2 de agosto de 2014

Dinoficha: Monolophosaurio

Saludos, apreciados lectores. Antes que nada, me disculpo por el tiempo que llevo sin actualizar el blog. Hoy, quisiera compensarlo con la dinoficha de un terópodo poco conocido, pero muy fascinante. Su descubrimiento fue una de las muchas sorpresas que nos ha dado China desde "El Renacimiento de los Dinosaurios" y aún hoy, 30 años después de haber sido descubierto, continúa intrigándonos. Hablo del Monolophosaurio jiangi.

Monolophosaurio
Ilustración de Unlobogris de Deviantart

Localización: Asia
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Tetanuro
Significado del nombre: “Lagarto de una sola cresta”
Tamaño: 4 a 6 metros de largo
Período: Jurásico
Dieta: Carnívoro

Características
El Monolophosaurio fue un dinosaurio carnívoro de tamaño mediano, alcanzando una longitud de 4 o 6 metros, una altura de 2 metros y un peso de 500 ó 700 kilogramos. Presentaba el diseño estandarizado de cualquier terópodo y su cuerpo era de contextura moderadamente robusta. Tenía brazos relativamente largos dotados de afiladas garras que posiblemente eran útiles en la manipulación de alimento. Sus largas patas traseras probablemente le permitían desplazarse con gran rapidez y su larga cola le proporcionaría equilibrio mientras lo hacía. Tenía un cuello moderadamente largo y flexible, similar al del Allosaurio. Su rasgo más distintivo sin embargo, era una cresta cuadriforme en su cráneo. Ésta se extendía desde la punta del hocico hasta la parte superior de las órbitas oculares. Si bien la cresta le daba al cráneo una forma distinta a la del cualquier otro terópodo, el Monolophosaurio también presentaba otras características peculiares. Su cavidad nasal era considerablemente grande con relación a la vista en otros dinosaurios y en sus mandíbulas contenía cerca de 64 dientes que presentaban características heterodontas (variaban de forma y tamaño), lo que es poco usual en los terópodos.

Descubrimiento e Historia
Los primeros fósiles de Monolophosaurio fueron desenterrados en 1984 en la Formación Wucaiwan, ubicada en Xinjiang, China y consistía en un esqueleto bastante completo. Inicialmente recibió el nombre ‘Jiangjunmiaosaurus’, aludiendo a una posada abandonada cerca de donde fue descubierto el fósil, conocida precisamente como 'Jiangjunmiao'. No fue hasta 1993, que los paleontólogos Xijin Zhao y Philip Currie revisaron los fósiles y le asignaron el nombre "Monolophosaurus jiangi", haciendo referencia a la cresta que presentaba la criatura en su cráneo, conservando su antiguo nombre en el binomial. Desde entonces, ha habido controversia en cuanto a su clasificación. Inicialmente, fue ubicado dentro de la familia de los megalosáuridos, pero en estudios posteriores es clasificado como un allosauroide. Tras revisiones más recientes, fue catalogado como un proceratosaurio. Los últimos estudios consideran que el Monolophosaurio fue un megalosauroide basal, pero hay quien indica que sus rasgos lo convierten en un animal más primitivo, siendo clasificado como un tetanuro basal. Aún en la actalidad, existe polémica y duda sobre la clasificación del Monolophosaurio.

Propósito de la Cresta
El Monolophosaurio debe su nombre a la cresta que se extiende a lo largo de su cráneo. Esta es cuadriforme y se extiende desde la nariz hasta la parte superior a donde se ubican las órbitas. A pesar de ser relativamente robusta, hoy se sabe que ésta era una estructura muy delicada, por lo que probablemente no era utilizada como arma o herramienta de defensa. Por tal razón, los paleontólogos sostienen que ésta era más bien empleada para comunicación corporal, siendo utilizada para exhibición al momento de atraer pareja o como señal a la hora de ahuyentar a rivales potenciales. De ser esto cierto, esta cresta probablemente presentaba colores muy llamativos que sirvieran para estos propósitos.

