Mostrando entradas con la etiqueta Descubrimientos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Descubrimientos. Mostrar todas las entradas

1 de enero de 2016

¿Qué nos trajo el 2015?

Primero que nada, les deseamos un próspero Año Nuevo.

En segundo lugar, le damos la bienvenida a ésta, la primera entrada del año, pero quizá, una de las últimas del blog. Así es. Luego de seis años en la blogósfera, hoy Mundo Terópodo anuncia su clausura. Esto es debido a varias razones que involucran el tiempo que su servidor tiene para mantener actualizado el blog, el hecho de que el mismo ha ganado más auge como un medio sensacionalista con un enfoque del que actualmente su servidor no está particularmente orgulloso, aparte de que la mayoría de la información aquí divulgada puede ser igualmente accesible a través de fuentes más fidedignas, haciendo que tratarla en el blog se sienta un tanto repetitivo e insustancial. Eso, por mencionar algunos ejemplos. De todos modos, el blog permanecerá disponible como testimonio de cómo los medios masivos y las nociones de la cultura popular pueden influir en una mente juvenil como la de su servidor cuando redactaba entradas en este espacio. Sin embargo, esto, más que un adiós, es más bien un nuevo comienzo, pues estamos considerando la posibilidad de abrir otro blog más estable, didáctico y con un contenido más amplio e igualmente interesante en un futuro cercano. De modo que sigan atentos, pues a pesar de que después de hoy, Mundo Terópodo entrará en una etapa de suspensión por un período indefinido, en algún momento, les informaremos sobre la apertura del nuevo blog y sobre lo que en él encontrarán.

Mientras tanto, vayamos al tema principal de la entrada, que son los descubrimientos más impactantes que nos trajo el 2015 en cuanto a terópodos se refiere:

Tumba de Utahraptores
Ilustración de Julius Csotonyi

Comenzamos por mencionar el hallazgo de seis nuevos ejemplares de Utahraptor encontrados en un bloque de piedra arenisca extraído el año pasado de Utah. Éste es parte de un esfuerzo iniciado en 2001 por el paleontólogo, James Kirkland y varios colegas y estudiantes, pero hecho público en enero de 2015. Este descubrimiento ha proporcionado partes del esqueleto del Utahraptor que nunca antes habían sido encontradas y que están esperando descripción formal y algunas de éstas están cambiando varios aspectos de la anatomía de este terópodo. Lo más intrigante de este hallazgo, sin embargo, es el hecho de que el bloque en el que los ejemplares fueron encontrados consiste en lo posiblemente fue un lodazal o una poza de arenas movedizas. Hasta ahora, se ha identificado un Utahraptor adulto, cuatro individuos subadultos y un joven de tan sólo un metro de largo en esta cama de huesos junto a un ornitópodo, pero esto es sólo lo que se ha podido identificar en lo que se ha logrado extraer del bloque. Es probable que el mismo contenga los esqueletos de numerosos animales más que quizá hayan muerto como víctimas de esta trampa natural. Actualmente, se desconoce si los especímenes de Utahraptor encontrados hasta ahora consisten en un grupo de animales que murieron juntos o si quedaron atrapados uno tras otro a lo largo de períodos de tiempo considerables, pero en su búsqueda de respuestas, los paleontólogos no sólo continúan excavando el bloque, sino también analizando los especímenes extraídos del mismo.

Violencia y canibalismo entre tiranosaurios
Ilustración de Luis Rey

A comienzos de abril de 2015, un peculiar espécimen de Daspletosaurio sería el objeto de una minuciosa investigación realizada por el Dr. David Hone. Éste consiste en un ejemplar juvenil de aproximadamente, 6 metros de largo y aún más sorprendente, presenta signos de agresión en el cráneo. Algunos de ellos parecen ser atribuibles a mordidas de otros Daspletosaurios, pues encajan notoriamente con los dientes de éstos. Una marca de mordida en la parte posterior de la cabeza muestra que parte del cráneo se rompió, mas la superficie del hueso muestra indicios de cicatrización, indicando que estas lesiones no fueron fatales y que el animal vivió durante algún tiempo después de que fueron infligidas. Esto a su vez, puede traducirse como evidencia de combate entre miembros de la misma especie, pero más intrigante aún es el hecho de que otras de las muchas mordidas vistas en el fósil parecen haber sido hechas luego de que el animal murió, sugiriendo un posible comportamiento caníbal entre la especie. Esto, no obstante, no es prueba de que un Daspletosaurio haya matado al otro, sino de que simplemente se alimentó de él cuando ya estaba muerto.

El bizarro terópodo herbívoro de Chile
Ilustración de Gabriel Lío

Más tarde ese mes, el paleontólogo Fernando Novas y algunos colegas publicarían un hallazgo que revolucionó nuestro entendimiento sobre los terópodos. Se trata de la primera especie de dinosaurio terópodo encontrada en Chile. El descubrimiento fue realizado por Diego Suárez, de 7 años y su familia en la Formación Toqui, donde se encontró más de una docena de especímenes. El nuevo dinosaurio fue llamado Chilesaurio diegosuarezi en su honor y es uno de los hallazgos más impactantes hechos hasta ahora, pues se trata de una especie de terópodo tetanuro que muestra características hechas para una dieta consistente mayor o exclusivamente en vegetación, siendo este un rasgo muy inusual en dicho grupo de terópodos, ya que estos rasgos son más comúnmente vistos en miembros del grupo de los coelurosaurios. Aún más interesante es el hecho de que el Chilesaurio vivió a finales del período Jurásico, siendo muy anterior a los coelurosaurios conocidos por presentar adaptaciones para una alimentación herbívora. En adición, el Chilesaurio presenta rasgos de diversos tipos de terópodos más avanzados, tales como dos dedos en las patas delanteras (de manera similar a los tiranosáuridos) y un cráneo relativamente corto en cuya punta se situaba un pico, pero a su vez, preserva características comúnmente vistas en especies basales, como el primer dígito de las patas traseras notablemente alargado y un cuello largo y flexible, por lo que se podría decir que se trata del miembro de un grupo transitorio en el linaje de los terópodos.

El terópodo quiróptero
Ilustración de Emily Willoughby

Hoy se sabe que muchos dinosaurios terópodos tenían alas y que en algunos casos, éstas incluso eran aptas para el vuelo. Sin embargo, éstas por lo general, son mayormente formadas por plumas, siendo muy parecidas a las de las aves. Pero a finales del mes de abril, un equipo de paleontólogos dirigidos por el Dr. Xing Xu realizó un descubrimiento sin precedentes en China. Se trata de un nuevo terópodo de la familia de los escansiopterygidos al que se le dio el nombre de Yi qi, que en español quiere decir "ala extraña", nombre que resulta muy apropiado considerando el hecho de que esta rara criatura presenta alas membranosas soportadas por un hueso estiliforme, siendo más parecidas a las de los murciélagos que a las de las aves, una característica nunca antes vista en un dinosaurio alado. El Yi vivió hace aproximadamente 160 millones de años, siendo quizá uno de los primeros dinosaurios voladores, aunque análisis de sus alas sugieren que estaba más hecho para planear recorriendo cortas distancias que para el vuelo propulsado con el aleteo, probablemente habiendo saltado de árbol en árbol para buscar alimento mientras permanecía fuera del alance de depredadores potenciales. El sorprendente estado de preservación del Yi qi con respecto a otros fósiles de escansiopterygidos encontrados está llevando a los expertos a reconsiderar el diseño anatómico de esta enigmática y extraña familia de terópodos.

Nueva especie de Saurornitholestes
Ilustración de TheMorlock de Deviantart

Mientras analizaba un fósil hallado en New Mexico, Estados Unidos en 1999 por Robert Sullivan, el estudiante doctoral y curador del Museo Estatal de Pennsylvania, Steven Jasinski notó algo curioso. El fósil había sido anteriormente clasificado como un ejemplar de la especie Saurornitholestes langstoni, una especie de dromaeosaurio conocida por restos encontrados en Alberta, Canadá y en Montana, E.E.U.U. Al analizar el espécimen más detenidamente, Jasinski encontró diferencias lo suficientemente pronunciadas como para concluir que si bien se trataba de miembro del género Saurornitholestes, lo que tenía en manos era una nueva especie, a la que llamó Saurornitholestes sullivani. Las diferencias más radicales son perceptibles en el morro del animal y en la forma de su cerebro, específicamente, en los bulbos olfativos, los cuales son más extensos y por consiguiente, parecen estar más desarrollados no sólo que los de sus congéneres del norte, sino también que los de otros dromaeosaurios hasta ahora encontrados. El estudio de Jasinski sugiere que el género era más diverso y mostraba signos de estar adaptándose a un rango más amplio de entornos y ecosistemas.

