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15 de agosto de 2015

Dinoficha: Giganotosaurio

¡Saludos! Pues hoy retomamos la sección de las dinofichas con uno de los terópodos más controversiales conocidos. Con ésta, deseo también aprovechar para saludar a los lectores que visitan el blog desde Argentina, hogar de quien hoy es la estrella del blog, un enorme carnívoro que se ha inculcado en la imaginación de muchos y que conocemos por el nombre de Giganotosaurio carolinii.

Giganotosaurio

Localización: Sudamérica
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Carcharodontosáurido
Significado del nombre: Lagarto Gigante del Sur
Tamaño: 13 a 15 metros de largo
Período: Cretáceo
Dieta: Carnívoro

Características
El Giganotosaurio es uno de los terópodos más grandes conocidos, llegando a medir más de 13 metros de largo y 4 de alto y llegando a pesar entre 4 y 8 toneladas, aproximadamente. Su diseño corporal poco robusto, característica distintiva entre los carcharodontosáuridos. Su cráneo es amplio, profundo y de estructura triangular, mas las aperturas en el mismo lo hacen más liviano. En éste presentaba unas mandíbulas compuestas por cerca de 60 dientes afilados y serrados. Éstos eran finos y curvados hacia atrás, estando perfectamente diseñados para desgarrar carne, mas no eran aptos para triturar huesos. En adición a esto, se sugiere que sus mandíbulas, pese a ser relativamente fuertes, no estaban hechas para el forcejeo, llevando a los expertos a teorizar que este depredador mataba a sus presas infringiendo heridas serias y luego esperaba hasta que éstas murieran exhaustas por la pérdida de sangre. Su cráneo, como el de todo allosauroide, presenta ornamentaciones en frente de las órbitas oculares y que se extendían casi hasta las fosas nasales. Éstas no parecen ser demasiado prominentes, pero se piensa que en vida pudieron haber servido como un mecanismo de comunicación entre miembros de la misma especie, siendo quizá de un color llamativo que tendría utilidad a la hora de atraer pareja o de ahuyentar rivales. Sus patas traseras eran relativamente cortas con relación a las de otros allosauroides, pero a su vez, eran fuertes y presentaban un fémur levemente más largo que la tibia, proveyendo al animal de buen sostén para su macizo cuerpo mientras se movía. Por otra parte, hay quien sugiere que su constitución corporal lo hacía poco más ligero que otros terópodos de tamaño similar y que es posible que esto lo ayudara a moverse con agilidad. También es de tener en cuenta que sus patas delanteras, a pesar de ser comparativamente cortas con relación a las de otros terópodos, eran relativamente fuertes y estando provistas de tres dedos equipados con largas garras, es probable que fuesen un arma formidable a la hora de cazar o de combatir con potenciales competidores por el alimento, el territorio o el derecho a reproducirse.

Descubrimiento e Historia
Descubiertos por Rubén Carolini en 1993 en la provincia del Neuquén, Argentina, los primeros fósiles de Giganotosaurio ya indicaban que se trataba de algo grande e importante. Los mismos fueron descritos en 1995 por Rodolfo Coria y Leonardo Salgado, causando revuelo. Este primer ejemplar consistía un 70% del esqueleto, el cual incluía parte del cráneo, la pelvis, parte del hombro, una de las patas traseras y parte de la columna vertebral. Esto permitió a los autores estimar una longitud aproximada a los 13 metros, mas eso sólo fue el principio. Tres años más tarde, en 1998, tras una serie de estudios y comparaciones, se descubrió que un dentario parcial hallado en 1987 parecía encajar con perfil del género descrito por Coria y Salgado, pero éste claramente pertenecía a un ejemplar de mayor tamaño. Desde entonces, se han propuesto estimaciones aún superiores a las propuestas por Coria y Salgado y el Giganotosaurio ha pasado a ser uno de los terópodos más grandes conocidos. Con estos hallazgos, se reveló la presencia de un nuevo tipo de terópodos que demostraría que la fauna cretácica de Sudamérica era más diversa y compleja de lo previsto.

Grande, pero no el más Grande
El Giganotosaurio es hasta ahora el terópodo más grande conocido de América del Sur. De hecho, cuando su hallazgo fue revelado públicamente en 1995, el Giganotosaurio ganó fama como el primer terópodo en superar en tamaño al legendario Tiranosaurio rex y durante cerca de una década, mantuvo el título del dinosaurio carnívoro más grande conocido. Sin embargo, estudios posteriores revelarían que este titánico terópodo tiene una fuerte competencia. Una revisión del holotipo llevaría a reestimar las dimensiones poco superiores a los 13 metros inicialmente propuestas, revelando una longitud menor y aproximada a los 12.5 metros. No obstante, el segundo ejemplar parece ser un individuo un 6% u 8% más grande, para el cual se propone una longitud de entre 13 y 15 metros. Aún así, actualmente se conocen otros terópodos que rivalizan en tamaño con el Giganotosaurio, como el Espinosaurio, el Carcharodontosaurio y el propio Tiranosaurio rex, cada uno de los cuales se conoce por material que permite realizar estimaciones hipotéticas, pero razonables, siendo el Espinosaurio para el que actualmente se proponen las mayores medidas en términos de longitud y el Tiranosaurio para el que se proponen las mayores estimaciones en cuanto a altura, siendo levemente superiores a las del Giganotosaurio. Sin embargo, no hay duda de que el Giganotosaurio es uno de los terópodos de mayor tamaño conocidos y es una prueba contundente de lo inmensos que podían llegar a ser los terópodos en el Mesozoico.

Hábitat
Desde hace 100 a 94 millones de años, lo que hoy es Argentina estaba compuesto por una variedad de panoramas que incluían desde grandes zonas boscosas hasta amplios terrenos abiertos ocasionalmente afectados por actividad volcánica. En estos paisajes diversos cercanos al océano, el Giganotosaurio compartía su entorno con otros dinosaurios de gran tamaño y daba caza una amplia gama de presas, incluyendo enormes saurópodos tinanosáuridos como el Argentinosaurio, diversidad de ornitópodos como el pequeño Loncosaurio e incluso, otros terópodos más pequeños como los unenlagíinos, además de que probablemente competiría con la gran variedad de abelisáuridos que predominaban entonces en aquellas tierras como el Ekrixinatosaurio e incluso, con otros carcarodontosáuridos como el Mapusaurio.

Comportamiento
No se conoce mucho sobre el comportamiento del Giganotosaurio, pero al contar con pruebas fósiles que permiten sugerir que su pariente cercano, el Mapusaurio y que muchas de sus presas potenciales eran saurópodos de tamaño considerable, se teoriza que este gran depredador se convivía en grupos. De esta forma, tendría mayores probabilidades de derribar presas arduas y de gran tamaño, además de que facilitaría la vigilancia y cuidado de las crías para así garantizar su supervivencia. Sin embargo, dada la falta de pruebas directas, la posibilidad de que haya sido un animal territorial y de conducta solitaria no es del todo descartada.

22 de mayo de 2015

Dinoficha: Baryonyx

Un cordial saludo a todos.

Tras más de un mes sin novedades en el blog, hoy éste se actualiza con la dinoficha de un terópodo muy peculiar e interesante. Es pariente del famoso Espinosaurio, siendo quizás uno de los miembros más conocidos de esa enigmática familia. Se trata del Baryonyx walkeri.

Baryonyx
 
Imagen del Museo de Historia Natural de Londres

Localización: Europa
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Espinosáurido
Significado del nombre: Garra Pesada
Tamaño: 9 a 10 metros de largo
Período: Cretáceo
Dieta: Combinación de Piscívora y Carnívora

Características
El Baryonyx fue un terópodo relativamente grande, el cual alcanzaba una longitud probablemente cercana a los 10 metros, una altura de aproximadamente, 2.7 metros y un peso oscilante entre las 1.5 y las 2.7 toneladas. Una de sus características más sobresalientes es su cráneo alargado y de forma tubular en el que poseía mandíbulas parecidas a las de los cocodrilos, las cuales contaban con cerca de 96 dientes, según sugieren algunos expertos, contando con 32 en las mandíbulas superiores y con 64 en las inferiores. Estos dientes son más lisos, ampliados y proporcionalmente más pequeños que los que se aprecian en la mayoría de los terópodos y adoptan una forma cónica. Los más largos se encuentran al borde del morro, tras el cual se observa una diastema similar a la que poseen los cocodrilos. Estas características indican que sus mandíbulas estaban mejor adaptadas para la captura de presas escurridizas que para el desgarre de carne, ya que estas herramientas son útiles a la hora de atraparlas sin que éstas escapen. Otro rasgo inusual es el hecho de que las fosas nasales se ubican a casi 10 cm de la punta del hocico, estando más atrás que en el resto de los terópodos. Según algunos investigadores, es probable que el Baryonyx tuviese una pequeña cresta en la parte superior del cráneo, como la que se aprecia en varios de sus relativos. Su cuello era moderadamente largo y poco robusto con relación al de otros terópodos de gran tamaño y estaba posicionado casi paralelamente al suelo. Otra característica resaltante en este dinosaurio son las garras de 25 cm que se ubicaban en el primer dedo de sus patas delanteras. Cada una de éstas tenía una forma curva muy resaltada, asimilándose a un garfio. Si bien su uso es objeto de debate, es sabido que tenían una función importante en el estilo de vida del dinosaurio, idea que es reforzada por el hecho de que sus brazos también eran relativamente largos y fuertes. Las patas traseras eran largas y estaban compuestas por un fémur y una tibia moderadamente anchos y similares en longitud. Algunos paleontólogos especulan que éstas eran considerablemente fuertes y que pudieron haber sido útiles para nadar, valiéndose también de su cola para propulsarse en el agua.

Descubrimiento e Historia
Los primeros restos de Baryonyx fueron descubiertos en 1983 por el coleccionista de fósiles inglés, William Walker en un pozo de arcilla cerca de Ockley en Surrey, Inglaterra. Lo primero que divisó fue una enorme garra que sobresalía del suelo. Tras este hallazgo, comenzó a excavar el lugar junto a un equipo y desenterró un esqueleto parcial que incluía una buena parte del cráneo de la criatura. Tras extraer los huesos, los llevó al entonces llamado Museo Británico (hoy, el Museo de Historia Natural de Londres), donde sería estudiado durante los posteriores tres años y algunos paleontólogos pensarían que se trataba de un cocodrilo prehistórico o incluso, un rauisúquido cretácico. No obstante, en 1986, el desafiante fósil sería formalmente descrito por Alan Charig y Angela Milner, quienes lo nombrarían "Baryonyx walkeri", que quiere decir "Garra Pesada de Walker", en honor a su descubridor. Tras exhaustivas observaciones, Charig y Milner descubrieron que se trataba de un terópodo, pero muy inusual al cual clasificaron en una nueva familia llamada "Baryonychidae" (baryoníquidos). No sería hasta 1998 que, tras varios hallazgos y estudios no sólo centrados en el Baryonyx, sino también en algunos de sus relativos, éste sería reclasificado como un espinosáurido, grupo que fue nombrado 74 años antes. Desde entonces, se han extraído varios fósiles en su mayoría, fragmentarios no sólo en Inglaterra, sino también en España y Portugal.

