18 de diciembre de 2015

5 Curiosidades sobre los Terópodos de las que NO Quiere Enterarse

Saludos a todos.

En esta ocasión, hablaremos de algunos datos curiosos sobre los terópodos que usualmente, no se mencionan en los medios o bien, éstos presentan de forma errónea o hasta contradictoria. Pues es de tener en cuenta que en las películas, videojuegos e incluso, en algunos documentales, se suele mostrar una imagen errónea sobre estos animales de modo que ésta resulte ser más cautivadora para el público, llevando a percepciones que a menudo son inconsistentes con lo que nos revela la ciencia. Y antes de comenzar, avisamos que algunos de estos puntos pueden parecer desconcertantes para algunas personas (de ahí, el título de la entrada) y por esta razón, advertimos que proceda con precaución y moderación al leer el resto de la misma. Dicho esto, continúe bajo su discreción.

Muy bien, comencemos:

1) Muchos terópodos poseen plumas

Si está familiarizado con este grupo de dinosaurios, este dato no le resultará nada sorprendente. Y es que durante años, se han descubierto pruebas de que numerosas especies de terópodos poseían algún u otro tipo de plumaje en su cuerpo. Generalmente, las especies en las que se ha encontrado evidencia de plumaje pertenecen a un grupo de terópodos conocido como los coelurosaurios (Coelurosauria), el cual incluye, por mencionar algunos ejemplos, al linaje del Velociraptor (los deinonycosaurios), al del Tiranosaurio (los tiranosauroides) e incluso, al de las aves (Avialae). Así es, las aves también son terópodos.

Esto nos dice que el ancestro común de estos dinosaurios probablemente también poseía algún tipo de plumaje, ya que desde la perspectiva evolutiva, es muy poco probable que este tipo de estructura se haya desarrollado de forma independiente en múltiples animales paralelamente. Teniendo eso en cuenta, es necesario considerar que dado que también se han encontrado dinosaurios ornitísquios con cierto tipo de plumaje, es probable que esta característica estuviese presente en los dinosaurios más primitivos y quizá, incluso en el ancestro común de todos los dinosaurios, lo que da lugar a la posibilidad de que todos los dinosaurios (y como tal, todo tipo de terópodos y no exclusivamente, los coelurosaurios) pudiesen haber presentado esta característica. No obstante, algunas muestras de piel recuperadas sugieren que este no necesariamente fue el caso, aunque tampoco lleva a desconsiderar ni a descartar esta posibilidad.

Velociraptor como lo conocemos hoy.
Ilustración de Matthew Martyniuk

2) El intelecto de los terópodos extintos más listos NO era superior al de un ave

En un principio, se creía que los dinosaurios eran animales torpes y poco complejos con una capacidad muy limitada para interactuar entre sí y desempeñarse en su cambiante entorno. Hoy, sin embargo, ocurre lo opuesto. Existe la creencia popular de que ciertos dinosaurios y específicamente, algunos tipos de terópodos, como los dromaeosaurios poseían un nivel de inteligencia extremadamente desarrollado. Dicha creencia normalmente se asocia con la errónea representación de los Velociraptores de la saga "Jurassic Park", donde se muestran con un nivel intelectual exagerado y comparable al de varios mamíferos. Si bien es cierto que se ha determinado que muchos terópodos avanzados tenían un intelecto superior al de otros tipos de dinosaurios y que probablemente eran capaces de interactuar coordinadamente unos con otros e incluso, de elaborar estrategias de caza eficaces, es de tener en cuenta que éstos probablemente no eran más listos que algunas aves actuales. Comparando el tamaño del cerebro de los dinosaurios con relación al de su cuerpo, los científicos estiman que la inteligencia de algunos terópodos era similar a la de los cocodrilos (los cuales responden de forma impulsiva a su entorno) y el algunos casos, a la de muchas aves actuales (que pueden responder a su entorno de una forma más calculadora, aunque no de un modo tan complejo como se ve en muchos mamíferos), no siendo tan listos como para desarrollar un señalado sentido del honor, realizar hazañas determinadas para superar ciertos tipos de obstáculos como abrir puertas o efectuar estrategias altamente complejas como tender trampas con mediante la utilización de cebos, aunque también es cierto que tampoco eran tan torpes como se creía con anterioridad. Y es que los terópodos, como todo animal, sólo tenían que ser lo suficientemente listos para desempeñarse eficazmente en su ecosistema (por ejemplo, en el caso de los terópodos carnívoros, éstos sólo debían ser marginalmente más listos que sus presas para poder atraparlas).