¿Los terópodos colonizan Washington?
Imagen propiedad de PLOS ONE

El estado de Washington, al oeste de los Estados Unidos, es un lugar donde nunca se habían descubierto fósiles de dinosaurios... hasta ahora. A finales de mayo del pasado año, el Dr. Christian Sidor, curador del Museo Burke de Paleontología de Vertebrados, junto al estudiante de postgrado de la Universidad de Washington, Brandon Peecook, describieron parte de un fémur de dinosaurio encontrado en la Formación Cedar District de Washngton, el cual data de 80 millones de años de antigüedad. Tras estudiarlo, los científicos lo identificaron como el característico fémur de un terópodo, aunque de momento, no ha sido posible identificar a qué clase de terópodo pertenece. La parte recuperada mide cerca de 43 cm de largo y 22 de ancho, pero se cree que el hueso completo pudo haber alcanzado una longitud de aproximadamente, un metro. El hallazgo de este fósil en esta zona geográfica fue toda una sorpresa, pues el estado de Washington estuvo mayormente bajo el agua durante gran parte de la Era Mesozoica, haciendo que la recuperación de huesos de dinosaurios en este lugar sea muy inusual. Sin embargo, actualmente se deduce que el terópodo al que pertenecía este hueso pudo haber pisado estas tierras cuando aún estaban más al sur, eventualmente siendo sus huesos trasladados a su posición actual por las fuerzas geológicas. Otra opción que se considera es que el animal haya sido arrastrado hasta esta zona por un fenómeno natural.

 El raptor que definió la imagen de la familia
Ilustración de Chuang Zhao

Hoy es sabido que muchos terópodos, tales como los dromaeosáuridos o comúnmente conocidos como raptores, poseían plumas. Sin embargo, se sabe muy poco sobre cómo era realmente el plumaje de la mayoría de éstos. Especialmente, en las especies más avanzadas y en las de mayor tamaño, ya que no se han encontrado fósiles lo suficientemente preservados para proveer ese tipo de información. No obstante, eso cambió con un nuevo descubrimiento realizado en China en julio de 2015. Se trata de un fósil muy bien preservado de una nueva especie de dromaeosaurio relativamente avanzada a la que se le dio el nombre de Zhenyuanlong suni. El Zhenyuanlong mide dos metros de largo, posee una anatomía similar a la de dromaeosáuridos más avanzados, como el Velociraptor y presenta plumas complejas en todo su cuerpo, así como alas muy cortas en comparación con las de los dromaeosaurios arbóreos con los que compartió su entorno hace 125 millones de años. Sin embargo, el fósil revela que al igual que las de éstos, las alas del Zhenyuanlong consisten en múltiples capas de plumas, siendo similares a las de las aves. Adicionalmente, la cola también parece contar con grandes plumas que formarían una especie de "abanico" a lo largo de ésta. Los expertos deducen que es poco probable que el Zhenyuanlong fuese capaz de volar, sugiriendo en su lugar que las plumas servirían como un medio de lenguaje corporal.

¿Tras las huellas paternas?

Un yacimiento de cerca de 50 huellas excavadas entre 2009 y 2011 en Alemania dio lugar a una interesante teoría sobre el comportamiento de los terópodos que habitaron allí hace 142 millones de años. La bióloga de la Universidad del Sur de Dinamarca, Pernille Venø Troelsen, estudió las huellas, enfatizando en el patrón de las mismas y aplicando sus conocimientos en el comportamiento de organismos actuales a lo que se ve en dos series de huellas diferentes. Una parece pertenecer a un animal adulto que caminaba a una velocidad de 6.3 km/h y la otra, a lo que posiblemente fue un ejemplar juvenil de la misma especie, el cual viajaba a cerca de 9.7 km/h. Esto lleva a deducir que ninguno de los ejemplares estaba moviéndose de forma apresurada, restando validez a la posibilidad de que se trataba de una cacería. Aún así, Troelsen observa que el patrón de las huellas más pequeñas (es decir, las del joven), parece mantener un ritmo paralelo al de las grandes y en ocasiones, se cruzaban. Esto lleva a Troelsen a sugerir que pudo haberse tratado de una cría que caminaba junto a su madre o padre, sugiriendo un comportamiento social complejo. No obstante, siempre está la posibilidad de que ambas series de huellas hayan sido dejadas mucho tiempo una después de la otra, además de que el hallazgo de una tercera serie de huellas perteneciente a un ornitópodo que también se entrecruzaba ocasionalmente con las del par de terópodos, dificulta probar la proposición de Troelsen.

Nuevo neovenatórido de Australia
Ilustración de Julius Csotonyi

En años anteriores, Australia ha proveído hallazgos fascinantes y de gran importancia para nuestra comprensión sobre la distribución y diversificación de los terópodos en el mundo y especialmente, en el Hemisferio Sur. Este misterioso lugar hace 110 millones de años era el hogar de una gran variedad de dinosaurios terópodos, como espinosáuridos, ornithomimosaurios, maniraptores, pero quizá los que se situaban en la cima de la cadena alimenticia eran los neovenatóridos, como lo fue un nuevo espécimen descrito por el Dr. Phil Bell de la Universidad de Nueva Inglaterra a principios de septiembre de 2015, el cual se cree, pudo haber sido el terópodo más grande encontrado en el continente hasta la fecha, midiendo entre 6 y 7 metros de largo. Aún sin haber recibido un nombre formal, el nuevo terópodo estrechamente emparentado con el previamente hallado Astralovenator ha recibido el apodo de "Garra de Lightning" en alusión a Lightning Ridge, el lugar donde fueron descubiertos sus fósiles en 1990, los cuales consisten en una enorme garra de la mano y en huesos fragmentarios del brazo, de la cadera, del pie, de las costillas y de las patas traseras. Estudios futuros esperan arrojar más luz sobre este nuevo terópodo, así como la asignación de un nombre formal para el mismo.

El retorno del Sigilmassasaurio y sus implicaciones

Como es sabido, en 2014, el paleontólogo Nizar Ibrahim trajo a la luz pública una nueva reconstrucción del Espinosaurio basada en nuevo material recuperado, en lo que se conoce del holotipo, en características óseas apreciables en otros espinosáuridos y en material asignado a la especie. Parte de este material asignado incluye algunas de las vértebras del cuello, las cuales en un principio habían sido asignadas a una especie dudosa llamada Sigilmassasaurio brevicollis y posteriormente atribuidos al género Spinosaurus. A finales de octubre de 2015, sin embargo, el estudiante doctoral de la Universidad de Oxford, Serjoscha W. Evers, analizó algunos huesos recuperados de Marruecos, incluyendo los del ejemplar descrito por Ibrahim un año antes y llegó a la conclusión de que éstos muestran diferencias con respecto a los apreciados en el holotipo de Espinosaurio aegytiacus, lo que lleva a la posibilidad de que quizá no sean huesos de Espinosaurio después de todo. Al comparar los fósiles, Evers señaló diferencias morfológicas en algunas vértebras y huesos de las patas. Esto no sólo haría del Sigilmassasaurio una especie válida, sino que además, pone en cuestión parte de la reconstrucción del Espinosaurio propuesta por Ibrahim (especialmente, aquellas partes basadas en material asociado). Sin embargo, no la invalida del todo, especialmente teniendo en cuenta las proporciones similares que se aprecian tanto en el ejemplar de Ibrahim como en el segundo ejemplar descrito por Stromer en 1934. En adición, Evers también consideró otros huesos encontrados en Marruecos y en el proceso, encontró otras vértebras aisladas que no corresponden con el material actualmente asignado al Sigilmassasaurio, lo cual sugiere la presencia de al menos, dos espinosáuridos en la zona. No obstante, estudios más minuciosos son necesarios para determinar si estas vértebras son de Espinosaurio o de otra especie potencialmente desconocida hasta el momento.

Revelación del patrón del plumaje del Ornithomimus
Ilustración de Julius Csotonyi

Un nuevo ejemplar de Ornithomimus descrito por su propio descubridor, el estudiante de la Universidad de Alberte, Aaron van der Reest y otros paleontólogos a finales de octubre del pasado año ha revelado información valiosa que nos lleva a redefinir nuestra percepción de este terópodo. Anteriormente, ya se habían descubierto varios especímenes con evidencia de plumas, pero este nuevo ejemplar ofrece una detallada imagen de cómo estaba distribuido el plumaje en la especie, mostrando por primera vez una cola lo suficientemente preservada para apreciar el patrón de las plumas en esa parte del cuerpo. Tras observar detalladamente el fósil, los paleontólogos se percataron que las plumas estaban presentes en casi todo el cuerpo, pero no lo estaban en gran parte de las patas traseras, estando restringidas a la parte superior. En cambio, las patas traseras del Ornithomimus estaban mayormente cubiertas de escamas. Los expertos sugieren que esto era probablemente una adaptación desarrollada durante millones de años de evolución que permitía a los ornithomimosaurios ajustarse al clima cada vez más cálido que experimentaba su cambiante entorno, como probablemente también es el caso de las avestruces en la actualidad.

