no resuelve el misterio, representa una prueba más confiable de comportamiento gregario en este tipo de dinosaurios con relación a la mayoría de los hallazgos hechos hasta el momento. Pero aún si se probara que los responsables de las huellas hayan conformado un grupo que se movilizaba gregariamente, ¿cómo saber por qué lo hacían? Es decir, ¿cómo saber si se trataba de una familia, de individuos en busca de una pareja o más impresionante, de una presa potencial?

Es muy difícil contestar estas preguntas aún con suficiente material para fundamentar semejante teoría. Y si este es el caso de especies de las que se puede sugerir que se movían en grupo a partir de material encontrado, ¿cuánto más polémico es el caso del T-rex? De hecho, esto nos lleva a otra pregunta que de hecho, quizá sea la más importante: ¿Para qué vivir en grupos sociales?

Tal vez, la respuesta no la hallemos en el registro fósil, sino en el mundo salvaje de la actualidad. Muchos animales viven en grupo principalmente como una medida de protección. De esta forma, proveen mayor seguridad en especial, a los individuos más jóvenes y aumentan las probabilidades de supervivencia de las generaciones futuras, pues es de notar que todos los animales, incluyendo a los grandes depredadores, tienden a ser más vulnerables durante la juventud temprana. Este patrón de conducta ha resultado muy efectivo y existen pruebas de que ha sido implementado durante millones de años. Es probable que de igual forma, el Tiranosaurio rex y sus relativos convivieran en grupos sociales con el propósito de brindar protección a los jóvenes y así garantizar el desarrollo de la próxima generación, pues su entorno estaba repleto de amenazas para sus crías. No obstante, coexistir en grupo implica pensar y actuar como grupo y es aquí donde se hace inevitable la pregunta: ¿Es posible que los tiranosaurios cazaran en manada? De ser así, ¿Por qué un depredador ápice como el Tiranosaurio rex practicaría la caza colectiva?

Imagen tomada del documental Dinosaur Revolution

Hoy en día, es común ver algunos depredadores en la cima de la cadena alimenticia aglomerarse en grupos sociales al menos, ocasionalmente. Por ejemplo, tenemos cocodrilos, tiburones, cetáceos (específicamente, orcas), leones e incluso, aves de rapiña que trabajan en conjunto para capturar o derribar presas que de otra forma, resultarían muy difíciles de cazar ya sea porque son demasiado fuertes, rápidas o grandes.

En el caso del T-rex, la situación no era muy diferente. De hecho, se podría decir que era peor. En su ecosistema habían ceratópsidos que se defenderían con cuernos y ankylosaurios con mazas óseas en la punta de la cola que podían golpear con una fuerza de dos toneladas y media. Si bien es cierto que un T-rex contaba con las herramientas necesarias para hacer frente a estas presas, es de tener en cuenta que aún para el depredador en la cúspide de la cadena alimenticia, cada enfrentamiento con una de éstas podría ser el último. Especialmente, si lo hacía de forma solitaria. A la hora de defenderse, estos tipos de presa podrían causarle heridas graves o incluso una muerte instantánea.

Ilustración de Mohamad Haghani

No obstante, el contar con refuerzos podría aumentar sus probabilidades. Mientras un miembro del grupo distraía a la presa, otro podría asestar un golpe mortal. También podrían separar a los miembros más débiles de las manadas y acorralarlos, facilitando la cacería. Por otra parte, es de notar que presa que no se defiende, huye, lo que implicaría una persecución. Entre estas presas, entrarían los hadrosaurios y también otros dinosaurios más pequeños que abundaban en el entorno del T-rex, como los ornithomimosaurios, troodóntidos, ovirraptóridos e hypsilophodóntidos, que si bien no tenían muchas defensas contra un gran depredador, lo compensaban con un diseño corporal hecho para la velocidad. Para un Tiranosaurio adulto, sería muy difícil seguirles el paso. De hecho, perseguirlos representaría un riesgo, pues una caída a toda carrera podría ocasionarle heridas severas. Al practicar la caza coordinada, sin embargo, la captura de estas presas sería más sencilla. Un miembro del grupo podría conducir a las inadvertidas presas hacia los otros y de esta forma, acorralarlas y capturarlas. Ahora bien, esto requeriría de tácticas de caza coordinada, lo que lleva a la interrogante: ¿Tenía el Tiranosaurio la astucia para emplearlas? De hecho, ¿tenía siquiera la inteligencia para adoptar una conducta social compleja?