Hábitat
El Monolophosaurio vivió entre hace 170 y 163 millones de años aproximadamente, a mediados del período Jurásico, en lo que hoy conocemos como China. En aquel entonces, una selva tropical abundante en diversos tipos de coníferas, helechos y cicadáceas se extendía por casi todo el terreno que actualmente compone el país. Ocasionalmente, la actividad volcánica moldeaba este exuberante paisaje. Manadas de saurópodos, como el Datousaurio comenzaban a prosperar, obligando a los terópodos a hacerse más y más grandes. Entre ellos, estaba el Monolophosaurio, que posiblemente  daba persecución a los miembros jóvenes de estas manadas, así como a los estegosáuridos como el Huayangosaurio y quizá con más frecuencia, a pequeños ornithópodos como el Yandusaurio. Al mismo tiempo, compartía este hábitat con otros terópodos que probablemente le harían competencia por el alimento, como por ejemplo, el Gasosaurio y con pequeños tiranosauriodes primitivos, tales como el Guanlong, a los que quizá les haya dado caza. Es posible que el Monolophosaurio fuese uno de los principales depredadores de este ecosistema, pero pronto ese puesto sería ocupado por los metriacanthosáuridos.

Comportamiento
Dada la escasa cantidad de especímenes encontrados, es difícil determinar el comportamiento social del Monolophosaurio. Hay quien cree que éste era un animal territorial y agresivo que prefería un estilo de vida solitario. Otros piensan que éste se reunía en grupos de pocos individuos y que de esta forma, podría derribar presas de tamaño considerable. Así mismo, proveería seguridad para los individuos más jóvenes, lo que parecía necesario en su altamente competitivo entorno. No obstante, independientemente de su conducta social, los expertos infieren que es muy probable que con cierta frecuencia surgieran enfrentamientos entre miembros de la misma especie. Especialmente, entre los machos durante la época de reproducción. Algunos creen que éstos harían alguna especie de espectáculo para exhibir su cresta y de esta forma, ahuyentar a sus rivales antes de recurrir a la violencia. 

12 de junio de 2014

Deinocheirus: De Ornithomimosaurio a 'Anatomimosaurio'

Saludos a todos.

Bueno, pues creo que es hora de reposar un poco de las dinofichas y de publicar algo distinto para variar. Así que en esta ocasión, hablaremos sobre una serie de descubrimientos que ha sido objeto de gran atención durante algunos meses, pues están resolviendo un misterio oculto durante muchos años.

Mientras la noticia de un dinosaurio híbrido en la futura secuela de la saga de Jurassic Park, "Jurassic World" puso a los fans de la franquicia con los pelos de punta hace unas semanas, la noticia de un verdadero dinosaurio híbrido ha tenido a los científicos y a los dino-entusiastas con una sonrisa de oreja a oreja. Se trata del Deinocheirus mirificus, un dinosaurio durante mucho tiempo conocido sólo por un par de enormes brazos fosilizados de aproximadamente, dos metros y medio de largo descubiertos en 1965 por la paleontóloga polaca, Zofia Kielan-Jaworowska. Éstos nos dijeron que se trataba de un ornithomimosaurio muy grande, ya que los metacarpos (los huesos de los dedos más cercanos a la palma de la mano) presentaban una longitud similar (una característica distintiva de este grupo), mas no ofrecían más detalles sobre la fisionomía del animal. Sin embargo, luego de casi medio siglo de ser un completo enigma, la verdadera apariencia del Deinocheirus finalmente está saliendo a la luz.

Los brazos descubiertos en 1965

 La historia de cómo este extraño terópodo fue lentamente descifrado se remonta a los años 2006 y 2009, cuando una serie de expediciones coreano-mongolas descubrieron dos nuevos ejemplares. Sin embargo, tras ser extraídos, los fósiles tuvieron diferentes paraderos y parte del material se extravió.

En noviembre de 2013, durante la reunión anual de la Society of Vertebrate Paleontology (SVP) en Los Angeles, California se anunció la recuperación del nuevo material que pudo conservarse. Estos nuevos restos dejaron a la comunidad científica atónita, pues revelaron un detalle muy peculiar sobre la anatomía de este misterioso terópodo, dando a conocer que se trataba de un animal mucho más raro de lo que cualquiera hubiera imaginado. El Deinocheirus presentaba espinas neurales considerablemente largas en las últimas vértebras dorsales, formando una estructura parecida a la apreciable en el Concavenator de España. En otras palabras, el Deinocheirus poseía una joroba o quizá, una especie de vela en su lomo, un rasgo nunca antes visto en ningún coelurosaurio. Mas eso fue sólo el principio.