Alimentación Especializada
El Baryonyx cuenta con características poco comunes para los estándares de un terópodo. La estructura de sus mandíbulas alargadas y la forma de sus dientes sugieren que más que para derribar presas de gran tamaño, este terópodo estaba hecho para capturar presas escurridizas. Los paleontólogos rápidamente notaron que sus mandíbulas eran similares a las de algunos cocodrilos, como el actual gavial y que parecen estar perfectamente adaptadas para atrapar peces. Esta idea se reforzó con el hallazgo de escamas y dientes de peces en la cavidad estomacal de la criatura, lo cual reveló que éstos constituían una parte importante de su alimentación. Es de tener en cuenta además que su entorno era considerablemente húmedo y que restos de peces de hasta 3 metros de largo se han encontrado en las cercanías de sus fósiles, pudiendo haber sido una presa común para un piscívoro de gran tamaño, como probablemente lo fue el Baryonyx. Probablemente, el Baryonyx internaba la parte delantera de su hocico en el agua mientras sus fosas nasales sobresalían, permitiéndole respirar mientras atrapaba a su presa. La diastema en su morro era útil para incrustar cualquier pez en sus mandíbulas sin que éste escapara. No obstante, es sabido que la alimentación del Baryonyx no estaba restringida a la ictiofagia. Los huesos de lo que probablemente fue un ejemplar joven de Iguanodón fueron descubiertos entre las costillas del esqueleto de Baryonyx junto a los fósiles de peces. Si bien la mayoría de los paleontólogos sugiere que el Iguanodón ya estaba muerto cuando el Baryonyx comenzó a alimentarse de él, un estudio publicado en 2013 indicó que las mandíbulas del Baryonyx podían resistir más fuerza que la del gavial actual, siendo comparables a las del cocodrilo de hocico estrecho africano, por lo que es posible que el Baryonyx también pudiese cazar animales de tamaño medio.

Garras de Garfio
El Baryonyx tenía brazos relativamente fuertes en los que, como en la mayoría de los terópodos, contaba con manos provistas de tres dedos. En el primero de éstos poseía una garra de 25 cm de largo, la cual tenía forma de garfio. Algunos científicos han sugerido que ésta era útil para capturar presas potenciales, como por ejemplo, peces. No obstante, existe controversia en el asunto y actualmente es más aceptada la idea de que el Baryonyx usara sus garras, más que para capturar a su presa, para sujetarla y desgarrarla una vez el animal la capturaba con su hocico, de modo que las garras serían utilizadas para esquilar la carne de las mismas, pues sus dientes no parecían estar diseñados para este fin.

Hábitat
El Baryonyx habitó en lo que actualmente es Inglaterra y parte de la Península Ibérica desde hace cerca de 130 millones de años hasta hace aproximadamente, 125 millones de años, a principios del período cretácico. Durante ese tiempo, Europa estaba dividida en varias islas de diferente extensión, las cuales estaban separadas del continente en la región oriental por un mar poco profundo al que los geólogos conocen como el Mar de Tetis. Éste era un lugar predominantemente pantanoso que disfrutaba de un clima cálido durante todo el año y era abundante en diferentes tipos de coníferas, arecáceas y helechos. Lo que hoy es Inglaterra estaba unido a la actual Península Ibérica y en ese entonces su superficie consistía en el delta de una serie de ríos vinculados a un estuario conocido como el Lago Wealden. En este mundo húmedo y denso, el Baryonyx aprovechaba la abundante fauna acuática que allí se desarrollaba y coexistía con otros terópodos, como el Neovénator y el Eotyrannus, así como con ornitópodos, como el Iguanodón y el Hypsilophodon y con saurópodos, como el Pelorosaurio.

Comportamiento

Debido a la escasez de material, es poco lo que se sabe sobre el comportamiento del Baronyx. Sin embargo, al considerar que este terópodo, como todos los espinosáuridos, parece compartir varias características con los cocodrilos y que su dieta consistía mayormente en peces, los paleontólogos sugieren que éste pasaba la mayor parte de su vida cerca de los grandes cuerpos de agua, alimentándose de fauna acuática, de los restos de animales que morían allí y posiblemente, de otros dinosaurios de tamaño medio.  Existe duda sobre la conducta social del Baryonyx. Algunos opinan que como algunos cocodrilos, el Baryonyx pudo haber convivido en pequeños grupos. Otros opinan que, debido al tipo de presas que tendía a cazar, prefería optar por un estilo de vida solitario. Independientemente del comportamiento social que asumía habitualmente, es posible que como se ve en algunos cocodrilos actuales, en la época de reproducción, el Baryonyx se reuniera en grupos donde los machos se reproducirían con varias hembras y viceversa y que una vez finalizado el apareamiento, las hembras serían las que tendrían que velar por el desarrollo y cuidado de las crías durante un período de tiempo determinado después del cual incluso podría llegar a verlos como alimento.

8 de abril de 2015

Dinoficha: Ornithomimus

Muy buenas a todos. Hoy, tenemos una dinoficha un tanto especial, pues en muchas ocasiones, lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en terópodos tienden a ser los miembros más grandes y feroces de este grupo, como el famoso T-rex, el Espinosaurio o el Giganotosaurio o quizás, los pequeños, pero fieros dromaeosaurios, como el Velociraptor o el Deinonychus. Sin embargo, no todos los terópodos eran carnívoros estrictos y la dinoficha de hoy se centra en un terópodo muy peculiar que no era precisamente un mortífero depredador. Se trata de... ¡El Ornithomimus!

Ornithomimus
 
Ilustración de Andrey Atuchin

Localización: Norteamérica
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Ornitomímido
Significado del nombre: Imitador de Ave
Tamaño: 3.5 a 4 metros de largo
Período: Cretáceo
Dieta: Omnívoro
Especies: O. velox, O. edmontonicus

Características
El Ornithomimus es un dinosaurio bastante similar a las avestruces y emúes de la actualidad tanto en forma, como en tamaño. Los ejemplares de mayor tamaño alcanzan los entre los 3.5 y los 4 metros de largo, 2 de alto y un peso aproximado a los 200 kilogramos, aproximadamente. Este terópodo presentaba un cráneo pequeño en el que poseía un pico estrecho, alargado y desdentado. Su cuello era largo y su cuerpo, relativamente grácil. Sus brazos eran alargados y angostos y terminaban en tres largos dedos con garras afiladas, de los cuales, el primero era el más extenso, características que, junto con un torso más corto, lo diferenciaban de otros ornitomímidos. Sus patas traseras también eran considerablemente largas con relación al tamaño del cuerpo y en éstas se observaba que la tibia era cerca de un 20% más larga que el fémur. La longitud y estructura de las patas traseras del Ornithomimus y el diseño de su cuerpo permiten afirmar que éste era un animal muy veloz. De hecho, algunos científicos sugieren que podría alcanzar velocidades superiores a los 70 km/h. Su cola también era larga y se cree que le era útil a la hora de balancearse mientras corría. Como en la mayoría de los ornitomímidos, su cerebro era grande comparado con el de otros dinosaurios y muchos expertos coinciden en que las porciones cerebrales de mayor tamaño están dedicadas a la coordinación kinestésica (que está asociada al movimiento de los músculos, tendones y articulaciones). Descubrimientos recientes apuntan a que este dinosaurio estaba cubierto de plumas. Se recuperaron tres especímenes que mostraban impresiones de plumas filamentosas. Uno de ellos era un ejemplar juvenil, en el cual se aprecia una capa de plumaje que bordea su cuello, patas y espalda. Los otros dos especímenes aparentan tratarse de ejemplares adultos y parecen mostrar plumas penáceas (las que forman en ala de un ave) en los antebrazos, aunque estudios posteriores pusieron en duda que este fuera el caso.

Descubrimiento e Historia
El descubrimiento de los primeros fósiles de Ornithomimus se remonta al año 1889 y se le atribuye al cazador de fósiles, George Lyman Cannon, quien encontró los fósiles en el Cañón Lyman, cerca de Denver, Colorado. Éstos serían descritos el año siguiente por el famoso paleontólogo, Othniel Charles Marsh, quien los identificaría como una nueva especie a la que nombró Ornithomimus velox, aludiendo a las patas similares a las de un avestruz. Curiosamente, el género había sido previamente utilizado para otro dinosaurio descubierto en New Jersey en 1865, el cual fue posteriormente reclasificado, validando el nombre para la especie descrita por Marsh. Inicialmente, Marsh pensó que se trataba de un ornitópodo, como el Hypsilophodón, pero en 1892, tras estudiar un nuevo espécimen más completo descubierto en Wyoming por John Bell Hatcher, lo reclasificó en un nuevo grupo, distinto a todos los conocidos hasta entonces al que llamó Ornithomimosauria. Marsh había descrito cerca de cinco especies de Ornithomimus, algunas de las cuales actualmente son inválidas. En los años posteriores, nuevos ejemplares se extrajeron desde la parte oeste de Estados Unidos y del Sudoeste de Canadá. Eventualmente, muchos de los ejemplares inicialmente identificados como Ornithomimus resultaron pertenecer a otros géneros. Actualmente, sólo se reconocen dos especies, O. velox y O. edmontonicus, aunque hay quien opina que el Struthiomimus sedens, una especie nombrada en 1981 por el propio Marsh y posteriormente separada del género, también puede ser válida, aunque existe controversia sobre eso.

Dieta Variada
El Ornithomimus presentaba un pico largo y relativamente puntiagudo, similar al de algunas aves de la actualidad que se caracterizan por una alimentación generalizada. Se cree que al igual que éstas, el Ornithomimus, así como la mayoría de los miembros de su familia, estaba adaptado para explotar eficientemente una dieta omnívora consistente en diversas plantas, semillas y frutos, así como en insectos, crustáceos, pequeños reptiles, anfibios, mamíferos y peces. Algunos paleontólogos incluso sugieren que este terópodo picoteaba los nidos de otros dinosaurios para alimentarse de los huevos o de las crías recién nacidas.

Hábitat
El Ornihomimus vivió desde hace 70 millones de años, a finales  del Cretáceo hasta hace 65 millones de años, en la actual parte oeste de Norteamérica. Muestras geológicas revelan que éste era un lugar compuesto por inmensos bosques en los que predominaban las coníferas, helechos y cicadáceas, que eran alimentados por cuerpos de agua dulce que se formaban en zonas montañosas. Estos bosques bordeaban extensas praderas abundantes en vegetación baja. Aquí el Ornithomimus coexistía con grandes herbívoros, como los akylosaurios, ceratopsianos y hadrosaurios y también con otros terópodos más pequeños, como troodóntidos y oviraptorosaurios, los cuales pudieron haber representado una posible competencia por el alimento. También es muy probable que fuese una presa potencial de otros terópodos, como el famoso Tiranosaurio rex, el Nanotyrannus y el Dromaeosaurio. Es posible que el Ornithomimus se desarrollara en áreas densas o predominantes en arbustos, donde tendría ventaja sobre la mayoría de los depredadores a la hora de huir.