Ilustración de Brian Franczak

Según algunos paleontólogos, la respuesta a estas preguntas es afirmativa. Tras observar resultados de CT-Scans del endocasto del cráneo de varios tiranosaurios, los científicos no sólo notaron que el cerebro de éstos era tres veces mayor al de otros dinosaurios de la época, sino también que tenía la potencia suficiente para emplear un comportamiento grupal coordinativo.

Partiendo de esta premisa, Philip Currie incluso se atrevió a concluir que estos animales se reunían en grupos familiares con un orden social estructurado en el que cada miembro desempeñaba tareas determinadas. Los miembros más jóvenes proveerían la velocidad y se encargarían de perseguir a la presa y de conducirla hacia los adultos, los cuales proveían la fuerza y estarían encargados de derribarla. Sin embargo, hay quien piensa que de haberse movido y cazado en grupos familiares, los tiranosaurios quizás, no adoptaban un orden social tan sofisticado, sino que todos los miembros del grupo asumirían roles similares, como ocurre con algunos cocodrilos y aves en la actualidad. No obstante, algunos sugieren que es posible que estos clanes fuesen liderados por  un individuo o bien, una pareja dominante.

Imagen tomada del documental Dino Gangs

Sin embargo, si bien es cierto que el T-rex y sus parientes tenían los atributos necesarios para llevar una vida social compleja, hay quien se pregunta si éstos vivían en grupo o si sólo se conglomeraban durante un período determinado. Algunos creen que el Tiranosaurio se reunía en parejas durante la época de reproducción, las cuales permanecerían unidas hasta que las crías nacieran o bien, hasta que éstas maduraran lo suficiente como para valerse por sí mismas.  Algunos incluso sugieren que éstos permanecerían viviendo en un grupo familiar hasta que cada miembro del clan empezara a verse el uno al como competencia. Otros inclusive opinan que estos grupos estaban unidos de forma permanente, contando con individuos de diversas generaciones. No obstante, es de tener en cuenta que cada una de estas líneas de pensamiento es producto de la especulación.

Ilustración de Luis V. Rey

Entonces,  ¿vivía y cazaba el Tiranosaurio en manadas? Responder a esta pregunta no es una tarea fácil. Pese a la cantidad de pistas encontradas que sugieren que este gigante adoptaba un patrón de vida gregario, existe mucha polémica sobre el asunto y si en algo coinciden los expertos es en que para determinar el comportamiento de un animal extinto, hace falta mucho más que estudiar sus fósiles y deducir teorías a base de éstos, lo cual no facilita la búsqueda de una respuesta. De hecho, es posible que el tiempo haya enterrado la contestación a esta interrogante, aunque también lo es que el propio tiempo la desentierre eventualmente.

Sin embargo, una  cosa es clara: Un Tiranosaurio rex es una fuerza a tener en cuenta, pero un grupo de ellos sería una a considerar dos veces... o quizás, varias más. Si en algún momento, un nuevo descubrimiento nos ofrece una prueba sólida de conducta gregaria en esta fascinante bestia, podremos estipular que el T-rex pudo haber sido más letal de lo que habíamos pensado.

Fuentes:
  1. http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-1388574/Tyrannosaurus-rex-hunted-bloodthirsty-packs-researchers-claim.html
  2. http://phenomena.nationalgeographic.com/2014/07/23/tracks-hint-at-the-social-life-of-tyrant-dinosaurs/
  3. http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/965609.stm