¡Saludos, lectores y seguidores de MT!
Hace un tiempo, me preguntaron si podía hacer una ficha sobre un pariente muy cercano del T-rex: el Tarbosaurio, uno de los terópodos más grandes conocidos. Sin embargo, para entonces estaba trabajando con otros proyectos y con otros asuntos, pero finalmente llegó el día. Hoy, me complace publicar la dinoficha del alarmante tiranosaurio asiático, Tarbosaurio. Espero les parezca interesante.
Tarbosaurio
Localización:
Asia
Clasificación:
Saurischia, Terópodo, Tiranosáurido
Significado
del nombre: Lagarto Alarmante
Tamaño:
11 a 12 metros de largo
Período:
Cretáceo
Dieta:
Carnívoro
Características
El Tarbosaurio es un pariente muy
cercano del famoso Tiranosaurio rex y es el dinosaurio carnívoro más grande
encontrado en Asia. Llegaba a medir entre 11 y 12 metros de largo y 3.8 de alto
hasta las caderas y pesaría entre 4.5 y 5 toneladas, siendo ligeramente menor
en tamaño que su primo norteamericano. No obstante, comparte muchos rasgos con
el mismo. Al igual que el T-rex, presenta un cráneo considerablemente grande al
compararlo con otros terópodos de gran tamaño. Éste llagaba a medir hasta 1.3
metros de largo y era profundo, aunque más angosto el de su contemporáneo
occidental. La parte trasera del cráneo no es demasiado amplia, lo que reduce
el campo de visión binocular visto en su pariente más avanzado y le inhibe del
espacio suficiente para la concentración de grandes músculos en la unión del
cuello y la cabeza, por lo que no tendría la misma fuerza de mordida descomunal
que caracteriza a su relativo norteamericano. El cráneo estaba compuesto por
huesos fusionados que le daban dureza, pero como todo terópodo, contaba con
grandes aberturas que lo hacían más ligero. Sus mandíbulas eran enormes y
estaban equipadas con una cantidad de entre 60 y 64 dientes, los cuales no eran
tan prominentes y gruesos como los del T-rex, pero lo eran lo suficiente para
damnificar hueso. Su mandíbula inferior presentaba un borde en la superficie
externa del hueso angular que articula directamente con la parte posterior del
dentario, quedando sujeto a la mandíbula inferior. Esto pudo haber sido una
adaptación ideal para derribar presas arduas como los ankilosáuridos. El único
tiranosáurido a parte del Tarbosaurio donde se ha visto esta característica es
el Alioramus, siendo esta una razón por la que éste último a menudo se
considera un ejemplar juvenil de Tarbosaurio. El cuerpo del Tarbosaurio era
moderadamente robusto, siendo menos voluminoso que el del T-rex. Como todo
tiranosáurido, esta criatura presenta brazos muy cortos y dos dedos movibles en
cada pata delantera. De hecho, sus extremidades delanteras son más cortas con
relación al tamaño del cuerpo que en cualquier otro tiranosáurido visto hasta
ahora. No se sabe a ciencia cierta cuál era la función de estos miembros delanteros,
pero se presume que eran relativamente fuertes, por lo que no serían del todo
inútiles. También se teoriza que su reducción pudo haber sido una adaptación
para ayudarle a balancear el peso de su enorme cráneo. Sus patas traseras, a
diferencia de las delanteras, eran largas y musculosas, lo que probablemente le
ayudaría a desplazarse con gran rapidez a la hora de correr. Se han encontrado
pequeñas impresiones de piel que resaltan la presencia de escamas. Sin embargo,
debido a que este material es muy fragmentario, aún existe controversia sobre
si el Tarbosaurio estaba enteramente cubierto de escamas o si contaba con la
presencia de plumas, debate que ha ganado auge con el descubrimiento de nuevas
especies de tiranosauroides emplumados que habitaron Asia en tiempos anteriores.
Debido a que la presencia de plumas o protoplumas en dinosaurios de este tipo
se relaciona mayormente a funciones de termorregulación, la mayoría de los
expertos coincide en que el Tarbosaurio no requeriría una capa de plumaje sofisticada
debido a que el entorno se había tornado mucho más cálido desde que
tiranosauroides más primitivos que presentaban esta adaptación lo habitaron y dado
que el Tarbosaurio era enorme, su organismo debía quemar calorías más
rápidamente que el de éstos, haciendo innecesaria una herramienta de
termorregulación externa. Por lo tanto, los paleontólogos estipulan que en el
Tarbosaurio, si es que poseía plumas o protoplumas, éstas estarían restringidas
sólo a determinadas partes del cuerpo y su función estaría asociada meramente
al camuflaje o al lenguaje corporal.