Jinfengopteryx utilizando una herramienta para atrapar insectos, imagen con alto contenido especulativo, pero dentro de los límites de lo plausible.
 Ilustración de H. Esdaile

3) Los terópodos no podrían abrir puertas

Aún si los terópodos contaran con la inteligencia suficiente para superar ciertos obstáculos como puertas cerradas, éstos probablemente no serían capaces de abrir puertas como lo hacían los ya mencionados Velociraptores de "Jurassic Park". Esto se debe a que el movimiento de sus manos era relativamente limitado. Además, contrario a la forma en que se presentan en los medios, los terópodos no podían colocar sus manos en pronación, sino qué éstas estaban posicionadas en supinación. Es decir, sus manos no podían posicionarse de modo que las palmas apuntaran hacia el suelo o hacia atrás, sino de tal manera que una apuntaba en la dirección de la otra. En los primates, la pronación es realizable por el movimiento del radio con respecto al cúbito (los dos huesos del antebrazo). En los terópodos, sin embargo, el extremo del radio más cercano al codo estaba sujeto al cúbito, limitando la movilidad. El movimiento en la muñeca también fue limitado en muchas especies, obligando a todo el antebrazo y a la mano a moverse como una sola cosa, dándole poca flexibilidad y haciendo que el único modo para que las manos pudiesen ser posicionadas en pronación fuese ensanchando lateralmente las extremidades, como hacen las aves al elevar sus alas. No obstante, es sabido que los terópodos más primitivos presentaban un mayor grado de movilidad en las patas delanteras y hay pruebas de que algunas especies más avanzadas retuvieron una estructura más flexible. Aún así, esto no los dotaba de capacidades que requerirían una rotación prominente de las extremidades (como lo sería abrir puertas, por ejemplo), ya que no necesitaban realizar ese tipo actividad y por consiguiente, no debían contar con ese tipo de adaptación. Los brazos de los terópodos estaban perfectamente diseñados para el agarre y la manipulación de alimento y en algunos casos, para trepar árboles y quizá, para cavar, actividades necesarias para su supervivencia.

Comparación entre una versión errónea de un tiranosáurido con sus manos en pronación y una versión correcta con manos en supinación
Ilustración de Christopher DiPiazza

4) Los terópodos quizá NO rugían como se suele pensar

Durante años, los medios han alimentado nuestra imaginación y nuestros temores mostrándonos a los dinosaurios carnívoros emitiendo aterradores rugidos con efectos de sonido muy bien trabajados para ese propósito y hoy, estamos tan acostumbrados a eso que hasta se suele pensar que es natural que estos animales hayan rugido de forma similar. La realidad, sin embargo, pudo haber sido distinta. Hoy, los mamíferos emiten toda clase de sonidos (incluyendo rugidos en algunos casos) gracias a un órgano conocido como la laringe, el cual contiene las cuerdas vocales. No obstante, en los parientes vivos de los dinosaurios, conocidos como los arcosaurios (grupo que contiene a los pterosaurios, a los cocodrilianos y a los propios dinosaurios, incluyendo a las aves), este órgano no contiene cuerdas vocales. En su lugar, las aves en este caso, emiten sonidos gracias a otro tipo de órgano conocido como la siringe, el cual depende de un sistema de sacos aéreos. Es sabido que los terópodos no avianos también poseían un sistema de sacos aéreos, mas es de tener en cuenta que éste, a diferencia del de las aves, no parece estar asociado a la vocalización debido a que no hay registro de un saco clavicular, sin el cual, la siringe (si es que la poseían) no funcionaría para emitir sonidos como en el caso de las aves. Sin embargo, es de tener en cuenta que los dinosaurios han sido uno de los grupos de animales más exitosos del planeta, lo cual está interconectado con una capacidad de comunicación efectiva. En adición, se sabe que los dinosaurios tienen un sistema auditivo desarrollado y que en algunos terópodos, éste es bastante sofisticado. Además, es de considerar el hecho de que algunas aves, como los buitres, no poseen siringe y de que en los cocodrilianos, la laringe tampoco contiene cuerdas vocales y aún así, tanto los buitres como los cocodrilianos pueden emitir sonidos controlando el flujo de aire en sus sacos aéreos. Teniendo esto en cuenta, no es descabellado pensar que al menos, algunos terópodos pudieran haber emitido alguna clase de sonido, pero aún si este fuera el caso, el mismo no consistiría en rugidos, sino tal vez en ronquidos o siseos de forma similar a los cocodrilianos, en graznidos semejantes al de los buitres o en otros tipos de sonido que sólo requieran flujo de aire en lugar de vocalización. No obstante, también está la posibilidad de que los terópodos (y los dinosaurios no avianos en general) contaran con un saco clavicular que simplemente, no se ha encontrado o que no se preservó durante la fosilización o de que poseyeran algún otro tipo de órgano fónico o bien, de que su laringe fuese más sofisticada y contara con la presencia de cuerdas vocales, pasando eventualmente a ser una característica vestigial, pero al no haber suficientes pruebas de que alguno de éstos haya sido el caso, esta línea de pensamiento es difícil de confirmar y enfrenta oposición. Si bien es cierto que en películas como "Jurassic Park III" se alude a la comunicación de los dinosaurios e incluso, se menciona el hallazgo de una cámara de resonancia de Velociraptor, el problema en realidad consiste en que no hay pruebas directas que ofrezcan pistas sólidas sobre cómo se comunicaban los dinosaurios.