Entre el nuevo material anunciado en noviembre del pasado año, se encontraba una buena parte del esqueleto, pero aún faltaban las patas traseras y el cráneo del animal, la pieza más importante del rompecabezas. Dichos huesos habían sido robados durante el traslado de los ejemplares y nunca fueron encontrados, pero curiosamente casi al otro lado del mundo, François Escuillié, director del concesionario de fósiles en Gannat, Francia divisó un cráneo sospechoso junto con huesos que parecían pertenecer a las patas traseras de un terópodo de gran tamaño. En 2011, le pidió a Pascal Godefroit del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales en Bruselas que fuese a revisar los huesos. Insinuando que éstas eran las piezas restantes de los ejemplares extraídos durante las expediciones coreano-mongolas, ambos se reunieron con el equipo que organizó las expediciones y para sorpresa y deleite de todos, el cráneo encajaba perfectamente en el esqueleto encontrado en 2006.

El cráneo recientemente recuperado reveló que como en todo ornithomimosaurio, éste era alargado, estrecho en los costados y presenta un pico desdentado, pero algo en él difiere de forma notable. En el extremo del pico, éste se expande y se achata, asemejándose al pico de un pato.

El cráneo recuperado por Escuillié (el fósil en la esquina derecha)

Así, a finales del pasado mes de mayo, se informó la recuperación del material restante, el cual fue enviado de regreso a Mongolia y con esto, también se anunció el nuevo aspecto del Deinocheirus.

El Deinocheirus en su nuevo aspecto. Ilustración de Robin Liesens.

Éste es sin duda un dinosaurio como ninguno visto antes. Es un híbrido que combina características de los ornithomimosaurios, los therizinosaurios, los espinosaurios e inclusive, de los hadrosaurios, pese a que éstos últimos ni siquiera están emparentados con la línea terópoda. De esta forma, se hizo evidente para los paleontólogos que el Deinocheirus estaba haciendo algo diferente a sus relativos de menor tamaño, lo que dio lugar a nuevas discusiones sobre el estilo de vida del Deinocheirus (especialmente, sobre su alimentación). Incluso, se ha especulado sobre la posibilidad de que éste haya ocupado un nicho similar al de algunas aves semiacuáticas, adoptando una dieta omnívora basada en peces y plantas ribereñas. Pero dado que el nuevo material aún no ha sido estudiado con precisión, actualmente resulta complicado llegar a una conclusión. Es necesario analizar más minuciosamente los fósiles para tener una idea más clara de cómo vivía esta criatura. De modo que el misterio del Deinocheirus continúa, pero lentamente se va aclarando.

Ilustración de Andrey Atuchin donde se muestra al Deinocheirus adoptando un estilo de vida parecido al de algunas aves semiacuáticas de la actualidad.

No obstante, ahora sabemos una cosa con seguridad. El Deinocheirus ya no será visto como el ornithomimosaurio gigante con 'manos terribles' que alguna vez cautivó nuestras mentes. Era un animal mucho más extraño y fascinante de lo que habíamos pensado.

30 de mayo de 2014

Dinoficha: Coelophysis

Como sabrán, ya llevo mucho tiempo sin atender el blog. Mil disculpas. Pero bueno, es momento de actualizarlo. Hoy, agregamos la dinoficha de uno de los terópodos más antiguos, un pequeño dinosaurio primitivo que comenzaba a exhibir las características que convertirían a su linaje en uno de los grupos de animales más feroces y a su vez, asombrosos de todos los tiempos. Estimados lectores, con ustedes la dinoficha del Coelophysis bauri.