Comportamiento
Partiendo del descubrimiento de varios fósiles de Ornithomimus y del comportamiento de las actuales ratites, los paleontólogos piensan que tanto el Ornithomimus, como la mayoría de sus relativos se aglomeraba en grupos y que se desplazaba de esa forma probablemente, como medida de seguridad. De este modo, proveía protección para sus crías. De hecho, el hallazgo de dos crías encontradas en las cercanías de un ejemplar adulto sugiere que este terópodo proveía cuidado a los individuos jóvenes durante un período prolongado, pues se estima que los especímenes juveniles tenían cerca de un año de edad al momento de su muerte. Se cree que el Ornithomimus y la mayoría de sus parientes presentaban dimorfismo sexual, siendo el macho de algún modo más colorido que la hembra. También se ha sugerido que tanto el macho como la hembra participaban en el cuidado de las crías, siendo el macho quien ocasionalmente empollaba a los huevos mientras la hembra iba en busca de alimento, como ocurre con las avestruces en la actualidad.

13 de febrero de 2015

Dinoficha: Albertosaurio

Saludos a todos.

Pues hoy toca la primera dinoficha del año, que trata sobre un tiranosáurido bastante conocido, aunque a menudo opacado por dinosaurios más resaltantes en los medios, como su pariente más grande, el Tiranosaurio rex. Pero este es un dinosaurio que nos cuenta mucho sobre la diversidad, la apariencia y el posible comportamiento de esta familia y de alguna u otra forma, de los terópodos en general. Sin más preámbulos, la dinoficha del Albertosaurio.

Albertosaurio
Modelo de CM Studio

Localización: Norteamérica
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Tiranosáuridos
Significado del nombre: “Lagarto de Alberta”
Tamaño: 9 metros de largo
Período: Cretáceo
Dieta: Carnívoro

Características
El Albertosaurio era un tiranosáurido de tamaño moderadamente grande, alcanzando una longitud de 9 metros, una altura de 3 metros y un peso oscilante entre las 1.5 y 2 toneladas. Como en todo tiranosaurio, presentaba brazos relativamente cortos con relación al tamaño de su cuerpo, provistos de dos dedos. Sin embargo, en el Albertosaurio estos brazos eran proporcionalmente más largos que en otros miembros de la familia. No obstante, es muy poco probable que ésos fueran útiles a la hora de cazar o de competir contra otros depredadores. En cambio, su cabeza era considerablemente grande y su cuello, relativamente corto, indicando la presencia de grandes músculos en la parte posterior del cráneo. Esto es indicio de que poseía mandíbulas proporcionalmente fuertes con relación a otros terópodos de tamaño similar. Estudios indicaron que el Albertosaurio podía ejercer hasta 0.35 tonelada (3.4 kilonewtons) de fuerza al morder, lo cual es potente teniendo en cuenta sus dimensiones y la constitución del cráneo. La boca de este terópodo estaba provista de cerca de 70 largos y afilados dientes, que eran moderadamente robustos y estaban curvados hacia atrás, siendo perfectos para sujetar a sus presas aún si éstas forcejeaban en su intento por escapar. Estos dientes variaban de forma y tamaño dependiendo de su ubicación en las mandíbulas. El Albertosaurio presenta un cráneo más alargado que el visto en otros tiranosarios, en el que se puede apreciar una pequeña cresta frente a sus órbitas oculares, cuya función es desconocida, aunque hay quien sugiere que ésta pudo haber sido un medio de comunicación visual, siendo en los machos de color más llamativo para llamar la atención de las hembras y para alertar a sus rivales. Sus patas traseras eran considerablemente largas y sus huesos eran relativamente anchos, indicando la presencia de músculos poderosos que probablemente le permitían correr a gran velocidad. De hecho, se cree que pudo haber alcanzado velocidades de hasta 48 km/h, lo cual es bastante rápido considerando su tamaño.

Descubrimiento e Historia
Los primeros fósiles de Albertosaurio descubiertos son también los primeros restos de dinosaurio encontrados en Canadá. Éstos fueron recuperados en las cercanías del Río Red Deer, en la provincia de Alberta en el año 1884 por Joseph Burr Tyrrell, quien inspiraría el nombre del Royal Tyrrell Museum, localizado en la misma provincia. Este ejemplar consistía en partes del cráneo, pero en 1889, Thomas Chesmer Weston recuperó más partes del esqueleto, junto con otro cráneo más pequeño. En 1892, Edward Drinker Cope propone el nombre "Laelaps incrassatus" para los ejemplares ignorando que dicho nombre ya había sido asignado a un tipo de ácaro 15 años antes. Su rival, Othniel Charles Marsh aprovecha la ocasión para asignar la especie al género "Dryptosaurus", bajo el cual Lawrence Lambe describió los especímenes entre 1903 y 1904. No obstante, en 1905, al notar diferencias entre el Dryptosaurio y el material de Alberta, Henry Fairfield Osborn los asigna a una nueva especie a la que nombra como "Albertosaurus sarcophagus" en una breve nota en su descripción del Tiranosaurio rex, aludiendo al lugar donde los huesos fueron encontrados. Actualmente, estos primeros ejemplares se encuentran en el Museo Canadiense de la Naturaleza, Ottawa y se han encontrado más de 30 ejemplares adicionales desde que estos primeros fósiles fueron hallados. No sólo en Alberta, sino también en los estados de Alaska, Montana y Wyoming, Estados Unidos. Algunos de estos hallazgos consisten en especímenes de diversas edades diseminados en el mismo lugar, lo que ha dado paso a la idea de comportamiento gregario.

¿Vida en Sociedad?
En 1910, el paleontólogo Barnum Brown, del Museo Americano de Historia Natural en Nueva York realizó una expedición al Río Red Deer en la que hizo un descubrimiento asombroso. Éste consistía en una cama de huesos que contenía numerosos huesos pertenecientes a diferentes especímenes de Albertosaurio. La cantidad de fósiles era tan grande, que Brown no pudo llevarse todos los huesos al museo y lamentablemente, la ubicación exacta de la cantera donde se realizó este hallazgo no quedó registrada en los documentos del museo. No obstante, se conservaban algunas fotos y en 1997, un equipo del Museo Real Tyrrell de Paleontología, guiados por el Dr. Philip J. Currie reencontró el sitio, el cual hoy se sabe está localizado en el Parque Provincial de Dry Island Buffalo Jump. Currie y sus colegas han estado continuando las excavaciones desde entonces y de ellas, han recuperado un gran número de especímenes de Albertosaurio. Lo más sorprendente sin embargo, es la presencia de restos de individuos de diversas edades y el hecho de que no se hayan encontrado restos de dinosaurios herbívoros en la zona. Según algunos paleontólogos, incluyendo al propio Currie, esto es indicio de comportamiento gregario. Ellos teorizan que estas agrupaciones pudieron haber consistido grupos familiares formados por individuos de varias generaciones que no solo cazaban en manadas, sino que se movían en ellas. Sin embargo, otros paleontólogos sostienen que la concentración de individuos puede deberse a que éstos fueron arrastrados por una inundación u otro fenómeno natural y que no necesariamente se trate de una manada.

Hábitat
El Albertosaurio habitó en lo que actualmente es América del Norte hace entre 73 y 70 millones de años. Entonces, amplias planicies se extendían alrededor de valles y terrenos montañosos en el oeste del continente. Al norte, el clima se hacía más templado, mientras que al sur era más cálido y húmedo. Este era un terreno cubierto por extensos bosques subtropicales, predominantes en diversos tipos de coníferas y helechos y gozaba de una amplia variedad de cuerpos de agua dulce que se formaban a medida que el clima se hacía más estable y se reducía el Mar Interior Occidental. En este mundo frondoso y exuberante, manadas de ceratopsianos, como el Styracosaurio y el Pachyrhinosaurio y hadrosaurios, como el Edmontosaurio, el Lambeosaurio y el Corythosaurio se movilizaban en busca de alimento. Junto a éstos prosperaban los ankylosaurios, como el Edmontonia y el Euplocephalus, los pachycephalosaurios, como el Stegoceras y varios terópodos de pequeño tamaño, incluyendo dromaeosaurios, ornithomimusaurios, troodóntidos y ovirraptóridos. Todos estos probablemente formaban parte del menú del Albertosaurio, siendo éste quizá el depredador ápice de su ecosistema.

Comportamiento
La cantidad de fósiles de Albertosaurio descubierta nos ofrecen una buena idea de cómo lucía en vida, pero determinar su comportamiento suele ser un asunto confuso. El hallazgo en Dry Island Buffalo Jump parece sugerir que el Albertosaurio cazaba y se movía en grupos familiares. De ser esto cierto, es posible que este terópodo se congregara para proporcionar protección a los individuos más jóvenes y para facilitar la caza. Algunos piensan que mientras un grupo permanecía al cuidado de las crías, otro se encargaría de buscar comida. También se ha sugerido que éstas tuviesen un orden y una conducta social relativamente compleja y que cada miembro de la manada desempeñara un papel determinado a la hora de cazar y de defender a la manada. Algunos científicos, como Philip Currie teorizan que los individuos jóvenes, al ser más rápidos, pudieron encargarse de perseguir a la presa y conducirla hacia los de mayor edad, los cuales al ser más fuertes, se encargarían de derribarla. Otros piensan que todos los miembros de la manada desempeñarían roles similares y que actuarían juntos para dispersar a las manadas de dinosaurios herbívoros en busca de los individuos más débiles o para acorralar a su presa luego de emboscarla. De esta forma, las crías aprenderían a cazar a una edad relativamente temprana. Sin embargo, también es de considerar que no todos opinan que el Albertosaurio necesariamente haya empleado una conducta gregaria. No obstante, la mayoría coincide en que los individuos jóvenes permanecían bajo el cuidado de uno o ambos padres durante un período considerable de tiempo, hasta que la competencia entre los miembros del grupo eventualmente los obligara a separarse y a valerse por sí mismos.

30 de diciembre de 2014

Dinoficha: Carcharodontosaurio

Muy buenas a todos, apreciados lectores.

Pues luego de unas pequeñas vacaciones, vuelven las dinofichas. En esta ocasión, cerramos el año con la dinoficha de uno de los terópodos más grandes conocidos, pero también uno de los más intrigantes y misteriosos. La forma de sus dientes inspiró su largo y fascinante nombre y a su vez, le ha dado el apodo de "El tiburón de tierra". Así es, estamos hablando del Carcharodontosaurio.