¿T-rex caníbal?
Foto de Matthew McLain

Pese a que desde hace ya algunos años se han estado descubriendo pruebas de canibalismo en tiranosaurios, el 2015 parece haber impuesto un récord en cuanto a la cantidad de éstas. Un hueso de tiranosaurio descubierto por un equipo dirigido por el paleontólogo Matthew McLain durante una expedición a Wyoming se suma al fósil de Daspletosaurio descrito par David Hone el pasado mes de abril. Esta vez se trata de un hueso de 66 millones de años de antigüedad, siendo probablemente de Tiranosaurio rex o bien, de Nanotyrannus lancensis de ser éste una especie válida, ya que éstos son los únicos tiranosáuridos conocidos de esa época. El hueso parece estar roto por ambos extremos y muestra múltiples y profundas marcas, sugiriendo que otro animal dañó el hueso mientras se alimentaba de la carne del espécimen una vez muerto éste. Una de las marcas muestra ranuras que sólo pueden ser atribuibles a los dentículos presentes en los dientes de los terópodos y dado que el único tipo de terópodo conocido que puede dejar marcas como las observadas en el fósil es un tiranosáurido, los paleontólogos consideran la posibilidad de que se trate de un caso de canibalismo. No sólo eso, sino que de confirmarse que el Nanotyrannus era un T-rex juvenil, este hallazgo haría que la línea teórica más probable sea la que sugiere que el famoso Tiranosaurio rex pudo haber sido un caníbal.

El gran raptor de Hell Creek
Ilustración de Emily Willoughby

Los dromaeosaurios son conocidos por ser una familia de terópodos carnívoros relativamente pequeños, sólo con algunas excepciones que parecen superar los tres metros de largo. A finales de octubre del año pasado, Robert A. DePalma publicó el descubrimiento de una de esas excepciones. Se trata del Dakotaraptor steini, una nueva especie de dromaeosáurido que según se estima, pudo haber alcanzado los 5.5 metros de largo, siendo sólo superado por el Utahraptor, de 7 metros. No obstante, el Dakotaraptor sólo se conoce por un esqueleto parcial consistente en una vértebra del lomo, diez de la cola, algunos huesos de los brazos y varios huesos de las patas traseras, incluyendo una de las garras en forma de hoz típicas del grupo. Originalmente, se reportó también la recuperación de una espoleta, pero más tarde, en diciembre, la paleontóloga Victoria M. Arbour y otros autores señalarían que ésta era en realidad un hueso de tortuga que posiblemente se había mezclado entre los huesos del espécimen. Una particularidad interesante del Dakotaraptor es el hecho de que fue encontrado en la Formación Hell Creek, datando de 66 millones de años de antigüedad. Esto ha llevado a que se considere la posibilidad de que este dromaeosaurio haya podido presentar competencia para depredadores más grandes de la zona, como el famoso Tiranosaurio rex. Sin dejar esto de ser una posibilidad razonable, también es necesaria la obtención e inspección de más material para determinar con mayor certeza el estilo de vida de esta nueva especie de dromaeosaurio y su relación con las otras criaturas de su ecosistema.

Referencias:
  1. http://news.nationalgeographic.com/news/2015/01/150106-utahraptor-death-trap-fossil/
  2. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/04/150409083201.htm
  3. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/04/150427124631.htm
  4. http://phenomena.nationalgeographic.com/2015/04/29/chinese-dinosaur-had-bat-like-wings-and-feathers/
  5. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/05/150511125312.htm
  6. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/05/150520151618.htm
  7. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/07/150716101509.htm
  8. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/08/150810145815.htm
  9. http://www.australiangeographic.com.au/blogs/austropalaeo/2015/09/new-dinosaur-is-australia%E2%80%99s-largest-carnivore
  10. https://qilong.wordpress.com/2015/10/20/pale-spinos-sigilmassasaurus/
  11. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/10/151028130854.htm
  12. http://www.sciencedaily.com/releases/2015/10/151029134652.htm
  13. http://www.sci-news.com/paleontology/science-dakotaraptor-steini-new-dinosaur-south-dakota-03410.html

27 de septiembre de 2015

Documental "Más Grande que el T-Rex"

¡Muy buenas a todos!

Es un placer anunciar que hoy, Mundo Terópodo celebra 6 años desde su apertura. Por eso, deseamos agradecer a todos los lectores que con su interés mantienen nuestro deseo de seguir creciendo y ampliando nuestro contenido con más información, curiosidades, y otros recursos sobre las fascinantes criaturas que son los terópodos. Todo esto es por ustedes y para ustedes. De modo que encarecidamente, les decimos: ¡Muchas gracias!


Con eso dicho, los que han estado siguiendo el blog recordarán que el año pasado para estas fechas, tratábamos un tema que le dio la vuelta al mundo y aún hoy sigue dando de qué hablar. Es el tema de lo que algunos llamamos "La Revolución del Espinosaurio" y como indica el título, en la entrada de hoy presentamos un documental reciente sobre cómo comenzó ese evento, que en realidad no es algo que surgió hace apenas un año, sino que ha estado tomando forma desde hace más de un siglo, cuando esta criatura fue descubierta. Y aunque en este blog hemos estado atentos a los nuevos descubrimientos que han marcado dicha revolución, nada como un medio audiovisual que nos brinde un acercamiento más directo a los hechos y a las personas que hicieron posible la misma. Con esto, les dejamos el documental, "Más Grande que El T-Rex":

 Esperamos haya sido de su interés. Hasta la próxima.

22 de junio de 2015

Documentales "Lucha a Muerte de Dinosaurios" y "T-Rex: El Superviviente"

Un saludo a todos.

En esta ocasión, no tenemos una entrada convencional. Hoy, compartiremos información de una forma distinta y es a través de un par de documentales recientemente lanzados por la cadena National Geographic relacionados con el tema principal del blog.

El primero es "Lucha a Muerte de Dinosaurios", el cual explora un nuevo e inusual fósil que ofrece nuevas pistas sobre el misterio de la controversial identidad del tiranosáurido pigmeo de Norteamérica, al que algunos identifican como un Tiranosaurio joven y otros, como una especie distinta a la que se conoce como Nanotyrannus lancensis.


El segundo documental es "T-Rex: El Superviviente", programa que trata sobre los aspectos biológicos y etológicos detrás de la sorprendente capacidad del T-rex y otros tiranosáuridos de sobrevivir a los múltiples daños a los que estaban expuestos en su vida como depredadores.

Actualizado: En vista a que el video de "T-Rex: El Superviviente" ha sido eliminado de YouTube, a continuación se provee un enlace alternativo donde podrá disfrutar del documental. Perdone los inconvenientes y gracias por su comprensión:

Próximamente, se publicarán más entradas como esta y esperamos que sean de su agrado e interés.

2 de enero de 2015

¿Qué Nos Trajo el 2014?

¡Feliz Año Nuevo a todos!
Pues un poco atrasado, pero sin falta. Bueno, antes de ir al tema principal, confieso que tenía pensado publicar esta entrada antes del nuevo año, pero debido a una serie de contratiempos, me vi obligado a aplazarla y postearla como la primera entrada del 2015. Dicho esto, como lo indica el título, en este post pretendo contestar la pregunta  "¿Qué nos trajo el 2014?" haciendo un resumen de los hallazgos y descubrimientos más relevantes del año pasado en lo que se refiere al estudio de los terópodos. Tengan en cuenta sin embargo que sólo cubro algunos de los descubrimientos (no todos) que destacaron en los medios durante el pasado año y otros que no lo hicieron tanto, pero que no por seo dejan de ser interesantes o valiosos para el progreso de la paleontología como ciencia.

Para comenzar, tenemos un hallazgo sin precedentes hecho a principios de enero del año pasado. Se trata de los primeros dinosaurios identificados en Arabia Saudita, territorio que durante gran parte de la Era Mesozoica estaba situado varios metros bajo el agua. La zona de donde fueron extraídos los fósiles y éstos en sí datan de 72 millones de años, tratándose de una época cercana al final de la Era Mesozoica. Uno de los dinosaurios identificados aquí por el equipo de investigación dirigido por el Dr. Benjamin Kear es un abelisáurido, tratándose de un grupo exitoso del cretácico tardío, pero muy poco común en la zona. Se cree que el animal pudo haber alcanzado 6 metros de largo y aún no ha recibido un nombre genérico.