Coelophysis
Ilustración de Sergey Krasovskiy

Localización: Estados Unidos, Norteamérica
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Coelofísidos
Significado del nombre: “Forma Hueca”
Tamaño: 1.5 a 3 metros de largo
Período: Triásico
Dieta: Carnívoro

Características
El Coelophysis se conoce por una gran cantidad de fósiles. Este pequeño dinosaurio carnívoro tenía una cabeza alargada y puntiaguda en la que resaltaban mandíbulas en las que se alineaban docenas de pequeños y afilados dientes. Presentaba también cavidades orbitales relativamente grandes, lo que sugiere un agudo sentido de la vista. Su cuello era largo y tenía forma de “S” , lo que lo hacía más flexible. Las patas posteriores del Coelophysis también eran largas y fuertes. Además, como lo indica su nombre, sus huesos eran huecos, lo que reducía su peso y le proporcionaba una constitución óptima para movimientos rápidos. Sus miembros delanteros eran más cortos que los traseros, pero eran lo suficientemente largos para proveerle la capacidad de sujetar a su presa. Los dedos de las patas delanteras estaban adaptados para manipular su alimento. Se han encontrado ciertas diferencias entre varios especímenes encontrados. Algunos fósiles parecen tener una estructura más robusta y otros parecen ser más gráciles. Los paleontólogos opinan que puede tratarse de una diferencia entre macho y hembra. A pesar de ser un dinosaurio primitivo, su estructura empezaba a asimilarse a la de los terópodos avanzados.

Descubrimiento e Historia
El Coelophysis fue descubierto al sudoeste de los Estados Unidos en el año 1881 por David Baldwin, quien había trabajado alguna vez para Othniel Charles Marsh y más tarde para Edward Drinker Cope, los dos paleontólogos que dieron origen a la “Gerra de los Huesos”. Ocho años más tarde, en 1889, fue nombrado por Edward D. Cope. Los primeros fósiles de este dinosaurio no permitieron dar una imagen muy detallada del animal. Sin embargo, hoy en día hay más fósiles de este terópodo que de cualquier otro dinosaurio conocido. La mayoría de estos fósiles son provenientes de una cantera de Ghost Ranch (Rancho Fantasma), Nuevo México, donde en 1947 se encontraron camas de huesos repletas de fósiles de este dinosaurio. Algo sumamente sorprendente es que gran parte de estos fósiles son esqueletos completos, lo que proporciona una visión más clara del aspecto de este pequeño dinosaurio carnívoro. La gran concentración de fósiles en este lugar sugiere que la causa de su muerte se pudo haber debido a fenómenos naturales como una inundación repentina. Los numerosos fósiles de Coelophysis hallados en Ghost Ranch han proveído a la paleontología el diagnóstico de toda la especie, sustituyendo al primer fósil descubierto por Baldwin en 1881. Desde el hallazgo en Nuevo México, se han encontrado fósiles de Coelophysis en otros estados como Arizona y Utah. De hecho, se cree que un yacimiento de huellas encontradas en Connecticut pudo haber pertenecido también al Coelophysis, pero aún no hay suficientes pruebas para probar esta hipótesis. Un dato sorprendente que se atribuye al Coelophysis además del firme record como el dinosaurio del cual se han hallado más fósiles, es el hecho de que también fue el primer dinosaurio en viajar al espacio exterior. En 1998 un cráneo de Coelophysis fue llevado a bordo del transbordador “Endeavour” a la estación espacial de Mir, luego de haber viajado 6,000,000 kilómetros en torno a la Tierra, convirtiéndolo en el primer dinosaurio en asomar la cabeza fuera del planeta. 

¿Canibal?
Entre los especímenes descubiertos en Ghost Ranch, algunos fueron objeto de gran atención para los paleontólogos, pues fueron encontrado con lo que parecían ser ejemplares jóvenes de la misma especie en la zona donde se ubicaría el estómago. Al principio, se pensó que las crías habían roto el cascarón del huevo antes del nacimiento, como suele suceder con algunas especies de tiburones, pero en algunos casos, los esqueletos eran muy grandes para tratarse de un recién nacido. De modo que la mejor explicación a la que llegaron los paleontólogos es que el espécimen adulto había devorado al joven, sugiriendo comportamiento caníbal. Sin embargo, actualmente hay controversia sobre si el animal visto dentro de este espécimen es realmente una cría o si se trata de otra especie. Actualmente, se piensa que estos supuestos individuos jóvenes en realidad se tratan de una especie de crurotarsio, mas aún son necesarias más pruebas para determinar esto a ciencia cierta.  