Carcharodontosaurio


Localización: África
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Carcharodontosáurido
Significado del nombre: Lagarto con Dientes de Tiburón
Tamaño: 12 a 14 metros de largo
Período: Cretáceo
Dieta: Carnívoro

Características
El Carcharodontosaurio es uno de los dinosaurios carnívoros más grandes conocidos, llegando a medir entre 12 y 14 metros de largo, 4.5 de alto y pesando de 4 a 6 toneladas. Sin embargo, su cuerpo era de contextura esbelta, lo que probablemente le daba agilidad. Su cráneo era enorme, llegando a medir hasta 1.53 metros de largo. No obstante, su cavidad cerebral era pequeña aún comparada con la de otros terópodos similares en tamaño, como el Tiranosaurio. Como otros allosauroides, el Carcharodontosaurio tenía una cresta poco prominente que se extendía desde el lagrimal (la parte frontal de la fosa orbital) hasta la nariz. La característica más resaltante en esta criatura eran sus grandes mandíbulas provistas de dientes largos, finos, aserrados y levemente curvados hacia atrás, los cuales estaban bordeados por surcos, siendo este diseño similar al visto en los dientes de los tiburones. De ahí, su nombre (Carcharodontosaurio significa "dientes de tiburón"). Cada mandíbula superior contenía hasta 18 dientes, mientras que en las inferiores se podrían observar hasta 14 dientes, sumando un total de 64 dientes. La estructura de la mandíbula y de los dientes, sin embargo, no estaba hecha para causar una mordida letal, sino más bien, para arrancar grandes trozos de carne, por lo que se sugiere que este animal mataba a sus presas por desangramiento, mordiéndolas una o varias veces hasta que ésta cayera debilitada por la pérdida de sangre. Como todo carnosaurio, el Carcharodontosaurio poseía miembros delanteros relativamente largos en los que presentaba afiladas garras que probablemente utilizaría como arma a la hora de cazar o de luchar. También presentaba patas traseras largas y fuertes con un diseño formidable a la hora de correr, que le permitiría alcanzar quizá velocidades de entre 30 o casi 50 km/h, según algunos expertos.

Descubrimiento e Historia
Los primeros fósiles de Carcharodontosaurio fueron excavados en Algeria, África en 1925 por los paleontólogos franceses, Charles Depéret y Justin Savornin. Estos primeros fragmentos consistían en un maxilar parcial, un nasal y un hueso parietal, algunos dientes, vértebras cervicales y caudales, un ungueal manual, un hueso ilíaco, un pubis, un fémur y un peroné. En 1927, los propios Depéret y Savornin lo describirían como una especie de Megalosaurio, nombrándolo "Megalosaurio saharicus", que significa "Gran lagarto del Sahara". No obstante, en 1931, Ernst Stromer revisaría los fósiles y renombraría a la especie como "Carcharodontosaurio saharicus", literalmente "Lagarto con dientes de tiburón del Sahara" debido a la forma de sus dientes, los cuales eran casi bilateralmente simétricos y tenían bordes convexos, asemejándose a los del gran tiburón blanco de la actualidad. Este primer ejemplar de Carcharodontosaurio fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial. Afortunadamente, un nuevo espécimen caracterizado por un cráneo parcial fue extraído en 1995 de una formación en Kem Kem, Marruecos por un equipo de la Universidad de Chicago, liderado por Paul Sereno, quien más tarde, en 2007, describiría una segunda especie de Carcharodontosaurio junto a Stephen Brusatte, a la que llamaría "Carcharodontosaurio iguidensis". Esta segunda especie se conoce por varios fragmentos del cráneo y una pequeña porción del esqueleto descubiertos en 1997 en la Formación de Echkar, en Níger.

Tamaño Polémico
Los pocos huesos de Carcharodontosaurio hallados hasta hoy revelan que éste se encuentra entre los terópodos más grandes conocidos. De hecho, cuando Paul Sereno anunció el hallazgo de un nuevo cráneo a mediados de la década de 1990, el Carcharodontosaurio ganó fama como uno de los primeros dinosaurios carnívoros en superar las dimensiones del célebre Tiranosaurio rex. Sin embargo, muchos afirman que el material recopilado no es suficiente para establecer estimaciones sólidas. La parte del cráneo hallada por Sereno y sus colegas en 1995 representa el espécimen de mayor tamaño hasta ahora estudiado. Las reconstrucciones del cráneo completo oscilan entre 1.53 y 1.60 metros de largo. Relacionando estas estimaciones con otras partes del esqueleto y comparándolas con las de otros dinosaurios similares, se cree que el Carcharodontosaurio alcanzaría una longitud de entre 12 y 14 metros de largo, rivalizando en tamaño con el T-rex y con su relativo de mayor tamaño, el Giganotosaurio por el segundo o tercer lugar en la escala del terópodo más grande conocido (siendo éstos superados por el Espinosaurio, cuya logitud actualmente se estima en poco más de 15 metros). Sin embargo, las estimaciones actualmente propuestas para el Carcharodontosaurio son frecuentemente cuestionadas y es necesaria la obtención de más material fósil para corroborarlas y proponer medidas precisas, lo que significa que las dimensiones del animal podrían ser mayores o menores de lo que actualmente se especula. No obstante, no hay duda de que éste es uno de los terópodos más grandes de los que se tiene evidencia.

Hábitat
Lo que hoy es el Desierto del Sahara en el Norte de África, hace de 110 a 93 millones de años, a mediados del Cretáceo, cuando el Carcharodontosaurio habitaba la Tierra, era un lugar muy diferente, cubierto de planicies inundables, ciénagas y bosques tropicales poco extensos. También existían zonas poco exuberantes que incluían vastas sabanas, bosques secos e incluso áreas mayormente rocosas y casi desérticas. Esta amplia diversidad de hábitats probablemente se debió a la ubicación geográfica del continente en aquel entonces, así como al hecho de que el norte del mismo colindaba con el mar por el Norte, el Este y el Sudoeste, dotándolo de un clima más variado. Es probable que el Carcharodontosaurio habitara las zonas menos frondosas, pues sería aquí donde abundaban las presas más grandes que incluían saurópodos como el Paralititán y el Rebbachisaurio. Probablemente, también daba caza a terópodos más pequeños como el Deltadromeus y el Rugops, por nombrar algunos ejemplos. Del mismo modo, ocasionalmente encontraría competencia en otros depredadores de gran tamaño, como el Sauroniops, con el cual estaba estrechamente emparentado y posiblemente, en el Espinosaurio, el cual lo superaba en tamaño y probablemente poblaba las zonas más húmedas y que por lo general, se concentraba en presas distintas a las suyas, aunque no es de sorprender que en circunstancias adversas, es posible que se desataran enfrentamientos entre estos dos titanes con el objeto de ganar acceso a una fuente de alimento común.

Comportamiento
Es poco lo que se conoce sobre el comportamiento del Carcharodontosaurio. Sin embargo, al considerar el tipo de presas con las que compartía su entorno y al compararlo con otros dinosaurios similares, muchos paleontólogos sugieren que éste se reunía en pequeños grupos de dos o más individuos. Este estilo de vida grupal no sólo le ayudaría a abatir grandes presas como el Paralititán y otros saurópodos, sino que le facilitaría el cuidado de sus crías. De hecho, hay quien sugiere que estos grupos podrían tratarse en su mayoría de clanes familiares. No obstante, existe controversia sobre esta teoría y hay quien sugiere que debido a la hostilidad de su entorno, el Carcharodontosaurio preferiría adoptar un estilo de vida solitario y un comportamiento territorial. Los partidarios de esta línea de pensamiento sugieren que el Carcharodontosaurio se limitaría a cazar presas similares o menores en tamaño, como los ornitópodos, los terópodos más pequeños o incluso saurópodos jóvenes que no superaban la mitad del tamaño de los adultos. Es probable que de asumir esta conducta, la reproducción se llevara a cabo con mucha cautela y que una vez efectuada, las crías quedaran temporalmente bajo el cuidado exclusivo de la hembra, de forma similar a lo que ocurre con algunas aves y cocodrilos en la actualidad.

2 de agosto de 2014

Dinoficha: Monolophosaurio

Saludos, apreciados lectores. Antes que nada, me disculpo por el tiempo que llevo sin actualizar el blog. Hoy, quisiera compensarlo con la dinoficha de un terópodo poco conocido, pero muy fascinante. Su descubrimiento fue una de las muchas sorpresas que nos ha dado China desde "El Renacimiento de los Dinosaurios" y aún hoy, 30 años después de haber sido descubierto, continúa intrigándonos. Hablo del Monolophosaurio jiangi.

Monolophosaurio
Ilustración de Unlobogris de Deviantart

Localización: Asia
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Tetanuro
Significado del nombre: “Lagarto de una sola cresta”
Tamaño: 4 a 6 metros de largo
Período: Jurásico
Dieta: Carnívoro

Características
El Monolophosaurio fue un dinosaurio carnívoro de tamaño mediano, alcanzando una longitud de 4 o 6 metros, una altura de 2 metros y un peso de 500 ó 700 kilogramos. Presentaba el diseño estandarizado de cualquier terópodo y su cuerpo era de contextura moderadamente robusta. Tenía brazos relativamente largos dotados de afiladas garras que posiblemente eran útiles en la manipulación de alimento. Sus largas patas traseras probablemente le permitían desplazarse con gran rapidez y su larga cola le proporcionaría equilibrio mientras lo hacía. Tenía un cuello moderadamente largo y flexible, similar al del Allosaurio. Su rasgo más distintivo sin embargo, era una cresta cuadriforme en su cráneo. Ésta se extendía desde la punta del hocico hasta la parte superior de las órbitas oculares. Si bien la cresta le daba al cráneo una forma distinta a la del cualquier otro terópodo, el Monolophosaurio también presentaba otras características peculiares. Su cavidad nasal era considerablemente grande con relación a la vista en otros dinosaurios y en sus mandíbulas contenía cerca de 64 dientes que presentaban características heterodontas (variaban de forma y tamaño), lo que es poco usual en los terópodos.

Descubrimiento e Historia
Los primeros fósiles de Monolophosaurio fueron desenterrados en 1984 en la Formación Wucaiwan, ubicada en Xinjiang, China y consistía en un esqueleto bastante completo. Inicialmente recibió el nombre ‘Jiangjunmiaosaurus’, aludiendo a una posada abandonada cerca de donde fue descubierto el fósil, conocida precisamente como 'Jiangjunmiao'. No fue hasta 1993, que los paleontólogos Xijin Zhao y Philip Currie revisaron los fósiles y le asignaron el nombre "Monolophosaurus jiangi", haciendo referencia a la cresta que presentaba la criatura en su cráneo, conservando su antiguo nombre en el binomial. Desde entonces, ha habido controversia en cuanto a su clasificación. Inicialmente, fue ubicado dentro de la familia de los megalosáuridos, pero en estudios posteriores es clasificado como un allosauroide. Tras revisiones más recientes, fue catalogado como un proceratosaurio. Los últimos estudios consideran que el Monolophosaurio fue un megalosauroide basal, pero hay quien indica que sus rasgos lo convierten en un animal más primitivo, siendo clasificado como un tetanuro basal. Aún en la actalidad, existe polémica y duda sobre la clasificación del Monolophosaurio.