Pero este abelisáurido no es la única sorpresa que emergió de un territorio casi inexplorado paleontológicamente. Poco más de un mes más tarde, un equipo de paleontólogos japoneses y malayos, descubrió en Malasia lo que parece ser un conjunto de dientes de dinosaurio. Uno de ellos fue identificado al instante. Éste medía 23 milímetros de largo y 10 milímetros de ancho, era cónico y afilado y presentaba pequeños dentículos en los bordes. Con sólo observar su forma, se hizo evidente que se trataba de un diente de espinosáurido. Estos son los primeros restos de dinosaurio encontrados en la zona, por lo que los científicos están tomando medidas para la aprobación de leyes que protejan la misma y limiten su acceso exclusivamente a investigadores certificados y esperan realizar estudios más detallados sobre la paleobiota de la misma en futuras expediciones.

Diente de espinosáurido descubierto en Malasia
(Fotógrafo no identificado)

Pocas semanas después, a inicios de marzo, se publicó la reclasificación de la especie de Torvosaurio encontrada en la Formación Lourinha de Portugal, a la que se le dio el nombre de Torvosaurus gurneyi. Inicialmente, los paleontólogos lo habían clasificado como un nuevo ejemplar de Torvosaurus tanneri, pero tras estudios más detallados y la recuperación de más material, se identificaron diferencias en la forma de las mandíbulas y el tamaño y la cantidad de los dientes en proporción, además de las diferencias previamente conocidas, como lo es el tamaño de la especie norteamericana con respecto al de la europea. Pero el nuevo estudio, dirigido por paleontólogos Christophe Hendrickx y Octavio Mateus, dice aún más. Mientras las estimaciones de longitud situaban a los ejemplares portugueses entre los 11 y los 12 metros de largo, según esta investigación, el Torvosaurio gurneyi no superaba por mucho los 10 metros de longitud. No obstante, aún es considerado el mayor terópodo descubierto en Europa.

Torvosaurio gurneyi
Ilustración de Sergey Krasovskiy

Por otro lado, el Torvosaurio no fue el único objeto de estudio que llevó a una la conclusión de que una especie de terópodo resultó ser otra distinta. Más tarde, ese mes, se publicó un caso aún más interesante. Varios fósiles de tiranosáurido previamente descubiertos en Alaska fueron estudiados con precisión por paleontólogos del Perot Museum of Nature and Science de Texas, Estados Unidos. La clasificación de estos fósiles fue muy controversial durante varios años, pero tras este estudio se determinó que se trataban de una especie desconocida hasta entonces. Los investigadores la llamaron Nanuqsaurio hoglundi, el cual estaba más estrechamente relacionado con los tiranosaurinos, como el T-rex y el Tarbosaurio, que con los albertosaurinos, como el Albertosaurio y el Gorgosaurio. Sin embargo, presentaba una característica poco común en este grupo. Su longitud no era superior a los 6 metros, mientras que sus parientes más cercanos tendían a superar los 10 metros de largo. Su cráneo sólo medía 63.5 centímetros, lo cual es pequeño con relación al de la mayoría de sus relativos. No obstante, lo más interesante de esta especie es el propio lugar donde fue encontrado, ya que los huesos de tiranosáuridos en las cercanías del polo son muy raros, por lo que se había sugerido que este grupo particular no estaba del todo adaptado al ecosistema ártico. De hecho, los autores del estudio sugieren que este tiranosáurido relativamente pequeño estaba perfectamente acoplado a dicho ecosistema y que su propio tamaño es indicio de ello, ya que al ser más pequeño que sus parientes más cercanos, requerirá menos alimento y probablemente, sería más activo, lo cual es una ventaja en un ambiente inestable como probablemente lo tuvo lo que hoy es el estado alasqueño a finales del Cretáceo.

Una madre Nanuqsaurio y sus crías
Ilstración de FabrizioDeRossi de Deviantart

Semanas más tarde, un equipo de paleontólogos estadounidenses dirigido por el Dr. Matthew Lamanna describió un nuevo terópodo perteneciente a un linaje poco común en Norteamérica. Se trataba de un caenagnátido, una familia perteneciente al grupo de los oviraptorosaurios. El nuevo dinosaurio fue llamado Anzu wyliei y se conoce por restos de tres esqueletos parciales descubiertos en Dakota del Sur que, en conjunto, forman un esqueleto casi completo. Dos de éstos muestran señales de heridas cicatrizadas cuyas causas aún no se con certeza, aunque se ha especulado que pudieron haber sido producidas durante una confrontación entre individuos de la misma especie. Con el material recuperado, los investigadores estimaron su longitud en aproximadamente, 3.35 metros, convirtiéndolo en el oviraptorosaurio más grande encontrado en Norteamérica. Es de reconocer que también es uno de los últimos, datando de aproximadamente 66 millones de años, siendo 4 millones de años posterior a su pariente más cercano, el Chirostenotes y compartiendo su entorno con dinosaurios más conocidos, como el Triceratops y el T-rex. Los científicos sugieren que el Anzu era omnívoro y que su dieta consistía principalmente en plantas, aunque es probable que también se alimentara de insectos, reptiles pequeños, mamíferos primitivos y huevos de otros dinosaurios, por nombrar algunos ejemplos. No obstante, el Anzu no sólo ofreció respuestas sobre su especie. Tras una serie de observaciones, el equipo de investigación determinó que el Gigantoraptor, el oviraptorosaurio más grande conocido hasta la fecha, estaba más emparentado con el Anzu y con otros caenagnátidos que con los oviraptóridos, contrario a lo que se había sugerido anteriormente.

Anzu wyliei
Representación de Masato Hattori

Pero cuando el Anzu arrojó nueva luz sobre un grupo de terópodos común en Asia, pero raro en el hemisferio occidental, una historia invirtió los papeles. Mientras que los tiranosáuridos son frecuentemente hallados en Norteamérica, a principios de mayo se hizo público el descubrimiento de una nueva especie de tiranosáurido asiático y éste era muy distinto a la mayoría de los miembros de la familia conocidos hasta entonces. Esta criatura tenía mandíbulas alargadas y un morro puntiagudo y sus dientes eran considerablemente finos en comparación con los de sus parientes más cercanos. Estas características son normalmente vistas en ejemplares jóvenes del grupo, pero al examinar los fósiles de este nuevo ejemplar, el equipo de investigación a cargo del estudio, conformado por científicos de la Academia China de Ciencias Geológicas y de la Universidad de Edimburgo, notaron la peculiaridad de que éste era un animal casi adulto o bien, alcanzando la adultez temprana, alcanzando una longitud aproximada a los 9 metros. Los investigadores lo llamaron Qianzhousaurio sinensis y basándose en sus características, sugieren que pudo haber empleado un nicho diferente al de sus relativos. Sus fósiles datan de 66 millones de años, aproximadamente, por lo que se ha determinado que fue contemporáneo y probablemente, presa de su primo mayor, el Tarbosaurio. El descubrimiento del Qianzhousaurio llevó a la definición de una nueva rama dentro de la familia de los tiranosáuridos llamada Alioramini, que hasta ahora incluye a los géneros Alioramus y Qianzhousaurus.

Cabeza del Qianzhousaurio sinensis
Ilustración de MALvit de Deviantart

No obstante, China aún tenía más por ofrecer. Aproximadamente un mes más tarde, se anunciaría el hallazgo del microraptorino más grande encontrado hasta hoy. Su descubrimiento fue publicado por el Dr. Luis Chiappe, del Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles, California, quien dirigió la investigación. El dinosaurio recibió el nombre de Changyuraptor yangi y es anatómicamente muy similar al Microraptor, pero casi medio metro más largo, llegando a medir 1.3 metros de longitud y 4 veces más pesado, pesando cerca de 4.1 kilogramos. Una característica resaltante de esta criatura son las inusualmente largas plumas de la cola, que llegaban a medir casi 33 centímetros, lo cual según los investigadores, pudo haber sido una herramienta útil para controlar sus movimientos mientras planeaba de árbol en árbol.

Changyuraptor yangi comparado con un ser humano
Ilustración de Stephanie Abramowicz

Luego de unos meses, otro descubrimiento poco usual tuvo lugar. Mientras la mayor parte de los yacimientos de fósiles de dinosaurios en Sudamérica se centran en Argentina y Brasil, una zona poco explorada del continente está comenzando a revelar sus misterios: la formación La Quinta en Táchira, Venezuela. A principios de octubre se describieron unos huesos descubiertos en febrero de 2013. Éstos consistían en una tibia y una pelvis fragmentaria que por su forma, sólo podían pertenecer a un terópodo, siendo el primero hallado en el país. Su descubridor, Ascanio Rincón, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas lo nombró Tachiraraptor admirabilis. Los fósiles datan de 200 millones de años, antigüedad que alude a las etapas iniciales del Período Jurásico, por lo que no es de extrañarse que el Tachiraraptor muestre características de dinosaurios primitivos, como los neoterópodos basales (como los coelophysoides y los dilophosáuridos), que constituían el grupo de terópodos más común de la época y al cual probablemente pertenecía esta recién descubierta especie. La tibia muestra un buen estado de preservación y se afirma que mide cerca de 25 cm, por lo que comparándolo con dinosaurios similares, se calcula que el animal entero mediría aproximadamente, 1.5 metros de largo. Además de los datos que se obtienen sobre el dinosaurio en sí, el hallazgo del Tachiraptor arroja nueva luz no sólo sobre el paleoambiente de la zona ecuatorial, sino también sobre el papel que jugó la ruptura del supercontinente Pangea en el desarrollo de los primeros dinosaurios y su distribución.