Descubrimiento e
Historia
Los primeros fósiles de
Tarbosaurio fueron recuperados entre 1946 y 1949 durante una expedición mongola-soviética
a la Formación Nemegt en el desierto de Gobi, Mongolia. Estos primeros fósiles
consistieron en huesos pertenecientes a cerca de siete individuos, entre los
que destacan tres cráneos, los cuales fueron descritos en 1955 por el
paleontólogo ruso, Evgenii Aleksandrovich Maleev, quien los clasificó como
especies separadas. Al observar el más grande de los ejemplares, Maleev notó
que era muy parecido al Tiranosaurio rex de Norteamérica y consideró que se
trataba del mismo género, aunque no necesariamente de la misma especie, por lo
que le dio el nombre “Tyrannosaurus bataar” donde el binomial ‘bataar’ proviene
del mongol y significa ‘héroe’. Otro de los especímenes fue llamado “Tarbosaurio
efremovi”, que en griego significa “lagarto alarmante”, aludiendo el binomial
al paleontólogo y autor de ciencia ficción ruso, Iván Yefrémov. Los otros dos
ejemplares fueron clasificados como nuevas especies del género ‘Gorgosaurus’ y
fueron llamados ‘G. lancinator’ y ‘G. novojilovi’, respectivamente. Diez años
más tarde, Anatoly K. Rozhdestvensky estudió los fósiles y descubrió que todos
eran individuos de la misma especie y que las diferencias entre ellos se debían
a que eran ejemplares de distintas edades. Al publicar su estudio, también los
catalogó como un género distinto al Tiranosaurio y los nombró “Tarbosaurio
bataar”. No obstante, aunque muchos paleontólogos, incluyendo el mismo Evgeny
Maleev estuvieron de acuerdo con las observaciones de Rozhdestvensky, la
clasificación de los ejemplares continuó siendo objeto de polémica durante
mucho tiempo, hasta que en 1999 la comunidad científica en su mayoría, aprobaría de forma general el análisis de
Rozhdestvensky. No pasaría demasiado tiempo desde el descubrimiento y
descripción de los primeros fósiles para que múltiples excursiones fueran
dirigidas al Desierto de Gobi y extrajeran más material de Tarbosaurio. Actualmente,
se conocen más de 30 especímenes de Tarbosaurio, una cantidad similar a la del
material de T-rex recuperado hasta el día presente. En 2012 se desató un
conflicto muy serio entre científicos, empresarios e incluso agencias
gubernamentales debido a la programación de la subasta de un espécimen de
Tarbosaurio que fue ilegalmente extraído de Mongolia. Pese a las dificultades legislativas,
el mismo fue subastado por más de un millón de dólares en New York, Estados
Unidos a mediados de ese mismo año, pero nunca fue vendido y en cambio, fue
devuelto al pueblo mongol en 2013 por decisión de la corte y los responsables enfrentan
cargos debido a la adquisición y mercadería ilegal de los fósiles.
El T-rex Asiático
El Tarbosaurio es el segundo
tiranosáurido más grande conocido, sólo superado por el Tiranosaurio rex y comparte
tantas similitudes con éste que algunos paleontólogos lo llaman “El T-rex
Asiático”. Por ejemplo, ambos presentan un cráneo de diseño cuadriforme, el
cual es considerablemente grande con relación a terópodos semejantes en tamaño
y destaca por sus mandíbulas prominentes y profundas, repletas de grandes y
filosos dientes. Tanto el Tarbosaurio como el T-rex presentan brazos
notablemente cortos, un cuerpo moderadamente robusto, una diferencia en tamaño
mínima y una estructura ósea bastante similar. De hecho, muchos han sugerido
que el Tarbosaurio y el Tiranosaurio pudieron haberse tratado del mismo
dinosaurio. El hecho de que uno se haya encontrado en Asia y el otro en
Norteamérica no es un factor de gran relevancia a la hora de considerar esta teoría,
pues es de notar que los dos continentes eran colindantes cuando ambas especies
habitaron la Tierra. Sin embargo, varias investigaciones y estudios detallados de
los huesos parecen indicar que se trataban de dos animales distintos. El
Tiranosaurio era más robusto y su cráneo era más amplio y presentaba un diseño
más fuerte y sus dientes eran de mayor longitud y grosor. En el Tarbosaurio,
los dientes eran más finos y cortos con relación al tamaño de la mandíbula y
tendían a ser más numerosos al ocupar menos espacio, su cráneo era más estrecho
y su cuerpo, más esbelto. Estas diferencias ofrecen pruebas de que ambos
animales eran dos especies diferentes, afirmación que los paleontólogos parecen
tener muy clara. La polémica se centra en determinar si estas especies pertenecían
a un mismo género o a dos distintos, como actualmente están clasificados. De
probarse que ambas especies pertenecerían a un único género, el nombre “Tarbosaurio”
quedaría eliminado y sería reemplazado por “Tiranosaurio bataar”, como lo
nombró Evgenii Maleev en un principio. No obstante, el debate continúa y cada
vez se encuentran más pruebas que parecen apoyar la validez del género
“Tarbosaurus”.