Propósito de la Cresta
El Monolophosaurio debe su nombre a la cresta que se extiende a lo largo de su cráneo. Esta es cuadriforme y se extiende desde la nariz hasta la parte superior a donde se ubican las órbitas. A pesar de ser relativamente robusta, hoy se sabe que ésta era una estructura muy delicada, por lo que probablemente no era utilizada como arma o herramienta de defensa. Por tal razón, los paleontólogos sostienen que ésta era más bien empleada para comunicación corporal, siendo utilizada para exhibición al momento de atraer pareja o como señal a la hora de ahuyentar a rivales potenciales. De ser esto cierto, esta cresta probablemente presentaba colores muy llamativos que sirvieran para estos propósitos.

Hábitat
El Monolophosaurio vivió entre hace 170 y 163 millones de años aproximadamente, a mediados del período Jurásico, en lo que hoy conocemos como China. En aquel entonces, una selva tropical abundante en diversos tipos de coníferas, helechos y cicadáceas se extendía por casi todo el terreno que actualmente compone el país. Ocasionalmente, la actividad volcánica moldeaba este exuberante paisaje. Manadas de saurópodos, como el Datousaurio comenzaban a prosperar, obligando a los terópodos a hacerse más y más grandes. Entre ellos, estaba el Monolophosaurio, que posiblemente  daba persecución a los miembros jóvenes de estas manadas, así como a los estegosáuridos como el Huayangosaurio y quizá con más frecuencia, a pequeños ornithópodos como el Yandusaurio. Al mismo tiempo, compartía este hábitat con otros terópodos que probablemente le harían competencia por el alimento, como por ejemplo, el Gasosaurio y con pequeños tiranosauriodes primitivos, tales como el Guanlong, a los que quizá les haya dado caza. Es posible que el Monolophosaurio fuese uno de los principales depredadores de este ecosistema, pero pronto ese puesto sería ocupado por los metriacanthosáuridos.

Comportamiento
Dada la escasa cantidad de especímenes encontrados, es difícil determinar el comportamiento social del Monolophosaurio. Hay quien cree que éste era un animal territorial y agresivo que prefería un estilo de vida solitario. Otros piensan que éste se reunía en grupos de pocos individuos y que de esta forma, podría derribar presas de tamaño considerable. Así mismo, proveería seguridad para los individuos más jóvenes, lo que parecía necesario en su altamente competitivo entorno. No obstante, independientemente de su conducta social, los expertos infieren que es muy probable que con cierta frecuencia surgieran enfrentamientos entre miembros de la misma especie. Especialmente, entre los machos durante la época de reproducción. Algunos creen que éstos harían alguna especie de espectáculo para exhibir su cresta y de esta forma, ahuyentar a sus rivales antes de recurrir a la violencia. 

30 de mayo de 2014

Dinoficha: Coelophysis

Como sabrán, ya llevo mucho tiempo sin atender el blog. Mil disculpas. Pero bueno, es momento de actualizarlo. Hoy, agregamos la dinoficha de uno de los terópodos más antiguos, un pequeño dinosaurio primitivo que comenzaba a exhibir las características que convertirían a su linaje en uno de los grupos de animales más feroces y a su vez, asombrosos de todos los tiempos. Estimados lectores, con ustedes la dinoficha del Coelophysis bauri.

Coelophysis
Ilustración de Sergey Krasovskiy

Localización: Estados Unidos, Norteamérica
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Coelofísidos
Significado del nombre: “Forma Hueca”
Tamaño: 1.5 a 3 metros de largo
Período: Triásico
Dieta: Carnívoro

Características
El Coelophysis se conoce por una gran cantidad de fósiles. Este pequeño dinosaurio carnívoro tenía una cabeza alargada y puntiaguda en la que resaltaban mandíbulas en las que se alineaban docenas de pequeños y afilados dientes. Presentaba también cavidades orbitales relativamente grandes, lo que sugiere un agudo sentido de la vista. Su cuello era largo y tenía forma de “S” , lo que lo hacía más flexible. Las patas posteriores del Coelophysis también eran largas y fuertes. Además, como lo indica su nombre, sus huesos eran huecos, lo que reducía su peso y le proporcionaba una constitución óptima para movimientos rápidos. Sus miembros delanteros eran más cortos que los traseros, pero eran lo suficientemente largos para proveerle la capacidad de sujetar a su presa. Los dedos de las patas delanteras estaban adaptados para manipular su alimento. Se han encontrado ciertas diferencias entre varios especímenes encontrados. Algunos fósiles parecen tener una estructura más robusta y otros parecen ser más gráciles. Los paleontólogos opinan que puede tratarse de una diferencia entre macho y hembra. A pesar de ser un dinosaurio primitivo, su estructura empezaba a asimilarse a la de los terópodos avanzados.

Descubrimiento e Historia
El Coelophysis fue descubierto al sudoeste de los Estados Unidos en el año 1881 por David Baldwin, quien había trabajado alguna vez para Othniel Charles Marsh y más tarde para Edward Drinker Cope, los dos paleontólogos que dieron origen a la “Gerra de los Huesos”. Ocho años más tarde, en 1889, fue nombrado por Edward D. Cope. Los primeros fósiles de este dinosaurio no permitieron dar una imagen muy detallada del animal. Sin embargo, hoy en día hay más fósiles de este terópodo que de cualquier otro dinosaurio conocido. La mayoría de estos fósiles son provenientes de una cantera de Ghost Ranch (Rancho Fantasma), Nuevo México, donde en 1947 se encontraron camas de huesos repletas de fósiles de este dinosaurio. Algo sumamente sorprendente es que gran parte de estos fósiles son esqueletos completos, lo que proporciona una visión más clara del aspecto de este pequeño dinosaurio carnívoro. La gran concentración de fósiles en este lugar sugiere que la causa de su muerte se pudo haber debido a fenómenos naturales como una inundación repentina. Los numerosos fósiles de Coelophysis hallados en Ghost Ranch han proveído a la paleontología el diagnóstico de toda la especie, sustituyendo al primer fósil descubierto por Baldwin en 1881. Desde el hallazgo en Nuevo México, se han encontrado fósiles de Coelophysis en otros estados como Arizona y Utah. De hecho, se cree que un yacimiento de huellas encontradas en Connecticut pudo haber pertenecido también al Coelophysis, pero aún no hay suficientes pruebas para probar esta hipótesis. Un dato sorprendente que se atribuye al Coelophysis además del firme record como el dinosaurio del cual se han hallado más fósiles, es el hecho de que también fue el primer dinosaurio en viajar al espacio exterior. En 1998 un cráneo de Coelophysis fue llevado a bordo del transbordador “Endeavour” a la estación espacial de Mir, luego de haber viajado 6,000,000 kilómetros en torno a la Tierra, convirtiéndolo en el primer dinosaurio en asomar la cabeza fuera del planeta. 

¿Canibal?
Entre los especímenes descubiertos en Ghost Ranch, algunos fueron objeto de gran atención para los paleontólogos, pues fueron encontrado con lo que parecían ser ejemplares jóvenes de la misma especie en la zona donde se ubicaría el estómago. Al principio, se pensó que las crías habían roto el cascarón del huevo antes del nacimiento, como suele suceder con algunas especies de tiburones, pero en algunos casos, los esqueletos eran muy grandes para tratarse de un recién nacido. De modo que la mejor explicación a la que llegaron los paleontólogos es que el espécimen adulto había devorado al joven, sugiriendo comportamiento caníbal. Sin embargo, actualmente hay controversia sobre si el animal visto dentro de este espécimen es realmente una cría o si se trata de otra especie. Actualmente, se piensa que estos supuestos individuos jóvenes en realidad se tratan de una especie de crurotarsio, mas aún son necesarias más pruebas para determinar esto a ciencia cierta.  

   
Hábitat
El Coelophysis vivió desde hace 225 a 215 millones de años atrás, a finales del período Triásico. El hábitat de este terópodo primitivo estaba principalmente constituido por bosques secos que crecían en áreas montañosas. En dichas áreas nacían grandes ríos de agua dulce que bañaban y alimentaban los bosques. Durante la estación húmeda, éstos producían torrentes que arrasaban con todo a su paso incluyendo dinosaurios como el Coelophysis. A pesar de los diversos monzones que se formaban ocasionalmente, la sequía predominaba en la mayor parte de la zona y la estación seca era constante y tendía a ser muy duradera. Ésta constituía el mayor peligro en las regiones de lo que hoy conocemos como Norteamérica. En este mundo seco y abundante en coníferas, el Coelophysis luchaba por sobrevivir habitando en grandes grupos junto a  criaturas como las Plaquerias, el Demastosuchus, el Rutriodón y el Postosuchus, los cuales no eran dinosaurios.  

Comportamiento
El Coelophysis ciertamente estaba diseñado para la velocidad. Esto era de gran ayuda al momento de perseguir y atrapar a sus presas que en su mayoría debieron consistir en animales pequeños y escurridizos, como pequeños mamíferos, reptiles, insectos, peces y otros dinosaurios pequeños, y para escapar de de los grandes depredadores que vagaban por ese tiempo como los fitosaurios y los rauisúquidos. El hallazgo de Ghost Ranch, Nuevo México consiste quizá en unos mil individuos jóvenes y adultos posiblemente pertenecientes a grupos estructurados. Esto permite teorizar que el Coelophysis era una criatura sociable que podría vivir desde pequeños grupos de menos de diez ejemplares hasta en grandes manadas de docenas de individuos en los que todos podrían haber cooperado para proteger a sus crías y facilitar la obtención de alimento. Sin embargo, debido a la hostilidad del ecosistema del que formaban parte, es posible que los miembros del grupo lucharan entre sí por el alimento y el derecho a reproducirse. Por otra parte, también es posible que en tiempos de desesperación, la especie practicara el canibalismo, pero son necesarios estudios más minuciosos que arrojen nueva luz sobre esta posibilidad.

3 de marzo de 2014

Dinoficha: Tarbosaurio

¡Saludos, lectores y seguidores de MT!

Hace un tiempo, me preguntaron si podía hacer una ficha sobre un pariente muy cercano del T-rex: el Tarbosaurio, uno de los terópodos más grandes conocidos. Sin embargo, para entonces estaba trabajando con otros proyectos y con otros asuntos, pero finalmente llegó el día. Hoy, me complace publicar la dinoficha del alarmante tiranosaurio asiático, Tarbosaurio. Espero les parezca interesante.