Tachiraraptor cazando un grupo de Laquintasauras
Ilustración de Maurílio Oliveira

Menos de una semana después, se publicó una noticia que estremeció al mundo. Tras un siglo de misterio y controversia, un equipo de la Universidad de Chicago reveló el hallazgo de nuevos restos del enigmático Espinosaurio aegyptiacus. Los nuevos fósiles dieron a conocer que esta criatura estaba mejor adaptada a un estilo de vida acuático de lo que se había imaginado previamente y proporcionaron  pruebas de que este dinosaurio no sólo estaba perfectamente diseñado para la natación, sino también de que probablemente pasaba más tiempo y se desempeñaba mejor en agua que en tierra. Los investigadores propusieron algunos cambios en la anatomía del animal que revolucionaron por completo nuestra visión sobre el mismo. Entre ellas, una nueva disposición de las espinas neurales que forman una estructura sinusoidal en lugar de la forma semicircular sugerida previamente, un cuerpo más esbelto, unas dimensiones no muy superiores a los 15 metros, un cuello y una cola más largos y flexibles y lo más sorprendente, unas patas traseras considerablemente cortas con relación a la mayoría de los terópodos, las cuales muestran adaptaciones perfectas para trasladarse en un entorno húmedo y para movilizarse en el agua, convirtiéndose en el primer dinosaurio semiacuático del que se tiene registro. Puede leer más al respecto aquí.

Espinosaurio nadando
Representación de Masato Hattori

Sin embargo, el Espinosaurio no fue el único terópodo afectado por una revolución. Un mes después, se le uniría el Deinocheirus mirificus, del cual se habían estado revelando nuevos detalles desde el pasado verano tras la recuperación de nuevos especímenes. Ahora sabemos que esta criatura fue más rara de lo previamente supuesto. Su tamaño, anteriormente objeto de polémica, se estimó en unos 11 metros de largo y a pesar de ser un ornithomimosaurio, tenía una constitución notablemente robusta y contaba con características que nunca se hubieran sospechado de no haber sido descubierto el nuevo material. Entre ellas, una joroba que recorría su lomo y un cráneo más similar al de un hadrosaurio que al de un ornithomimosaurio. Además, se encontraron gastrolitos entre las costillas de unos ejemplares y junto a éstos, vértebras de peces, lo que sugiere una dieta variada que incluía plantas blandas y fauna acuática. Puede leer más sobre este tema aquí y aquí.

Deinocheirus alimentándose junto a un par de Saurólophus
Ilustración de Vitor Silva

Por otra parte, un tercer terópodo antiguamente descubierto sería parte de las revoluciones paleontológicas del 2014, el famoso Archaeopteryx lithographica. Tras la recuperación de un nuevo ejemplar en 2011, se ha estado realizando una serie de estudios sobre el mismo. El nuevo estudio, llevado a cabo por el Dr. Oliver Rauhut de la Ludwig Maximilians Universität de Munich, Alemania ofrece nueva información sobre el patrón del plumaje de esta criatura. El estudio da a conocer que inicialmente, los primeros terópodos emplumados habían desarrollado una capa de plumas para propósitos de termorregulación y exhibición y posteriormente, para levantar el vuelo. En el caso del Archaeopteryx, se conserva un patrón en el que se observan varios tipos de plumas que muestra esta transición. Del mismo modo, el estudio reveló nuevos detalles sobre la anatomía de este pequeño terópodo, como por ejemplo, el hecho de que tenía las patas traseras cubiertas por plumas que parecían formar un segundo par de alas, similar al que se ve en los microraptorinos, además de que presentaba una apertura en el abanico de plumas que recorre su cola, apreciable al final de la misma. Dicho estudio se realizó a principios de julio, pero la revolución del Archaeoteryx no termina aquí. El pasado mes de noviembre fue testigo de otra transformación de esta criatura, cuando el investigador, Ryan Carney de la Brown University, quien en 2012 había examinado un ejemplar de Archaeopyeryx, revelando que la coloración de las plumas presentaban un patrón mayormente blanco con pigmentos negros, realizó un nuevo estudio sobre los patrones de color del dinosaurio, revelando que los patrones oscuros fueron más difundidos de lo apreciado anteriormente.

Diseño más cercano al nuevo Archaeopteryx
Ilustración de Samantha Welker

Pero las sorpresas de 2014 no culminaron con la transformación del Archaeopyeryx. Curiosamente, abrimos el post con abelisáuridos y lo cerraremos con ellos. Y es que el pasado 20 de diciembre se publicó el hallazgo de restos de una nueva especie de abelisáurido en la Formación Anacleto de la Patagonia, Argentina durante una expedición italiano-argentina. El nuevo dinosaurio aún no ha sido nombrado y a pesar de ser fragmentarios, sus fósiles muestran pertenecer a un animal de tamaño medio y presentan diferencias con respecto a las especies encontradas en dicha formación, la cual data de 75 millones de años.

El 2014 nos trajo nuevos conocimientos que ayudaron a responder algunas interrogantes que nos desconcertaban sobre estas fascinantes bestias y a su vez, nos llevaron a plantearnos nuevas preguntas que nos permiten expandir nuestra búsqueda de información y abrir nuestras mentes a los misterios de los terópodos y del mundo en que éstos vivían. La interrogante ahora es ¿Qué nos depara el 2015? La respuesta será respondida eventualmente, durante el nuevo año, pero desde ya sabemos una cosa: Los terópodos seguirán sorprendiéndonos  con cada descubrimiento realizado. 

Fuentes:
  1. http://www.sciencedaily.com/releases/2014/01/140107092829.htm
  2. http://www.sciencedaily.com/releases/2014/02/140224204737.htm
  3. http://www.sci-news.com/paleontology/science-torvosaurus-gurneyi-giant-dinosaur-portugal-01794.html
  4. http://www.sci-news.com/paleontology/science-nanuqsaurus-hoglundi-tyrannosaur-alaska-01803.html
  5. http://www.sciencedaily.com/releases/2014/03/140319195817.htm
  6. http://fundaciondinosaurioscyl.blogspot.com/2014/03/cientificos-descubren-restos-de-un.html
  7. http://news.nationalgeographic.com/news/2014/05/140507-pinocchio-rex-dinosaurs-tyrannosaurus-science-new-species/
  8. http://www.sci-news.com/paleontology/science-changyuraptor-yangi-feathered-dinosaur-china-02065.html
  9. http://www.lanacion.com.ve/regional/el-laquintasaura-y-el-tachiraptor-los-dos-tachirenses-prehistoricos/
  10. http://www.en.uni-muenchen.de/news/press-services/press-releases/2014/archaeopteryx.html
  11. http://www.sciencedaily.com/releases/2014/11/141105084824.htm
  12. http://theropoda.blogspot.com/2014/12/un-nuovo-abelisauride-dalla-formazione.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+blogspot%2FaJKG+%28Theropoda%29

22 de octubre de 2014

Secretos del Deinocheirus Finalmente Revelados

Bueno, seguro que muchos recordarán la entrada "Deinocheirus:De Ornithomimosaurio a Anatomomosaurio" publicada el pasado verano y ya están al tanto del nuevo aspecto del Deinocheirus, pero hoy el material que nos revelaría la extraña apariencia de este animal ha sido oficialmente publicado y el resultado es mucho más sorprendente de lo que imaginábamos.

Ilustración de Michael Skrepnick

El autor primario del artículo, publicado en la revista Nature, es Yuong-Nam Lee del Instituto de Ciencias Geológicas y Recursos Minerales de Korea.

Anteriormente, se nos había anunciado que este dinosaurio tenía una peculiar elevación en las espinas neurales y un cráneo pequeño, angosto y desdentado, pero aplanado y extendido en el frente, siendo diferente al de cualquier otro terópodo. Pero el artículo de Lee y sus colegas nos dice aún más.

Ahora sabemos que el Deinocheirus era un animal de 11 metros de largo y 6 toneladas de peso con mandíbulas inferiores relativamente profundas. Sin embargo, la forma de su cráneo y su tamaño con respecto al resto del cuerpo indica que éste no estaba hecho para ejercer demasiada fuerza.