Hábitat
El Tarbosaurio fue el mayor depredador en lo que en la
actualidad es Mongolia y China desde hace 70 a 65 millones de años. Durante
esta época, lo que hoy son los desiertos de Gobi y Nemegt no se veían muy distintos
a cómo se ven en el presente. Entonces como ahora, abundaban amplias zonas
áridas poco exuberantes. Sin embargo, pese a que la ubicación geográfica de
esta región no difería demasiado a la de la actualidad, es de notar que Asia
colindaba con Norteamérica por el noreste, permitiendo el desarrollo de
monzones entre ambos continentes. Además, disfrutaba de un mayor acercamiento
al océano, pues la parte oeste de Asia aún estaba en formación. Todo esto en
conjunto le permitía gozar de una limitada, pero diversa cantidad de climas. La
misma permitía la formación de oasis estacionales e incluso, hacía posible la
existencia de zonas relativamente exuberantes que eran nutridas por cuerpos de
agua estacionarios. Estas áreas incluían desde sabanas hasta bosques poco
densos en los que probablemente habitaba la fauna de mayor tamaño. No obstante,
es de notar que ocasionalmente, las mismas solían experimentar sequías
intensas, obligando a los animales a movilizarse en busca de agua y alimento. Es
probable que el Tarbosaurio habitara en estas zonas más exuberantes, donde se
valdría de la vegetación alta para acechar a las presas de gran tamaño entre
las que se encontrarían los ankylosáuridos como el Pinacosaurio y el Tarchia,
los hadrosaurios como el Shantungosaurio y el Saurolophus e incluso saurópodos,
como el Nemegtosaurus y el Opisthocoelicaudia. Sin embargo, es probable que
ocasionalmente, se viera en la necesidad de movilizarse en busca de alimento y
agua especialmente, durante la estación seca, por lo que probablemente haría
contacto con la fauna de tamaño menor que habitaba en las zonas menos
frondosas. Es posible que también compitiera por el alimento con otros terópodos
como los oviraptóridos y ornithomimusáuridos gigantes, tales como el Gigantoraptor
y el Deinocheirus, respectivamente, además de enfrentar a los enormes
therizinosaurios probablemente herbívoros y de dar caza a otros terópodos más
pequeños que incluían oviraptóridos como el Oviraptor, ornithomimusaurios como
el Gallimimus, dromeosáuridos como el Velociraptor, troodóntidos como el Saurornithoides
e incluso, otros tiranosáuridos como el Alioramus, si es que fue un género
separado.
Comportamiento
Existe controversia sobre el
comportamiento social del Tarbosaurio. Muchos sugieren que era un animal
mayormente solitario, pues su entorno, así como la disponibilidad de alimento
en el mismo, podría variar y tornarse inestable repentinamente, implicando
mayor competencia entre los depredadores (especialmente, entre los de gran
tamaño) por la obtención de comida, por lo que sería preferible adoptar un estilo
de vida territorial y antigregario antes que uno social y arbitrariamente
estructurado. No obstante, el hallazgo de herbívoros con defensas formidables,
tales como ankylosáuridos y saurópodos que probablemente formaban parte del
mismo ecosistema que el Tarbosaurio ha motivado a algunos expertos a sugerir
que éste pudo haber asumido un estilo de vida grupal que le facilitaría cazar presas
como éstas. Más intrigante aún, sin embargo es el hallazgo de varias camas de
huesos que contienen múltiples ejemplares de Tarbosaurio, incluyendo individuos
en diversas etapas de crecimiento. No obstante, los paleontólogos coinciden en
que esto no necesariamente es prueba de comportamiento gregario en la especie,
pues no pueden explicar a ciencia cierta a qué se debe la acumulación de estos
fósiles en el mismo lugar, pues coinciden en que la misma pudo deberse a
diversas razones. Las camas de huesos podrían representar un grupo social que
fue enterrado vivo por una avalancha o una corriente de agua, una serie de cadáveres
o huesos esparcidos que fueron arrastrados durante una inundación o bien, animales
que quedaron atrapados en una trampa natural donde los individuos no
necesariamente murieron al mismo tiempo, por mencionar algunos ejemplos. Debido
a esta controversia, se desconoce cómo el Tarbosaurio cuidaba de sus crías, aunque
se teoriza que éste se reunía temporal o permanentemente en un grupo familiar
al menos, hasta que las crías alcanzaran la madurez y pudieran valerse por sí
mismas y formar su propia manada o bien, continuar con un estilo de vida
solitario. Otra línea teórica sugiere que las crías quedarían al cuidado
exclusivo de la hembra hasta durante un período de tiempo determinado y que
eventualmente, asumirían una vida independiente, movidos por la insuficiencia
de alimento, la intimidación por parte de miembros del mismo grupo y otros
factores que implicaría un estilo de vida grupal en un entorno hostil.
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