   
Hábitat
El Coelophysis vivió desde hace 225 a 215 millones de años atrás, a finales del período Triásico. El hábitat de este terópodo primitivo estaba principalmente constituido por bosques secos que crecían en áreas montañosas. En dichas áreas nacían grandes ríos de agua dulce que bañaban y alimentaban los bosques. Durante la estación húmeda, éstos producían torrentes que arrasaban con todo a su paso incluyendo dinosaurios como el Coelophysis. A pesar de los diversos monzones que se formaban ocasionalmente, la sequía predominaba en la mayor parte de la zona y la estación seca era constante y tendía a ser muy duradera. Ésta constituía el mayor peligro en las regiones de lo que hoy conocemos como Norteamérica. En este mundo seco y abundante en coníferas, el Coelophysis luchaba por sobrevivir habitando en grandes grupos junto a  criaturas como las Plaquerias, el Demastosuchus, el Rutriodón y el Postosuchus, los cuales no eran dinosaurios.  

Comportamiento
El Coelophysis ciertamente estaba diseñado para la velocidad. Esto era de gran ayuda al momento de perseguir y atrapar a sus presas que en su mayoría debieron consistir en animales pequeños y escurridizos, como pequeños mamíferos, reptiles, insectos, peces y otros dinosaurios pequeños, y para escapar de de los grandes depredadores que vagaban por ese tiempo como los fitosaurios y los rauisúquidos. El hallazgo de Ghost Ranch, Nuevo México consiste quizá en unos mil individuos jóvenes y adultos posiblemente pertenecientes a grupos estructurados. Esto permite teorizar que el Coelophysis era una criatura sociable que podría vivir desde pequeños grupos de menos de diez ejemplares hasta en grandes manadas de docenas de individuos en los que todos podrían haber cooperado para proteger a sus crías y facilitar la obtención de alimento. Sin embargo, debido a la hostilidad del ecosistema del que formaban parte, es posible que los miembros del grupo lucharan entre sí por el alimento y el derecho a reproducirse. Por otra parte, también es posible que en tiempos de desesperación, la especie practicara el canibalismo, pero son necesarios estudios más minuciosos que arrojen nueva luz sobre esta posibilidad.

3 de marzo de 2014

Dinoficha: Tarbosaurio

¡Saludos, lectores y seguidores de MT!

Hace un tiempo, me preguntaron si podía hacer una ficha sobre un pariente muy cercano del T-rex: el Tarbosaurio, uno de los terópodos más grandes conocidos. Sin embargo, para entonces estaba trabajando con otros proyectos y con otros asuntos, pero finalmente llegó el día. Hoy, me complace publicar la dinoficha del alarmante tiranosaurio asiático, Tarbosaurio. Espero les parezca interesante.

Tarbosaurio

Localización: Asia
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Tiranosáurido
Significado del nombre: Lagarto Alarmante
Tamaño: 11 a 12 metros de largo
Período: Cretáceo
Dieta: Carnívoro