 Los nuevos fósiles sugieren que el Deinocheirus no era estrictamente carnívoro, como la mayoría de los terópodos. La forma de su cuerpo no lo hacía un corredor rápido, como sus relativos, por lo que es poco probable que fuese capaz de perseguir una presa huyente. Además, el diseño de sus mandíbulas desdentadas no era el apropiado para un depredador.


Según Lee, el Deinocheirus se alimentaba principalmente de vegetación blanda. Sobre todo, de plantas acuáticas. Su pico está perfectamente diseñado para arrancarlas, mas no para masticarlas. No obstante, el hallazgo de 1,400 de piedras dentro del torso de los especímenes ofrece una respuesta más clara de cómo el animal se alimentaba. Este hallazgo llevó a los expertos a teorizar que como algunas aves y otros dinosaurios herbívoros, el Deinocheirus ingería piedras para moler la vegetación en su estómago, adoptando éstas el nombre de "gastrolitos".

Pero eso no es todo. Restos de peces fueron encontrados entre las piedras. Esto apoya la idea de que Deinocheirus era omnívoro y que aparte de plantas, también se alimentaba de peces y otros vertebrados pequeños.

De acuerdo a este planteamiento, es posible que las "manos terribles" que le dieron su nombre fuesen utilizadas para excavar en busca de alimento o atraer ramas altas hacia su boca, como se ha sugerido para los therizinosaurios.

El equipo de Lee también demostró que los huesos al final de la cola del Deinocheirus estaban fusionados en una sola estructura llamada "pigóstilo", la cual es común en las aves modernas y funciona como soporte para plumas largas en el extremo de la cola. Teniendo esto en cuenta, los expertos ahora indican que es probable que el Deinocheirus tuviera una especie de "abanico de plumas" al final de su cola.

Sin embargo, el misterio del Deinocheirus sólo está empezando a aclararse. Aún hay muchas interrogantes por responder y numerosos secretos por revelar sobre este asombroso terópodo. 

Fuente: 
http://phenomena.nationalgeographic.com/2014/10/22/deinocheirus-exposed-meet-the-body-behind-the-terrible-hand/

12 de septiembre de 2014

La Nueva Cara del Espinosaurio

Bueno, seguro que muchos recordarán el "Fan-Favorite Post" de este blog, "La Verdadera Cara del Espinosaurio". Pues hoy, luego de más de cuatro años de su publicación, podríamos decir que el artículo tiene su secuela, pero esta secuela podría implicar reescribir a su predecesora y prácticamente, todo documento que se haya escrito sobre el Espinosaurio hasta la fecha.

En nuestra última entrada, hablamos sobre la exhibición, "Espinosaurio: Gigante Perdido del Cretáceo", la cual inició hoy, en Washington DC, Estados Unidos. Mencionamos que en ésta se presentaría una nueva reconstrucción basada en nuevo material que cambiaría la forma en que hemos visto al Espinosaurio durante años y concluimos que este enorme terópodo pudo haber sido aún más fascinante de lo que creíamos... Y así es.


Pero antes de conocer al nuevo Espinosaurio, cabe destacar que aún quedan algunos huecos por llenar. De hecho, según Paul Sereno, quien anunció la recuperación de los nuevos fósiles, con el nuevo material encontrado, la cantidad de fósiles encontrada del animal comprende cerca de un cuarto o un tercio del esqueleto, así que para reconstruir al nuevo Espinosaurio, los expertos utilizaron material previamente descubierto, fósiles de otros espinosáuridos y por supuesto, deducción y especulatición además de los nuevos fósiles para rellenar los puntos faltantes. Sin embargo, es posible que en un futuro próximo, se descubran varias de las piezas restantes, como sugiere la propia historia de estos nuevos hallazgos.

La recuperación de los nuevos fósiles de Espinosaurio se remonta al año 2008, cuando el paleontólogo marroquí, Nizar Ibrahim recibió una caja de un nómada con algunos fósiles algo inusuales para él, resaltando uno en forma de cuchilla con una línea rojiza que parecía entrecruzarlo. El año siguiente, durante una visita al Museo de Historia Natural de Milán, Italia, Cristiano Dal Sasso, quien había descrito una serie de fósiles de Espinosaurio en 2005, le mostró a Ibrahim algunos huesos pertenecientes a la especie, con lo que se convenció de que los fósiles que había recibido el año anterior pertenecían a la misma criatura. Así, regresó a Marruecos, donde junto con su colega, Samir Zouhri, decidió ir en busca del nómada que le había dado la caja para preguntarle el lugar de dónde obtuvo los huesos, consciente de que ahí podría encontrar más fósiles del misterioso dinosaurio. Así, el pasado año ambos se dirigieron al lugar donde Ibrahim lo vio por primera y única vez hasta entonces. Sin embargo, no tenían ninguna referencia de éste, de modo que la búsqueda parecía en vano hasta que un día, mientras tomaban té en una cafetería a punto de darse por vencidos, el nómada se presentó ante ellos, reconociendo a Ibrahim, quien no demoró en pedir que los guiara hasta el lugar del yacimiento y así, meses más tarde, Ibrahim y un equipo regresaron al lugar en busca de fósiles con resultados exitosos. Ibrahim no sólo recuperó más huesos que según muestran estudios histológicos, pertenecen a un único ejemplar, sino que también confirmó que se trataba de la misma criatura que anteriormente le fue mostrada en Italia. Ahora, con el sitio de excavación ya identificado, es probable que más material sea descubierto en tiempos subsiguientes. Mientras tanto, el material recuperado recientemente nos brinda más detalles sobre este enigmático dinosaurio terópodo. Éste incluye varios fragmentos del cráneo, algunas vértebras del cuello, del lomo y de la cola, nuevos fragmentos de las espinas neurales, algunas costillas, huesos de las caderas bien preservados, algunos pocos huesos de las patas delanteras y una gran cantidad de huesos de las patas traseras, incluyendo fémur y tibia bien conservados, además de los huesos pedales.

Ayer, el nuevo material fue publicado en la revista "Science Magazine" y junto con éste, la nueva representación del Espinosaurio.


En esta imagen, se utilizan colores para especificar el origen de los huesos a partir de los cuales se reconstruyó el esqueleto. Los huesos en rojo indican el material recuperado por Ibrahim durante la última expedición. Los amarillos son huesos recuperados de expediciones previas a Marruecos. Los de color naranja son aquellos recuperados por Stromer en 1912 (basados en los documentos disponibles). Los verdes representan el material inferido a partir de otros espinosaurios. Los azules son los huesos restantes y están inferidos a base de especulación. El punto rojo en frente de las caderas indica la ubicación del centro de masa del animal.

Ahora bien, si algo alguna vez quedó claro sobre el Espinosaurio es que era un animal exótico y bizarro, mas el resultado de estos nuevos descubrimientos le da un nuevo significado a estas palabras. Hasta ahora, no había nada en el registro fósil que nos hubiese conducido a esta imagen. En general, siempre se consideró que el Espinosaurio no era muy diferente a un terópodo estándar en términos de diseño corporal, pero ahora vemos que su anatomía no era tan estandarizada después de todo. En cambio, lo que vemos ahora es que a parte de la vela dorsal que le dio su nombre y de las clásicas características distintivas de los espinosáuridos, el Espinosaurio tenía un cuello y cola notablemente largos, un cuerpo esbelto con relación al de otros terópodos de gran tamaño, caderas reducidas y patas traseras considerablemente cortas, lo cual lo hace diferir aún más del resto de los terópodos. Sin embargo, cabe destacar que no todos consideran correctas las nuevas dimensiones de las patas y de los huesos de las caderas. Sott Hartman hizo hoy un análisis preliminar de las proporciones y encontró que las estimaciones de la reconstrucción de Sereno no son consistentes con las propuestas en el artículo, habiendo sido reducidas un 27% en el modelo, lo que significaría que las patas traseras y la región pélvica en realidad, habrían sido un poco más grandes, lo cual haría que el Espinosaurio fuese más parecido a otros terópodos o al menos, más concorde con la imagen de Davide Bonadonna mostrada en el post anterior.

Ilustración de Davide Bonadonna

Por otro lado, las estimaciones de tamaño también han variado. Según Ibrahim y su equipo, el nuevo material pertenece a un ejemplar sub-adulto de aproximadamente, 11 metros de largo. No obstante, para reconstruir el nuevo modelo, los científicos partieron del material descrito por Dal Sasso en 2005, quien también participó en este nuevo estudio. Dicho material pertenece a un ejemplar adulto para el cual entonces, Dal Sasso había propuesto una estimación de 16 a 18 metros de largo. La nueva reconstrucción reduce esas medidas a 15.2 metros. Aún así, éstas continúan representando las mayores estimaciones hechas para un terópodo.