Es posible que el icónico rugido del Tiranosaurio de Jurassic Park no haya sido nada cercano al sonido que hacía el animal real.
Imagen de Universal Pictures

5) Es muy poco lo que sabemos a ciencia cierta sobre los terópodos extintos

A cada rato, los terópodos nos sorprenden, mostrando ser un grupo cada vez más complejo con cada descubrimiento. Y es que la paleontología, como ciencia, con poca frecuencia ofrece respuestas certeras que puedan considerarse como hechos irrefutables, abriendo así paso a múltiples posibilidades y alternativas a considerar, sustituyendo conocimientos previos al actualizarse con nuevos y corrigiendo percepciones que antes se consideraban correctas, pero que hoy resultan no serlo. Por esta razón, los paleontólogos constantemente dan a conocer información muy distinta a lo que creíamos saber. Ejemplo de esto es el aspecto de dinosaurios de los que no poseíamos demasiado material para estudiar (como ocurrió recientemente con el Espinosaurio y el Deinocheirus) y como éstos, puede haber muchos casos, pues la realidad es que el estudio de fragmentos de huesos, huellas y otros tipos de fósiles no es muy revelador sobre cómo fue, por ejemplo, el comportamiento, las estrategias de caza, los patrones de reproducción y en una gran mayoría de los casos, ni siquiera sobre aspectos tan básicos como la apariencia física de criaturas que han estado extintas durante millones de años. Gran parte de eso consiste mayormente en deducciones y es producto de la especulación.

 Las múltiples transformaciones que ha sufrido la imagen del Espinosaurio con el tiempo refleja la forma en que nuevos descubrimientos y conocimientos cambian nuestra visión sobre estos animales.
Ilustración de prehistoric-wildlife.com

Sin embargo, algo que sabemos con seguridad es que los terópodos no son asesinos sádicos y siempre hambrientos, como se los tiende a presentar en los medios. En la naturaleza, todo organismo hace lo que es necesario para su supervivencia y sabemos que los terópodos no son la excepción. Éstos han habitado el planeta durante más de 160 millones de años, lo que significa que son un grupo sumamente exitoso, indicando a su vez que son más complejos de lo que se suele pensar y que en lugar de ser criaturas irracionales interesadas sólo en cazar y pelear con todo lo que se cruzara en su camino, la ciencia indica que, como todo animal, han sido capaces de desempeñarse eficazmente en su entorno, adaptándose para cumplir roles determinados en su ecosistema y siendo cada especie eficiente y exitosa a su manera y capaz de actuar en pro de su supervivencia, cosa que han hecho durante más de 225 millones de años y así lo sigue demostrando el único linaje de terópodos que ha prevalecido hasta hoy, las aves.

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