Características
El Tarbosaurio es un pariente muy cercano del famoso Tiranosaurio rex y es el dinosaurio carnívoro más grande encontrado en Asia. Llegaba a medir entre 11 y 12 metros de largo y 3.8 de alto hasta las caderas y pesaría entre 4.5 y 5 toneladas, siendo ligeramente menor en tamaño que su primo norteamericano. No obstante, comparte muchos rasgos con el mismo. Al igual que el T-rex, presenta un cráneo considerablemente grande al compararlo con otros terópodos de gran tamaño. Éste llagaba a medir hasta 1.3 metros de largo y era profundo, aunque más angosto el de su contemporáneo occidental. La parte trasera del cráneo no es demasiado amplia, lo que reduce el campo de visión binocular visto en su pariente más avanzado y le inhibe del espacio suficiente para la concentración de grandes músculos en la unión del cuello y la cabeza, por lo que no tendría la misma fuerza de mordida descomunal que caracteriza a su relativo norteamericano. El cráneo estaba compuesto por huesos fusionados que le daban dureza, pero como todo terópodo, contaba con grandes aberturas que lo hacían más ligero. Sus mandíbulas eran enormes y estaban equipadas con una cantidad de entre 60 y 64 dientes, los cuales no eran tan prominentes y gruesos como los del T-rex, pero lo eran lo suficiente para damnificar hueso. Su mandíbula inferior presentaba un borde en la superficie externa del hueso angular que articula directamente con la parte posterior del dentario, quedando sujeto a la mandíbula inferior. Esto pudo haber sido una adaptación ideal para derribar presas arduas como los ankilosáuridos. El único tiranosáurido a parte del Tarbosaurio donde se ha visto esta característica es el Alioramus, siendo esta una razón por la que éste último a menudo se considera un ejemplar juvenil de Tarbosaurio. El cuerpo del Tarbosaurio era moderadamente robusto, siendo menos voluminoso que el del T-rex. Como todo tiranosáurido, esta criatura presenta brazos muy cortos y dos dedos movibles en cada pata delantera. De hecho, sus extremidades delanteras son más cortas con relación al tamaño del cuerpo que en cualquier otro tiranosáurido visto hasta ahora. No se sabe a ciencia cierta cuál era la función de estos miembros delanteros, pero se presume que eran relativamente fuertes, por lo que no serían del todo inútiles. También se teoriza que su reducción pudo haber sido una adaptación para ayudarle a balancear el peso de su enorme cráneo. Sus patas traseras, a diferencia de las delanteras, eran largas y musculosas, lo que probablemente le ayudaría a desplazarse con gran rapidez a la hora de correr. Se han encontrado pequeñas impresiones de piel que resaltan la presencia de escamas. Sin embargo, debido a que este material es muy fragmentario, aún existe controversia sobre si el Tarbosaurio estaba enteramente cubierto de escamas o si contaba con la presencia de plumas, debate que ha ganado auge con el descubrimiento de nuevas especies de tiranosauroides emplumados que habitaron Asia en tiempos anteriores. Debido a que la presencia de plumas o protoplumas en dinosaurios de este tipo se relaciona mayormente a funciones de termorregulación, la mayoría de los expertos coincide en que el Tarbosaurio no requeriría una capa de plumaje sofisticada debido a que el entorno se había tornado mucho más cálido desde que tiranosauroides más primitivos que presentaban esta adaptación lo habitaron y dado que el Tarbosaurio era enorme, su organismo debía quemar calorías más rápidamente que el de éstos, haciendo innecesaria una herramienta de termorregulación externa. Por lo tanto, los paleontólogos estipulan que en el Tarbosaurio, si es que poseía plumas o protoplumas, éstas estarían restringidas sólo a determinadas partes del cuerpo y su función estaría asociada meramente al camuflaje o al lenguaje corporal.