Pero estos nuevos detalles sobre su anatomía son sólo el principio. Si bien es obvio que esta criatura estaba haciendo algo diferente a otros dinosaurios, el artículo publicado por Ibrahim, Sereno y sus colegas expone nuevas teorías sobre el estilo de vida del animal y las conclusiones de los investigadores tras las observaciones del nuevo material son sencillamente sorprendentes: el Espinosaurio era un dinosaurio semiacuático. En otras palabras, este terópodo era evidentemente, un nadador nato.

Ilustración de Davide Bonadonna

Algunos dirán que esto no es de sorprenderse, pues hallazgos previos ya habían empezado a ofrecer pistas sobre dicha perspectiva, aparte de que desde un comienzo, ya se especulaba que el Espinosaurio era un formidable nadador. Sin embargo, aunque se han encontrado huellas que indican que algunos terópodos eran capaces de nadar, hasta ahora nunca se había descubierto que uno estuviese perfectamente diseñado para hacerlo. De hecho, lo que observamos en el Espinosaurio es algo nunca antes visto en ningún otro dinosaurio (ni siquiera en sus parientes más cercanos), siendo éste una excepción a la regla o tal vez, el primero de varios. Pero eso no es todo. Los nuevos descubrimientos incluso sugieren que a diferencia de la mayoría de los dinosaurios, este terópodo probablemente estaba más adaptado a un estilo de vida acuático que a uno terrestre.

Al observar la nueva reconstrucción, quizás lo primero que llama la atención son las patas traseras. Éstas, como ya se mencionó, eran más cortas de lo que originalmente se pensó. A esto se suma el hecho de que la pelvis y las caderas en general también eran bastante reducidas, lo cual de acuerdo a los investigadores, no le permitiría al animal ser muy activo en tierra firme y en cambio, limitaría su agilidad y movilidad, dificultándole la persecución de presas en tierra. Aunque las patas en realidad parecen ser bastante fuertes, los autores coinciden en que quizá no lo eran lo suficiente para permitirle caminar y mucho menos, correr durante períodos prolongados. Además, el equipo sostiene que el centro de masa del animal no estaría situado sobre sus caderas, como ocurre convencionalmente con los terópodos, sino más adelante en su cuerpo, por lo que es difícil que la criatura pudiera soportar todo su peso meramente con sus patas traseras, por lo que inclusive deducen que es posible que ocasionalmente adoptara la postura cuadrúpeda para balancearse mientras se trasladaba por tierra, apoyándose sobre sus fuertes patas delanteras de forma parecida a los hadrosaurios e iguanodóntidos. No obstante, es de tener en cuenta que esto no sería del todo cierto de acuerdo al planteamiento de Hartman, ya que si la región pélvica y las patas traseras realmente eran más grandes, el centro de masa probablemente estaría localizado en un punto no muy diferente al de otros terópodos, aparte de que las patas delanteras de estos dinosaurios en realidad, no parecen estar diseñadas para la locomoción cuadrúpeda. Partiendo de esta premisa, se puede decir que es probable que el Espinosaurio pudiera desplazarse en tierra firme sobre sus dos patas traseras sin mayores dificultades, aunque bien, quizá no lo hiciese con demasiada elegancia ni rapidez.

Ilustración de Luis V. Rey

Pero quizá lo más intrigante es que independientemente de cómo se movía el Espinosaurio en tierra, los investigadores han encontrado y presentado pruebas de que las patas de este dinosaurio eran más que aptas para desplazarse en el agua. Los paleontólogos señalan que las proporciones de las patas traseras le darían mayor maniobrabilidad al nadar en la superficie o cerca de ésta, siendo utilizadas a manera de remos. También notaron que los huesos de las patas presentaban otra característica inusual en el linaje terópodo. En lugar de ser huecos, éstos eran densos y no tenían cavidad medular. Los expertos señalan que esta característica es normalmente vista en animales semiacuáticos de la actualidad, como los pingüinos, además de en algunos otros en el registro fósil, como los ancestros de las actuales ballenas e indican que ésta les permite regular la flotabilidad e impulsarse mejor en el agua, por lo que es probable que en el Espinosaurio tuviera una función similar. Otro rasgo que señalan los investigadores es que la tibia es proporcionalmente más larga que el fémur. Los expertos afirman que esta estructura es ideal para paletear en el agua, pues junto con los poderosos músculos que bordeaban estos huesos, le proporcionaría al animal la fuerza y el dinamismo requerido para dicho tipo de locomoción, siendo este diseño óseo también una característica típica en animales que suelen desplazarse de esta manera (aunque hay quien piensa que este rasgo podría estar asociado al crecimiento del animal, por lo que quizás, dichas proporciones no necesariamente sean iguales entre un ejemplar adulto y uno en desarrollo). Otro aspecto interesante son los huesos pedales, los cuales estaban conformados de tarsos, metatarsos y falanges fuertes y notablemente largos. Incluso el primer dedo, que usualmente es reducido en los terópodos (con la excepción de los therizinosaurios), es bastante prolongado. Las garras, aunque anchas, eran más achatadas que las vistas en otros terópodos y es de notar que la planta de las patas en sí era relativamente plana. Esta estructura no es muy común en otros dinosaurios, pero es bastante usual en las aves semiacuáticas, lo que llevó a los paleontólogos a la deducción de que el Espinosaurio pudo haber adoptado un estilo de vida similar al de éstas. Según ellos, es probable que este gigante incluso haya contado con patas palmeadas que le permitirían desplazarse más sencillamente en el agua y sobre superficies húmedas, siendo esta adaptación extremadamente útil en ambos casos.

Ilustración de Davide Bonadonna

Por otra parte, estaba la cola. Ahora se piensa que la cola del Espinosaurio era mucho más larga y musculosa de lo que creíamos hasta hace poco. Los nuevos fósiles encontrados indican que las vértebras de la cola del Espinosaurio presentan un bajo grado de reducción de tamaño a medida que se extienden desde la base hasta la punta, lo que sugiere que éste tendría más cantidad de vértebras en la cola que otros dinosaurios carnívoros (mientras la mayoría de las reconstrucciones de otros grandes terópodos por lo general, no exceden de 45 ó 50 vértebras en la cola, la nueva reconstrucción del Espinosaurio presenta cerca de 55). En adición, las vértebras de la cola no estaban tan adheridas entre sí, otorgándole mayor flexibilidad. También es posible que esta característica le proporcionara más fuerza al contar con músculos más anchos y extensos. De acuerdo a los autores, esta característica le permitiría al animal mover su cola de lado a lado de manera sinusoidal mientras nadaba, lo que le sería útil para ganar impulso, del mismo modo que ocurre con los cocodrilos.

Otra característica resaltante son las elevaciones vertebrales que caracterizan a este dinosaurio. El reciente descubrimiento reveló detalles interesantes sobre esta curiosa estructura. Por ejemplo, la identificación de líneas rojizas en los huesos que la conforman, como el que observó Ibrahim cuando recibió la caja del nómada en 2008. Parece ser que éstas eran producidas por la presencia de vasos sanguíneos en la estructura, siendo prácticamente "huellas" de los mismos. Esto es indicio de que la estructura realmente consistía en una vela, como usualmente se ha representado y no en una joroba, como algunos anteriormente han teorizado. Según Sereno, los nuevos hallazgos sugieren que ésta estaba hecha para exhibición y no necesariamente para termorregulación, ya que los canales entre las espinas no presentaban demasiado espacio para los vasos sanguíneos. Esto lleva a la teoría de que los vasos sanguíneos serían utilizados para cargar la estructura de sangre y así, mostrar una coloración más brillante que podría ser utilizada para la atracción de pareja o bien, para la intimidación de rivales potenciales, aunque la posibilidad de que ésta funcionara como un aparato orgánico de termorregulación corporal no queda del todo descartada. Otro aspecto interesante es el diseño de dicha estructura en la nueva reconstrucción. En ésta, vemos una distribución diferente de las espinas neurales en la que se forma una especie de concavidad en el extremo superior, reemplazando a la estructura de forma semicircular que se había promulgado desde los tiempos de Ernst Stromer. Es posible que este nuevo diseño fuese más útil para el balanceo corporal de la criatura mientras se movía no sólo en agua, sino también en tierra dado que restaría peso a la parte delantera del esbelto cuerpo, el cual mostraba forma cilíndrica, característica que probablemente lo hacía más maniobrable en agua. Del mismo modo, la vela dorsal quizá le proporcionaba un peso extra para mantenerse sumergido por más tiempo mientras buscaba a su presa bajo el agua, según se sugiere en el nuevo estudio.