Tarbosaurio

Localización: Asia
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Tiranosáurido
Significado del nombre: Lagarto Alarmante
Tamaño: 11 a 12 metros de largo
Período: Cretáceo
Dieta: Carnívoro

Características
El Tarbosaurio es un pariente muy cercano del famoso Tiranosaurio rex y es el dinosaurio carnívoro más grande encontrado en Asia. Llegaba a medir entre 11 y 12 metros de largo y 3.8 de alto hasta las caderas y pesaría entre 4.5 y 5 toneladas, siendo ligeramente menor en tamaño que su primo norteamericano. No obstante, comparte muchos rasgos con el mismo. Al igual que el T-rex, presenta un cráneo considerablemente grande al compararlo con otros terópodos de gran tamaño. Éste llagaba a medir hasta 1.3 metros de largo y era profundo, aunque más angosto el de su contemporáneo occidental. La parte trasera del cráneo no es demasiado amplia, lo que reduce el campo de visión binocular visto en su pariente más avanzado y le inhibe del espacio suficiente para la concentración de grandes músculos en la unión del cuello y la cabeza, por lo que no tendría la misma fuerza de mordida descomunal que caracteriza a su relativo norteamericano. El cráneo estaba compuesto por huesos fusionados que le daban dureza, pero como todo terópodo, contaba con grandes aberturas que lo hacían más ligero. Sus mandíbulas eran enormes y estaban equipadas con una cantidad de entre 60 y 64 dientes, los cuales no eran tan prominentes y gruesos como los del T-rex, pero lo eran lo suficiente para damnificar hueso. Su mandíbula inferior presentaba un borde en la superficie externa del hueso angular que articula directamente con la parte posterior del dentario, quedando sujeto a la mandíbula inferior. Esto pudo haber sido una adaptación ideal para derribar presas arduas como los ankilosáuridos. El único tiranosáurido a parte del Tarbosaurio donde se ha visto esta característica es el Alioramus, siendo esta una razón por la que éste último a menudo se considera un ejemplar juvenil de Tarbosaurio. El cuerpo del Tarbosaurio era moderadamente robusto, siendo menos voluminoso que el del T-rex. Como todo tiranosáurido, esta criatura presenta brazos muy cortos y dos dedos movibles en cada pata delantera. De hecho, sus extremidades delanteras son más cortas con relación al tamaño del cuerpo que en cualquier otro tiranosáurido visto hasta ahora. No se sabe a ciencia cierta cuál era la función de estos miembros delanteros, pero se presume que eran relativamente fuertes, por lo que no serían del todo inútiles. También se teoriza que su reducción pudo haber sido una adaptación para ayudarle a balancear el peso de su enorme cráneo. Sus patas traseras, a diferencia de las delanteras, eran largas y musculosas, lo que probablemente le ayudaría a desplazarse con gran rapidez a la hora de correr. Se han encontrado pequeñas impresiones de piel que resaltan la presencia de escamas. Sin embargo, debido a que este material es muy fragmentario, aún existe controversia sobre si el Tarbosaurio estaba enteramente cubierto de escamas o si contaba con la presencia de plumas, debate que ha ganado auge con el descubrimiento de nuevas especies de tiranosauroides emplumados que habitaron Asia en tiempos anteriores. Debido a que la presencia de plumas o protoplumas en dinosaurios de este tipo se relaciona mayormente a funciones de termorregulación, la mayoría de los expertos coincide en que el Tarbosaurio no requeriría una capa de plumaje sofisticada debido a que el entorno se había tornado mucho más cálido desde que tiranosauroides más primitivos que presentaban esta adaptación lo habitaron y dado que el Tarbosaurio era enorme, su organismo debía quemar calorías más rápidamente que el de éstos, haciendo innecesaria una herramienta de termorregulación externa. Por lo tanto, los paleontólogos estipulan que en el Tarbosaurio, si es que poseía plumas o protoplumas, éstas estarían restringidas sólo a determinadas partes del cuerpo y su función estaría asociada meramente al camuflaje o al lenguaje corporal.

 Descubrimiento e Historia
Los primeros fósiles de Tarbosaurio fueron recuperados entre 1946 y 1949 durante una expedición mongola-soviética a la Formación Nemegt en el desierto de Gobi, Mongolia. Estos primeros fósiles consistieron en huesos pertenecientes a cerca de siete individuos, entre los que destacan tres cráneos, los cuales fueron descritos en 1955 por el paleontólogo ruso, Evgenii Aleksandrovich Maleev, quien los clasificó como especies separadas. Al observar el más grande de los ejemplares, Maleev notó que era muy parecido al Tiranosaurio rex de Norteamérica y consideró que se trataba del mismo género, aunque no necesariamente de la misma especie, por lo que le dio el nombre “Tyrannosaurus bataar” donde el binomial ‘bataar’ proviene del mongol y significa ‘héroe’. Otro de los especímenes fue llamado “Tarbosaurio efremovi”, que en griego significa “lagarto alarmante”, aludiendo el binomial al paleontólogo y autor de ciencia ficción ruso, Iván Yefrémov. Los otros dos ejemplares fueron clasificados como nuevas especies del género ‘Gorgosaurus’ y fueron llamados ‘G. lancinator’ y ‘G. novojilovi’, respectivamente. Diez años más tarde, Anatoly K. Rozhdestvensky estudió los fósiles y descubrió que todos eran individuos de la misma especie y que las diferencias entre ellos se debían a que eran ejemplares de distintas edades. Al publicar su estudio, también los catalogó como un género distinto al Tiranosaurio y los nombró “Tarbosaurio bataar”. No obstante, aunque muchos paleontólogos, incluyendo el mismo Evgeny Maleev estuvieron de acuerdo con las observaciones de Rozhdestvensky, la clasificación de los ejemplares continuó siendo objeto de polémica durante mucho tiempo, hasta que en 1999 la comunidad científica en su mayoría,  aprobaría de forma general el análisis de Rozhdestvensky. No pasaría demasiado tiempo desde el descubrimiento y descripción de los primeros fósiles para que múltiples excursiones fueran dirigidas al Desierto de Gobi y extrajeran más material de Tarbosaurio. Actualmente, se conocen más de 30 especímenes de Tarbosaurio, una cantidad similar a la del material de T-rex recuperado hasta el día presente. En 2012 se desató un conflicto muy serio entre científicos, empresarios e incluso agencias gubernamentales debido a la programación de la subasta de un espécimen de Tarbosaurio que fue ilegalmente extraído de Mongolia. Pese a las dificultades legislativas, el mismo fue subastado por más de un millón de dólares en New York, Estados Unidos a mediados de ese mismo año, pero nunca fue vendido y en cambio, fue devuelto al pueblo mongol en 2013 por decisión de la corte y los responsables enfrentan cargos debido a la adquisición y mercadería ilegal de los fósiles.

El T-rex Asiático
El Tarbosaurio es el segundo tiranosáurido más grande conocido, sólo superado por el Tiranosaurio rex y comparte tantas similitudes con éste que algunos paleontólogos lo llaman “El T-rex Asiático”. Por ejemplo, ambos presentan un cráneo de diseño cuadriforme, el cual es considerablemente grande con relación a terópodos semejantes en tamaño y destaca por sus mandíbulas prominentes y profundas, repletas de grandes y filosos dientes. Tanto el Tarbosaurio como el T-rex presentan brazos notablemente cortos, un cuerpo moderadamente robusto, una diferencia en tamaño mínima y una estructura ósea bastante similar. De hecho, muchos han sugerido que el Tarbosaurio y el Tiranosaurio pudieron haberse tratado del mismo dinosaurio. El hecho de que uno se haya encontrado en Asia y el otro en Norteamérica no es un factor de gran relevancia a la hora de considerar esta teoría, pues es de notar que los dos continentes eran colindantes cuando ambas especies habitaron la Tierra. Sin embargo, varias investigaciones y estudios detallados de los huesos parecen indicar que se trataban de dos animales distintos. El Tiranosaurio era más robusto y su cráneo era más amplio y presentaba un diseño más fuerte y sus dientes eran de mayor longitud y grosor. En el Tarbosaurio, los dientes eran más finos y cortos con relación al tamaño de la mandíbula y tendían a ser más numerosos al ocupar menos espacio, su cráneo era más estrecho y su cuerpo, más esbelto. Estas diferencias ofrecen pruebas de que ambos animales eran dos especies diferentes, afirmación que los paleontólogos parecen tener muy clara. La polémica se centra en determinar si estas especies pertenecían a un mismo género o a dos distintos, como actualmente están clasificados. De probarse que ambas especies pertenecerían a un único género, el nombre “Tarbosaurio” quedaría eliminado y sería reemplazado por “Tiranosaurio bataar”, como lo nombró Evgenii Maleev en un principio. No obstante, el debate continúa y cada vez se encuentran más pruebas que parecen apoyar la validez del género “Tarbosaurus”.

Hábitat
El Tarbosaurio fue el mayor depredador en lo que en la actualidad es Mongolia y China desde hace 70 a 65 millones de años. Durante esta época, lo que hoy son los desiertos de Gobi y Nemegt no se veían muy distintos a cómo se ven en el presente. Entonces como ahora, abundaban amplias zonas áridas poco exuberantes. Sin embargo, pese a que la ubicación geográfica de esta región no difería demasiado a la de la actualidad, es de notar que Asia colindaba con Norteamérica por el noreste, permitiendo el desarrollo de monzones entre ambos continentes. Además, disfrutaba de un mayor acercamiento al océano, pues la parte oeste de Asia aún estaba en formación. Todo esto en conjunto le permitía gozar de una limitada, pero diversa cantidad de climas. La misma permitía la formación de oasis estacionales e incluso, hacía posible la existencia de zonas relativamente exuberantes que eran nutridas por cuerpos de agua estacionarios. Estas áreas incluían desde sabanas hasta bosques poco densos en los que probablemente habitaba la fauna de mayor tamaño. No obstante, es de notar que ocasionalmente, las mismas solían experimentar sequías intensas, obligando a los animales a movilizarse en busca de agua y alimento. Es probable que el Tarbosaurio habitara en estas zonas más exuberantes, donde se valdría de la vegetación alta para acechar a las presas de gran tamaño entre las que se encontrarían los ankylosáuridos como el Pinacosaurio y el Tarchia, los hadrosaurios como el Shantungosaurio y el Saurolophus e incluso saurópodos, como el Nemegtosaurus y el Opisthocoelicaudia. Sin embargo, es probable que ocasionalmente, se viera en la necesidad de movilizarse en busca de alimento y agua especialmente, durante la estación seca, por lo que probablemente haría contacto con la fauna de tamaño menor que habitaba en las zonas menos frondosas. Es posible que también compitiera por el alimento con otros terópodos como los oviraptóridos y ornithomimusáuridos gigantes, tales como el Gigantoraptor y el Deinocheirus, respectivamente, además de enfrentar a los enormes therizinosaurios probablemente herbívoros y de dar caza a otros terópodos más pequeños que incluían oviraptóridos como el Oviraptor, ornithomimusaurios como el Gallimimus, dromeosáuridos como el Velociraptor, troodóntidos como el Saurornithoides e incluso, otros tiranosáuridos como el Alioramus, si es que fue un género separado.