 Descubrimiento e Historia
Los primeros fósiles de Tarbosaurio fueron recuperados entre 1946 y 1949 durante una expedición mongola-soviética a la Formación Nemegt en el desierto de Gobi, Mongolia. Estos primeros fósiles consistieron en huesos pertenecientes a cerca de siete individuos, entre los que destacan tres cráneos, los cuales fueron descritos en 1955 por el paleontólogo ruso, Evgenii Aleksandrovich Maleev, quien los clasificó como especies separadas. Al observar el más grande de los ejemplares, Maleev notó que era muy parecido al Tiranosaurio rex de Norteamérica y consideró que se trataba del mismo género, aunque no necesariamente de la misma especie, por lo que le dio el nombre “Tyrannosaurus bataar” donde el binomial ‘bataar’ proviene del mongol y significa ‘héroe’. Otro de los especímenes fue llamado “Tarbosaurio efremovi”, que en griego significa “lagarto alarmante”, aludiendo el binomial al paleontólogo y autor de ciencia ficción ruso, Iván Yefrémov. Los otros dos ejemplares fueron clasificados como nuevas especies del género ‘Gorgosaurus’ y fueron llamados ‘G. lancinator’ y ‘G. novojilovi’, respectivamente. Diez años más tarde, Anatoly K. Rozhdestvensky estudió los fósiles y descubrió que todos eran individuos de la misma especie y que las diferencias entre ellos se debían a que eran ejemplares de distintas edades. Al publicar su estudio, también los catalogó como un género distinto al Tiranosaurio y los nombró “Tarbosaurio bataar”. No obstante, aunque muchos paleontólogos, incluyendo el mismo Evgeny Maleev estuvieron de acuerdo con las observaciones de Rozhdestvensky, la clasificación de los ejemplares continuó siendo objeto de polémica durante mucho tiempo, hasta que en 1999 la comunidad científica en su mayoría,  aprobaría de forma general el análisis de Rozhdestvensky. No pasaría demasiado tiempo desde el descubrimiento y descripción de los primeros fósiles para que múltiples excursiones fueran dirigidas al Desierto de Gobi y extrajeran más material de Tarbosaurio. Actualmente, se conocen más de 30 especímenes de Tarbosaurio, una cantidad similar a la del material de T-rex recuperado hasta el día presente. En 2012 se desató un conflicto muy serio entre científicos, empresarios e incluso agencias gubernamentales debido a la programación de la subasta de un espécimen de Tarbosaurio que fue ilegalmente extraído de Mongolia. Pese a las dificultades legislativas, el mismo fue subastado por más de un millón de dólares en New York, Estados Unidos a mediados de ese mismo año, pero nunca fue vendido y en cambio, fue devuelto al pueblo mongol en 2013 por decisión de la corte y los responsables enfrentan cargos debido a la adquisición y mercadería ilegal de los fósiles.

El T-rex Asiático
El Tarbosaurio es el segundo tiranosáurido más grande conocido, sólo superado por el Tiranosaurio rex y comparte tantas similitudes con éste que algunos paleontólogos lo llaman “El T-rex Asiático”. Por ejemplo, ambos presentan un cráneo de diseño cuadriforme, el cual es considerablemente grande con relación a terópodos semejantes en tamaño y destaca por sus mandíbulas prominentes y profundas, repletas de grandes y filosos dientes. Tanto el Tarbosaurio como el T-rex presentan brazos notablemente cortos, un cuerpo moderadamente robusto, una diferencia en tamaño mínima y una estructura ósea bastante similar. De hecho, muchos han sugerido que el Tarbosaurio y el Tiranosaurio pudieron haberse tratado del mismo dinosaurio. El hecho de que uno se haya encontrado en Asia y el otro en Norteamérica no es un factor de gran relevancia a la hora de considerar esta teoría, pues es de notar que los dos continentes eran colindantes cuando ambas especies habitaron la Tierra. Sin embargo, varias investigaciones y estudios detallados de los huesos parecen indicar que se trataban de dos animales distintos. El Tiranosaurio era más robusto y su cráneo era más amplio y presentaba un diseño más fuerte y sus dientes eran de mayor longitud y grosor. En el Tarbosaurio, los dientes eran más finos y cortos con relación al tamaño de la mandíbula y tendían a ser más numerosos al ocupar menos espacio, su cráneo era más estrecho y su cuerpo, más esbelto. Estas diferencias ofrecen pruebas de que ambos animales eran dos especies diferentes, afirmación que los paleontólogos parecen tener muy clara. La polémica se centra en determinar si estas especies pertenecían a un mismo género o a dos distintos, como actualmente están clasificados. De probarse que ambas especies pertenecerían a un único género, el nombre “Tarbosaurio” quedaría eliminado y sería reemplazado por “Tiranosaurio bataar”, como lo nombró Evgenii Maleev en un principio. No obstante, el debate continúa y cada vez se encuentran más pruebas que parecen apoyar la validez del género “Tarbosaurus”.