Con éstas y otras adaptaciones que ya conocíamos de este terópodo gracias a descubrimientos previos, el Espinosaurio hoy se nos muestra como un animal mucho más misterioso, extraño y asombroso de lo que habíamos imaginado. Sabíamos que vivía en un mundo húmedo y rico en flora y fauna acuática, que estaba hecho para manejar eficientemente una dieta piscívora y que tenía rasgos similares a los de los cocodrilos, pero los nuevos descubrimientos nos dicen que eso era sólo la mitad de la historia. Las nuevas pistas sugieren que éste era un animal mucho más hidrodinámico que en cierto modo, se desempeñaba mejor en el agua que en tierra firme y que al parecer, la familia de los espinosáuridos estaba pasando a ser cada vez más dependiente del agua, adoptando un camino distinto al de otros terópodos. No obstante, hay que recordar que el Espinosaurio no estaba confinado a un ambiente acuático. Si bien es cierto que quizá pasaba la mayor parte del tiempo inmerso en los cuerpos de agua, es probable que en múltiples ocasiones se viera obligado a trasladarse a tierra para desovar (en el caso de las hembras), para buscar otras fuentes de alimento cuando éste escaseaba o incluso meramente para devorar a sus presas una vez las atrapaba.

Ilustración de Davide Bonadonna

Poco después de la publicación oficial, Sereno publicó y explicó los detalles del reciente hallazgo en diferentes medios, incluyendo este video en YouTube suministrado por la Universidad de Chicago.
*Nota: El video está en inglés.


 Las últimas horas han sido testigo de revelaciones sin precedentes de una criatura cuya sola apariencia ha sido un enigma durante más de un siglo, pero la historia aún no termina. El Espinosaurio ha experimentado múltiples transformaciones desde que fue descubierto por Ernst Stromer en 1912. Cada una de ellas, nos ha dotado de conocimientos que nos han llevado a cambiar la forma en que lo veíamos hasta entonces. Esta última apenas comienza a revelar sus secretos, mas no debemos aceptarla a la ligera como la definitiva, pues ya hemos visto que puede tener sus refutaciones e incongruencias, por lo que difícilmente sea la última. Lo más seguro es que el Espinosaurio continúe cambiando a medida que se hagan más descubrimientos. Mientras tanto, veamos qué otras respuestas obtendremos y también, qué otras interrogantes generará "la nueva cara del Espinosaurio".

Nizar Ibrahim y Paul Sereno junto a una réplica a tamaño real del Espinosaurio
(Foto suministrada por la Universidad de Chicago)

Actualizado (12/10/2014):

Muchas de las interrogantes sobre "La Nueva Cara del Espinosaurio" y los intentos por responderlas han empezado muy poco después de la publicación de este artículo.

Poco después la publicación del estudio de Ibrahim y Sereno, Scott Hartman contactó a los investigadores para tratar sobre las proporciones de las patas traseras, las cuales había revisado, determinando que las mismas no coincidían con las propuestas en el estudio. Pocos días después, Ibrahim le respondería a través de una detallada nota que las medidas fueron tomadas cuidadosamente y que el estudio aún no estaba completo, habiendo aún más material y datos por ser publicados, así como una monografía más detallada sobre los procesos utilizados en el estudio, además de que está consciente de que la reconstrucción de su equipo no es totalmente correcta. Ibrahim también hizo referencia a un esquema comparativo hecho por Marco Auditore, quien fue coautor del estudio, el cual fue diseñado a base de los datos obtenidos y es consistente con la reconstrucción realizada por el equipo de investigación. Ante esto, Hartman mencionó estar de acuerdo con varias indicaciones que hizo Ibrahim sobre los procesos de medición, mas no con todas y además, admitió que los métodos utilizados para hacer sus correcciones no fueron los más precisos.

Reconstrucción del Espinosaurio de Marco Auditore

Más tarde, el paleontólogo, Mark Witton, quien había obtenido resultados similares a los de Hartman luego de realizar una serie de pruebas con relación a las proporciones de las patas traseras y la región pélvica, planteó sus dudas a los publicadores del estudio. En respuesta, Simone Maganuco, un miembro de la investigación, ofrecería más detalles sobre los procesos de medición e indicaría que la inferida discordancia entre los valores publicados y los propuestos se debía posiblemente a la omisión de una imagen que incluyera los puntos de referencia considerados a la hora de medir y determinar las escalas, la cual le fue presentada a Witton. Al tomar en consideración las indicaciones de Maganuco, Witton realizó una nueva serie de pruebas, llegando a resultados muy cercanos a los del equipo de investigación, aunque recalca que al no medir directamente los fósiles, sus procesos implican un margen de error a tener en cuenta.

Por otro lado, el paleontólogo italiano Andrea Cau, quien estuvo siguiendo de cerca el estudio, ha estado presentando información adicional sobre el nuevo material y nuevas pistas que ha proporcionado el mismo. Una de ellas es que una serie de fósiles descritos por Stromer en 1934, durante mucho tiempo atribuidos a múltiples especies de dinosaurios (ya que muchos de los huesos parecían desproporcionados entre sí) en realidad, pertenecían a una sola especie. Cau enfatiza en los huesos de las patas, los cuales eran pequeños con relación a otras partes del esqueleto, siendo el mismo patrón observado en el nuevo material recuperado por Ibrahim en 2008 y por si fuera poco, Cau incluso cree que, como el espécimen de Ibrahim, pudieron haber pertenecido a un sólo individuo, lo que significaría que este material en realidad, pudo haberse tratado de un espécimen de Espinosaurio. Otra observación de Andrea Cau es que la representación de Ibrahim y Sereno quizás, no estaba confinada a la postura cuadrúpeda, como sugieren los autores del estudio. Cau sugiere que una serie de vértebras cervicales atribuidas a otro espinosáurido llamado Sigilmassasaurus en realidad, debieron haber pertenecido al Espinosaurio, cosa que Ibrahim también reiteró en su respuesta a Hartman. Éstas parecen ser considerablemente flexibles, lo que le permitiría al animal acomodar su cuello en posición erguida sin el menor esfuerzo, siendo este patrón visto en muchas aves de pesca actuales, como las garzas y los pelícanos. Según Cau, al asumir esta postura y con los brazos contraídos hacia atrás, el centro de masa del animal se ubicaría más cerca de las caderas, permitiéndole caminar en dos patas sin demasiada dificultad, siendo esto complementado con su larga cola, la cual le proporcionaría balance mientras se movía.

Reconstrucción del Espinosaurio de Andrea Cau

No obstante, Cau también indica que de esto ser correcto, las vértebras cervicales debieron estar soportadas por una serie de ligamentos enlazados a las espinas neurales. De acuerdo a Cau, éstos debían ser lo suficientemente fuertes para ayudarle al dinosaurio a soportar el peso del cráneo y a su vez, lo suficientemente flexibles, para permitirle estirar el cuello (cosa que haría para capturar a su presa y devorarla). No obstante, es de tener en cuenta que esta hipótesis no ha sido publicada de forma oficial, además de que la misma no sería del todo viable si el planteamiento de Hartman es correcto, aunque es posible que tras estudios más exhaustivos, ésta sea formalmente presentada y revisada por la comunidad científica.



Modelos basados en la hipótesis de Andrea Cau diseñados por José Miguel de paleomodel.blogspot.com

Por otra parte, Andrea Cau continúa ofreciendo detalles sobre los nuevos descubrimientos y en su última publicación sobre los mismos, indica que los nuevos estudios sugieren que las estimaciones superiores a los 16 metros de largo y a las 7 toneladas de peso propuestas para el Espinosaurio no son del todo plausibles.

Si bien es cierto que estos nuevos descubrimientos sólo han resuelto una parte del misterio del Espinosaurio, nuevas respuestas esperan por ser reveladas. Pero también es cierto que este magnífico terópodo continuará cambiando ante nuestros ojos y generando más preguntas a medida que vaya siendo explorado. Otras muchas teorías continúan ofreciendo nuevas perspectivas sobre este enigmático dinosaurio y muchas más esperan por salir a la luz. Después de todo, "La Nueva Cara del Espinosaurio" apenas está empezando a ser descifrada.

Fuentes:
  1. http://www.uchicago.edu/features/massive_hunter_prowled_waters_edge/
  2. http://www.nytimes.com/2014/09/12/science/a-nomads-find-helps-solve-the-mystery-of-the-spinosaurus.html?_r=0
  3. http://www.skeletaldrawing.com/home/theres-something-fishy-about-spinosaurus9112014
  4. http://phenomena.nationalgeographic.com/2014/09/11/the-new-spinosaurus/
  5. http://www.skeletaldrawing.com/home/aquatic-spinosaurus-the-authors-responsd9182014
  6. http://markwitton-com.blogspot.com/2014/09/the-spinosaurus-hindlimb-controversy.html
  7. http://theropoda.blogspot.it/2014/09/spinosaurus-revolution-episodio-ii-ode.html