Comportamiento
Existe controversia sobre el comportamiento social del Tarbosaurio. Muchos sugieren que era un animal mayormente solitario, pues su entorno, así como la disponibilidad de alimento en el mismo, podría variar y tornarse inestable repentinamente, implicando mayor competencia entre los depredadores (especialmente, entre los de gran tamaño) por la obtención de comida, por lo que sería preferible adoptar un estilo de vida territorial y antigregario antes que uno social y arbitrariamente estructurado. No obstante, el hallazgo de herbívoros con defensas formidables, tales como ankylosáuridos y saurópodos que probablemente formaban parte del mismo ecosistema que el Tarbosaurio ha motivado a algunos expertos a sugerir que éste pudo haber asumido un estilo de vida grupal que le facilitaría cazar presas como éstas. Más intrigante aún, sin embargo es el hallazgo de varias camas de huesos que contienen múltiples ejemplares de Tarbosaurio, incluyendo individuos en diversas etapas de crecimiento. No obstante, los paleontólogos coinciden en que esto no necesariamente es prueba de comportamiento gregario en la especie, pues no pueden explicar a ciencia cierta a qué se debe la acumulación de estos fósiles en el mismo lugar, pues coinciden en que la misma pudo deberse a diversas razones. Las camas de huesos podrían representar un grupo social que fue enterrado vivo por una avalancha o una corriente de agua, una serie de cadáveres o huesos esparcidos que fueron arrastrados durante una inundación o bien, animales que quedaron atrapados en una trampa natural donde los individuos no necesariamente murieron al mismo tiempo, por mencionar algunos ejemplos. Debido a esta controversia, se desconoce cómo el Tarbosaurio cuidaba de sus crías, aunque se teoriza que éste se reunía temporal o permanentemente en un grupo familiar al menos, hasta que las crías alcanzaran la madurez y pudieran valerse por sí mismas y formar su propia manada o bien, continuar con un estilo de vida solitario. Otra línea teórica sugiere que las crías quedarían al cuidado exclusivo de la hembra hasta durante un período de tiempo determinado y que eventualmente, asumirían una vida independiente, movidos por la insuficiencia de alimento, la intimidación por parte de miembros del mismo grupo y otros factores que implicaría un estilo de vida grupal en un entorno hostil.

19 de febrero de 2014

Dinoficha: Mapusaurio roseae

Saludos, estimados lectores.

Hoy les dejo con una dinoficha de un terópodo muy poco conocido, pero que ha sido objeto de gran interés tanto para los paleontólogos como para el público general, pues ha abierto las puertas a nuevas teorías sobre el comportamiento social de los terópodos de gran tamaño. Se trata del Mapusaurio roseae.

Mapusaurio
Ilustración de Vitor Silva

Localización: Sudamérica
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Carcharodontosáurido
Especies: M. roseae
Significado del nombre: Lagarto de la Tierra
Tamaño: 10 a 13.5 metros de largo (especulación)
Período: Cretáceo
Dieta: Carnívoro

Características
El Mapusaurio es uno de los mayores dinosaurios carnívoros conocidos. Basándose en los especímenes más grandes encontrados, los paleontólogos estiman que el animal superaba ligeramente los 12 metros de largo y que llegaba a pesar cerca de 5 toneladas. El Mapusaurio comparte muchas similitudes con su popular relativo, el Giganotosaurio carolinii. Al igual que éste, tiene un cráneo profundo pero liviano en el que presenta una pequeña elongación ósea que se extiende a lo largo del nasal en ambos lados del cráneo, formando lo que probablemente fue una cresta, aunque más pequeña que la de su relativo. Sus ojos estaban situados a ambos lados en la cabeza y posicionados casi en dirección opuesta uno del otro, privándolo de una visión binocular estereoscópica, por lo que probablemente debía girar la cabeza de un lado a otro para aumentar su campo visual. Presenta además una especie de diastema entre el morro y el maxilar, rasgo típico en la familia de los carcharodontosaurios. Sin embargo, difiere en tener nasales más rugosas y surcadas que no están fusionadas y que se hacen más estrechas al acercarse a la unión de éstas con el maxilar y el lagrimal. Presenta también una fosa antorbital más extensa y ventanas maxilares más pequeñas, además de barras más amplias entre las ventanas antorbital y maxilar. La estructura del cráneo y de sus mandíbulas sugiere que estas últimas no eran demasiado fuertes. Además, sus dientes achatados y pequeños con relación al tamaño de las mandíbulas no estaban diseñados para matar a su presa por asfixia de un solo mordisco, por lo que es probable que el animal atacara sus víctimas una o varias veces con el objeto de desangrarla hasta que ésta se desplomara debilitada y exhausta. Como todo allosauroide, el Mapusaurio posee un cuerpo de contextura poco robusta, lo que lo haría más ligero. También presenta brazos relativamente largos que probablemente pudo utilizar como herramienta de caza o de combate y patas traseras fuertes y aptas para correr a gran velocidad.

Descubrimiento e Historia
Los primeros y hasta ahora únicos fósiles de Mapusaurio registrados fueron excavados en la Formación de Huincul de Neuquén, Argentina entre 1997 y 2001 por la expedición argentino-canadiense conocida como el "Proyecto Dinosaurio", liderada por los paleontólogos Philip J. Currie de Canadá y Rodolfo Coria de Argentina, quienes lo describirían más tarde, en 2006. El hallazgo fue sorprendente no sólo por el hecho de tratarse de una nueva especie de terópodo gigante, sino también porque consistía en un grupo de sobre siete individuos de la misma especie, tratándose de lo que los científicos llaman "una cama de huesos". Los huesos recuperados entre todos los especímenes conforman la mayor parte del esqueleto, proporcionando así una visión bastante certera de cómo lucía el animal. En la publicación de 2006, Currie y Coria nombran a su descubrimiento "Mapusaurus roseae", aludiendo a la etnia mapuche (que significa "de la Tierra") que habita la zona donde fue encontrado.

Tamaño
El Mapusaurio es uno de los terópodos más grandes encontrados hasta el momento. Sin embargo, no existe certeza sobre qué tamaño alcanzaba y sus estimaciones varían notablemente. El ejemplar más largo del cual Coria y Currie proveen una estimación consiste en un fémur cuyas medidas permiten calcular que el animal completo pudo haber alcanzado los 10.2 metros de longitud. No obstante, Coria y Currie mencionan la presencia de ejemplares más grandes. Basándose en uno de los especímenes de mayor tamaño, algunos expresan que esta criatura pudo haber alcanzado cerca de 12.2 metros de largo o incluso un poco más. Entre los especímenes más grandes, se encuentra una fíbula y un eje del pubis que parecen superar las dimensiones de los del holotipo del Giganotosaurio carolinii. De acuerdo a la estimaciones calculadas a partir de estos ejemplares, se especula que el Mapusaurio pudo alcanzar una longitud máxima de 13.4 metros, aproximadamente, rivalizando en tamaño con el T-rex, el Carcharodontosaurio y el Giganotosaurio. Sin embargo, es de reconocer que dichas estimaciones aún son objeto de debate y deben ser evaluadas con mayor precisión.

Hábitat
El Mapusaurio habitó lo que en la actualidad es Argentina hace 97 a 94 millones de años, cuando ésta consistía en un paisaje dominado de grandes bosques, valles, zonas pedregosas y amplios terrenos abiertos cercanos al océano que ocasionalmente eran afectados por actividad volcánica. En este ecosistema variado, el Mapusaurio cazaba presas que variaban desde enormes saurópodos tinanosáuridos como el Argentinosaurio, hasta pequeños ornitópodos como el Loncosaurio, además de que probablemente encontraría competencia en otros terópodos que incluían dromeosáuridos unenlangíidos, abelisáuridos e incluso otras especies de carcarodontosáuridos como el Giganotosaurio.

Comportamiento

Cerca de siete especímenes de Mapusaurio de diversas edades fueron recuperados de la Formación de Huincul durante los cuatro años de excavación del "Proyecto Dinosaurio", sugiriendo la posibilidad de que se tratara de una familia y a su vez, de un posible yacimiento que indicaría comportamiento grupal en terópodos de gran tamaño. No obstante, no se descarta la posibilidad de que la acumulación de estos ejemplares se deba a los efectos posteriores de un fenómeno natural que ocasionara una muerte en cadena como por ejemplo, el estancamiento en un pozo de brea o el arrastre durante una inundación y que los individuos no necesariamente hayan muerto en el mismo lugar al mismo tiempo. Sin embargo, la escasez de fósiles de otras especies parece contrastar con esta hipótesis, por lo que la mayoría de los expertos coincide en que lo más probable es que los individuos formaran parte de un grupo posiblemente familiar y que hayan muerto juntos durante una catástrofe natural desatada en una zona particular. De ser esto cierto, el Mapusaurio sería el primer terópodo de gran tamaño del cual se obtiene evidencia fósil que indicaría un comportamiento social relativamente complejo. De hecho, es razonable pensar que el Mapusaurio adoptara un estilo de vida grupal que le facilitara el cuidado de las crías. Además, el congregarse en grupos le permitiría derribar presas de gran tamaño como los saurópodos con los que cohabitó. Sin embargo, considerando que esta teoría fuese cierta, es de mencionar que se desconoce cómo estarían estructurados estos grupos y por tanto, existe controversia sobre cómo sería la interacción entre los individuos que los conformaban sobre todo, durante la adquisición de alimento y la reproducción.

31 de diciembre de 2013

Dinoficha: Espinosaurio

Muy bien, estimados lectores. El 2013 está llegando a su fin y quisiera cerrarlo con algo grande. Y ¿qué mejor forma de hacerlo que con la dinoficha del terópodo más grande hasta ahora conocido? Sabrán que me refiero también a un dinosaurio bastante reconocido desde los inicios de este siglo. Así es. Hablo de...¡El famoso Espinosaurio!

Espinosaurio


Localización: África del Norte
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Espinosáurido
Especies: S. aegyptiacus, S. marocannus
Significado del nombre: Lagarto con Espinas
Tamaño: 16 a 18 metros de largo (especulación)
Período: Cretáceo
Dieta: Combinación de Piscívora y Carnívora

Características
El Espinosaurio es un dinosaurio tan bizarro como enigmático. Se conoce sólo por una pequeña cantidad de fósiles, pero su aspecto ha sido descifrado con precisión gracias a algunos registros de fósiles y documentos recopilados. Éstos sugieren que el Espinosaurio era miembro del grupo al que pertenecían el Baryonyx, el Suchomimus y otros terópodos similares, los cuales se caracterizan por poseer mandíbulas estrechas y achatadas, con una estructura similar a la de los cocodrilos. Además de presentar estas características, algunos restos de las mandíbulas del Espinosaurio nos dicen que ésta constaba de una cantidad aproximada de 38 dientes en la mandíbula superior y 30 en la inferior, sumando un total de 68 dientes. Los dientes eran cónicos y poco curvados y, a diferencia de la estructura dental observada en la mayoría de los terópodos, el extremo del hocico del Espinosaurio contenía dientes sumamente largos. Tras éste se situaba una especie de diastema con una escasa presencia de dientes y terminaba uniéndose a los maxilares. Estos pocos fósiles de mandíbula hallados también han permitido calcular que la longitud del cráneo de este animal fue probable y aproximadamente de 1.75 metros, lo que a su vez, permite deducir que el animal completo pudo haber alcanzado una longitud oscilante entre 16 y 18 metros, siendo el mayor terópodo hasta ahora encontrado. Al igual que el Baryonyx y el Suchomimus, es probable que el Espinosaurio poseyera brazos largos y fuertes, provistos de enormes garras curvas, siendo la del primer dígito, particularmente, muy larga y en forma de garfio, además de presentar una cresta estrecha en la parte superior del cráneo. Sin embargo, la característica más destacada de esta criatura y la que le dio su nombre fueron las sorprendentes elevaciones que sobresalían de sus vértebras (Espinosaurio significa “lagarto con espinas”). Éstas están formadas por espinas neurales, algunas de las cuales se extienden casi 2 metros sobre el lomo el animal, formando una estructura ósea similar a una vela o a una joroba en forma de semicírculo.