Hábitat
El Tarbosaurio fue el mayor depredador en lo que en la actualidad es Mongolia y China desde hace 70 a 65 millones de años. Durante esta época, lo que hoy son los desiertos de Gobi y Nemegt no se veían muy distintos a cómo se ven en el presente. Entonces como ahora, abundaban amplias zonas áridas poco exuberantes. Sin embargo, pese a que la ubicación geográfica de esta región no difería demasiado a la de la actualidad, es de notar que Asia colindaba con Norteamérica por el noreste, permitiendo el desarrollo de monzones entre ambos continentes. Además, disfrutaba de un mayor acercamiento al océano, pues la parte oeste de Asia aún estaba en formación. Todo esto en conjunto le permitía gozar de una limitada, pero diversa cantidad de climas. La misma permitía la formación de oasis estacionales e incluso, hacía posible la existencia de zonas relativamente exuberantes que eran nutridas por cuerpos de agua estacionarios. Estas áreas incluían desde sabanas hasta bosques poco densos en los que probablemente habitaba la fauna de mayor tamaño. No obstante, es de notar que ocasionalmente, las mismas solían experimentar sequías intensas, obligando a los animales a movilizarse en busca de agua y alimento. Es probable que el Tarbosaurio habitara en estas zonas más exuberantes, donde se valdría de la vegetación alta para acechar a las presas de gran tamaño entre las que se encontrarían los ankylosáuridos como el Pinacosaurio y el Tarchia, los hadrosaurios como el Shantungosaurio y el Saurolophus e incluso saurópodos, como el Nemegtosaurus y el Opisthocoelicaudia. Sin embargo, es probable que ocasionalmente, se viera en la necesidad de movilizarse en busca de alimento y agua especialmente, durante la estación seca, por lo que probablemente haría contacto con la fauna de tamaño menor que habitaba en las zonas menos frondosas. Es posible que también compitiera por el alimento con otros terópodos como los oviraptóridos y ornithomimusáuridos gigantes, tales como el Gigantoraptor y el Deinocheirus, respectivamente, además de enfrentar a los enormes therizinosaurios probablemente herbívoros y de dar caza a otros terópodos más pequeños que incluían oviraptóridos como el Oviraptor, ornithomimusaurios como el Gallimimus, dromeosáuridos como el Velociraptor, troodóntidos como el Saurornithoides e incluso, otros tiranosáuridos como el Alioramus, si es que fue un género separado.

Comportamiento
Existe controversia sobre el comportamiento social del Tarbosaurio. Muchos sugieren que era un animal mayormente solitario, pues su entorno, así como la disponibilidad de alimento en el mismo, podría variar y tornarse inestable repentinamente, implicando mayor competencia entre los depredadores (especialmente, entre los de gran tamaño) por la obtención de comida, por lo que sería preferible adoptar un estilo de vida territorial y antigregario antes que uno social y arbitrariamente estructurado. No obstante, el hallazgo de herbívoros con defensas formidables, tales como ankylosáuridos y saurópodos que probablemente formaban parte del mismo ecosistema que el Tarbosaurio ha motivado a algunos expertos a sugerir que éste pudo haber asumido un estilo de vida grupal que le facilitaría cazar presas como éstas. Más intrigante aún, sin embargo es el hallazgo de varias camas de huesos que contienen múltiples ejemplares de Tarbosaurio, incluyendo individuos en diversas etapas de crecimiento. No obstante, los paleontólogos coinciden en que esto no necesariamente es prueba de comportamiento gregario en la especie, pues no pueden explicar a ciencia cierta a qué se debe la acumulación de estos fósiles en el mismo lugar, pues coinciden en que la misma pudo deberse a diversas razones. Las camas de huesos podrían representar un grupo social que fue enterrado vivo por una avalancha o una corriente de agua, una serie de cadáveres o huesos esparcidos que fueron arrastrados durante una inundación o bien, animales que quedaron atrapados en una trampa natural donde los individuos no necesariamente murieron al mismo tiempo, por mencionar algunos ejemplos. Debido a esta controversia, se desconoce cómo el Tarbosaurio cuidaba de sus crías, aunque se teoriza que éste se reunía temporal o permanentemente en un grupo familiar al menos, hasta que las crías alcanzaran la madurez y pudieran valerse por sí mismas y formar su propia manada o bien, continuar con un estilo de vida solitario. Otra línea teórica sugiere que las crías quedarían al cuidado exclusivo de la hembra hasta durante un período de tiempo determinado y que eventualmente, asumirían una vida independiente, movidos por la insuficiencia de alimento, la intimidación por parte de miembros del mismo grupo y otros factores que implicaría un estilo de vida grupal en un entorno hostil.