Descubrimiento e Historia
Los primeros fósiles de Espinosaurio fueron descubiertos en 1912 por el paleontólogo alemán Ernst Stromer von Reichenbach y su asistente de campo, Richard Markgraf, en una expedición realizada a la Formación Bahariya, en Egipto. Su hallazgo incluía huesos maxilares fragmentarios, un dentario incompleto de 75 cm de largo, 19 dientes, 2 vértebras cervicales incompletas, varias costillas, una gastralia, 8 centros caudales y lo más impresionante, 7 vértebras dorsales con largas espinas neurales bien conservadas. Más tarde, en 1915, el mismo Stromer nombró su descubrimiento “Spinosaurus aegyptiacus”, literalmente, “Lagarto con Espinas de Egipto”, aludiendo a la asombrosa longitud de las espinas neurales. Debido a los pocos restos hallados, en su descripción, Stromer ilustró al Espinosaurio como un carnosaurio similar al Megalosaurio, con un cráneo profundo y brazos relativamente cortos. No sería hasta 1989 que Gregory S. Paul propusiera un aspecto diferente para este terópodo. El espécimen de Stromer fue exhibido en Museo de la Alte Academie, en Munich, Alemania, pero lamentablemente, fue destruido junto con el museo en 1944 por los bombardeos en la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. No obstante, algunas fotografías y documentos pudieron recuperarse.

En 1996, un descubrimiento sin precedentes tuvo lugar cuando Dale Russel estudiaba unos huesos provenientes de una formación en Kem Kem, Marruecos. Éstos consistían en una vértebra cervical central, un dentario anterior y otro central y un arco neural dorsal. El único dinosaurio al que parecían asimilarse era al Espinosaurio descubierto casi un siglo antes por Ernst Stromer. De esta forma, Russel lo asignó al género Spinosaurus, aunque propuso que se trataba de una especie diferente a la que llamó “Spinosaurus marocannus”, que significa “Lagarto con Espinas de Marruecos”. Posteriormente, en 1998, junto a Philippe Taquet, Russel describió otro ejemplar que incluía un premaxilar parcial, un maxilar parcial, el vómer y fragmentos del dentario. Este nuevo ejemplar confirmaría la verdadera apariencia del Espinosaurio, sugerida por Paul 9 años antes: un dinosaurio muy similar al Baryonyx, siendo más grande y con espinas neurales de gran longitud.

Más tarde, en 2005, Cristiano Dal Sasso y sus colegas del Museo Cívico de Historia Natural en Milán, describieron otro espécimen proveniente Kem Kem. Este hallazgo, a pesar de que sólo consiste en un premaxilar, un maxilar parcial y partes del nasal, tenía la particularidad de pertenecer a un ejemplar adulto, lo que permitió a los paleontólogos ampliar sus estimaciones para el tamaño del Espinosaurio. No obstante, la imagen del Espinosaurio se definiría aún más con una cresta encontrada en un segundo ejemplar descrito por Dal Sasso ese mismo año.

Elevaciones Vertebrales
La característica que más resalta en el Espinosaurio son las sorprendentemente largas espinas neurales que forman grandes elevaciones en sus vértebras, las cuales podían extenderse casi 2 metros sobre el dorso del animal. La función de estas prolongaciones sigue siendo un misterio para los paleontólogos, pero se han propuesto varias teorías. La más aceptada hasta el momento es que éstas estaban unidas por una fina capa de piel que cubría una serie de vasos sanguíneos, formando una especie de vela. Esta “vela dorsal” pudo haber servido como un aparato biológico de termorregulación que liberaba o absorbía calor gracias a la presencia de los vasos sanguíneos. Otra teoría sobre el uso de esta vela sugiere que ésta servía para comunicación corporal, de modo que pudo haber sido una estructura de coloración brillante, aunque hay quien teoriza que el Espinosaurio pudo haber tenido la capacidad de bombear sangre hacia la vela mediante los ductos sanguíneos, permitiendo que ésta cambiara de color para atraer la atención del sexo opuesto o bien, para intimidar a sus rivales, aparentando ser más grande de lo que es. No obstante, otra línea teórica sugiere que las elevaciones vistas en el lomo del Espinosaurio sostenía, más que una vela, una especie de joroba que le permitía almacenar grasa, dándole al animal la capacidad de acumular grandes cantidades de energía aún cuando no dispusiera de mucho alimento. El mayor exponente de esta teoría es el paleontólogo Jack Bowman Bailey, quien consideró que la estructura ósea observada en las espinas neurales del Espinosaurio se asemeja a la observada en el lomo de animales con joroba, como el bisonte.

¿El Terópodo más Grande Conocido?
A pesar de la escasez de material fósil, recientemente los expertos han sido capaces de realizar varias investigaciones sobre el tamaño del Espinosaurio. De hecho, incluso el ejemplar de Stromer, tratándose de un espécimen sub-adulto, mostraba ser un terópodo de grandes proporciones. Actualmente, algunos expertos le han asignado una longitud de 14 metros basándose en los documentos que aún se conservan sobre éste. Teniendo esto en cuenta, entre las décadas de 1980 y 1990, varios paleontólogos sugirieron que un ejemplar adulto pudo haber alcanzado una longitud cercana a los 15 metros. No obstante, hallazgos y estudios más recientes han dado lugar a estimaciones más osadas. El cráneo parcial descrito por el equipo de Cristiano Dal Sasso en 2005, por ejemplo, pertenecía a un animal adulto y mide cerca de 1.75 metros. Basándose en estas medidas, Dal Sasso y su equipo dedujeron que el animal completo pudo haber alcanzado los 16 o incluso, los 18 metros de longitud, además de llegar a un peso oscilante entre las 7 y las 9 toneladas (algunos, incluso, han propuesto un peso de hasta 14 toneladas), convirtiéndolo en el mayor terópodo conocido, superando al Carcharodontosaurio, con el cual compartió su hábitat, e incluso al Gigantosaurio carolinii, el terópodo más grande del cual se tiene buena evidencia (rivalizando éstos con el T-rex). De acuerdo a estos estimados, la altura de este terópodo oscilaría entre 4 y 4.5 metros hasta las caderas (aproximadamente, 6 metros hasta la punta de la vela). Sin embargo, estas estimaciones y el estudio de Dal Sasso en sí han sido objeto de polémica desde su publicación. Diversas estimaciones para la longitud de esta criatura se han propuesto durante la última década y éstas varían desde medidas moderadas de, aproximadamente, 13 metros hasta los exorbitantes 18 metros propuestos por Dal Sasso y otros investigadores (hasta ahora, las mayores estimaciones sugeridas para un terópodo). Hasta no encontrarse más material fósil de buena calidad, el tamaño del Espinosaurio y su lugar en la escala como el terópodo más grande continuarán siendo un enigma. Aún así, es sabido que el Espinosaurio es uno de los mayores terópodos conocidos por la paleontología, si no el mayor.

Hábitat
El Espinosaurio vivió en lo que hoy es el Desierto del Sahara, en el Norte de África, desde hace 112 a 94 millones de años atrás, a mediados del Cretáceo. Durante ese tiempo, lo que en la actualidad es el desierto más grande y cálido del planeta, estaba compuesto por llanuras inundables, pantanos e incluso pequeñas selvas tropicales. No obstante, también había extensas sabanas, terrenos áridos y bosques secos, en los que abundaban las grandes manadas de saurópodos migrantes, siendo perseguidas por enormes carnosaurios como el Carharodontosaurio. Lo más sorprendente, sin embargo, es que esta parte del continente colindaba con el mar por el Norte, el Este y el Sudoeste. Lo más probable es que el Espinosaurio habitara en las zonas más húmedas, en las que se alimentaba de los peces y animales pequeños que aprovechaban los recursos que proveían estos paisajes. No obstante, debido a la ubicación geográfica de de estas llanuras, la estación seca en las mismas tendía a ser muy intensa, por lo que es probable que los habitantes de estas áreas húmedas y exuberantes, como el Espinosaurio, se vieran obligados movilizarse a las costas marítimas, en busca de su principal fuente de alimento.

Comportamiento
Poco se sabe sobre el comportamiento del Espinosaurio debido a la escasez de material fosilizado. Sin embargo, al considerar que esta criatura, como todos los espinosáuridos, parece compartir varias características con los cocodrilos y que su dieta era mayormente piscívora, los paleontólogos especulan que pasaba la mayor parte de su vida cerca de los grandes cuerpos de agua, alimentándose de los enormes peces que en ellos abundaban y del mismo modo, de los pterosaurios y dinosaurios de pequeño tamaño que se beneficiaban de estos recursos de agua.  En cuanto a su comportamiento social, teniendo en cuenta la probabilidad de que este terópodo haya sido el mayor depredador de la zona, considerando además el tipo de presas del que se alimentaba, algunos especulan que el Espinosaurio fue un animal mayormente solitario y territorial. Si bien es cierto que otros terópodos de gran tamaño tendían a cazar en grupo y que incluso los cocodrilos lo hacen en la actualidad, es de reconocer que el tipo de presas que cazaba el Espinosaurio era muy distinto al de los anteriores. Es decir, mientras algunos carnosaurios grandes como el Carcharodontosaurio debían atacar grupalmente a presas imponentes como el Paralititán y otros saurópodos, el Espinosaurio se limitaba a peces, pterosaurios y dinosaurios mucho más pequeños que él debido a su delicada estructura mandibular, siendo éstas presas por las que es preferible competir que compartir. Es probable, sin embargo, que, durante la época de reproducción, hubiera algún tipo de agrupación en el que se llevaba a cabo la selección de pareja. Probablemente entre los machos surgirían confrontaciones consistentes en mostrar las velas dorsales con el objeto de intimidar a los oponentes y ganar acceso a las hembras. Un macho se reproduciría con varias hembras y, de igual forma, las hembras tendrían múltiples parejas, similar a como ocurre con los cocodrilos. Al finalizar la época de reproducción, estos grupos se dividirían y las hembras quedarían a su propio destino para desovar y cuidar individualmente de sus crías durante un corto período de tiempo.