30 de mayo de 2014

Dinoficha: Coelophysis

Como sabrán, ya llevo mucho tiempo sin atender el blog. Mil disculpas. Pero bueno, es momento de actualizarlo. Hoy, agregamos la dinoficha de uno de los terópodos más antiguos, un pequeño dinosaurio primitivo que comenzaba a exhibir las características que convertirían a su linaje en uno de los grupos de animales más feroces y a su vez, asombrosos de todos los tiempos. Estimados lectores, con ustedes la dinoficha del Coelophysis bauri.

Coelophysis
Ilustración de Sergey Krasovskiy

Localización: Estados Unidos, Norteamérica
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Coelofísidos
Significado del nombre: “Forma Hueca”
Tamaño: 1.5 a 3 metros de largo
Período: Triásico
Dieta: Carnívoro

Características
El Coelophysis se conoce por una gran cantidad de fósiles. Este pequeño dinosaurio carnívoro tenía una cabeza alargada y puntiaguda en la que resaltaban mandíbulas en las que se alineaban docenas de pequeños y afilados dientes. Presentaba también cavidades orbitales relativamente grandes, lo que sugiere un agudo sentido de la vista. Su cuello era largo y tenía forma de “S” , lo que lo hacía más flexible. Las patas posteriores del Coelophysis también eran largas y fuertes. Además, como lo indica su nombre, sus huesos eran huecos, lo que reducía su peso y le proporcionaba una constitución óptima para movimientos rápidos. Sus miembros delanteros eran más cortos que los traseros, pero eran lo suficientemente largos para proveerle la capacidad de sujetar a su presa. Los dedos de las patas delanteras estaban adaptados para manipular su alimento. Se han encontrado ciertas diferencias entre varios especímenes encontrados. Algunos fósiles parecen tener una estructura más robusta y otros parecen ser más gráciles. Los paleontólogos opinan que puede tratarse de una diferencia entre macho y hembra. A pesar de ser un dinosaurio primitivo, su estructura empezaba a asimilarse a la de los terópodos avanzados.

Descubrimiento e Historia
El Coelophysis fue descubierto al sudoeste de los Estados Unidos en el año 1881 por David Baldwin, quien había trabajado alguna vez para Othniel Charles Marsh y más tarde para Edward Drinker Cope, los dos paleontólogos que dieron origen a la “Gerra de los Huesos”. Ocho años más tarde, en 1889, fue nombrado por Edward D. Cope. Los primeros fósiles de este dinosaurio no permitieron dar una imagen muy detallada del animal. Sin embargo, hoy en día hay más fósiles de este terópodo que de cualquier otro dinosaurio conocido. La mayoría de estos fósiles son provenientes de una cantera de Ghost Ranch (Rancho Fantasma), Nuevo México, donde en 1947 se encontraron camas de huesos repletas de fósiles de este dinosaurio. Algo sumamente sorprendente es que gran parte de estos fósiles son esqueletos completos, lo que proporciona una visión más clara del aspecto de este pequeño dinosaurio carnívoro. La gran concentración de fósiles en este lugar sugiere que la causa de su muerte se pudo haber debido a fenómenos naturales como una inundación repentina. Los numerosos fósiles de Coelophysis hallados en Ghost Ranch han proveído a la paleontología el diagnóstico de toda la especie, sustituyendo al primer fósil descubierto por Baldwin en 1881. Desde el hallazgo en Nuevo México, se han encontrado fósiles de Coelophysis en otros estados como Arizona y Utah. De hecho, se cree que un yacimiento de huellas encontradas en Connecticut pudo haber pertenecido también al Coelophysis, pero aún no hay suficientes pruebas para probar esta hipótesis. Un dato sorprendente que se atribuye al Coelophysis además del firme record como el dinosaurio del cual se han hallado más fósiles, es el hecho de que también fue el primer dinosaurio en viajar al espacio exterior. En 1998 un cráneo de Coelophysis fue llevado a bordo del transbordador “Endeavour” a la estación espacial de Mir, luego de haber viajado 6,000,000 kilómetros en torno a la Tierra, convirtiéndolo en el primer dinosaurio en asomar la cabeza fuera del planeta. 

¿Canibal?
Entre los especímenes descubiertos en Ghost Ranch, algunos fueron objeto de gran atención para los paleontólogos, pues fueron encontrado con lo que parecían ser ejemplares jóvenes de la misma especie en la zona donde se ubicaría el estómago. Al principio, se pensó que las crías habían roto el cascarón del huevo antes del nacimiento, como suele suceder con algunas especies de tiburones, pero en algunos casos, los esqueletos eran muy grandes para tratarse de un recién nacido. De modo que la mejor explicación a la que llegaron los paleontólogos es que el espécimen adulto había devorado al joven, sugiriendo comportamiento caníbal. Sin embargo, actualmente hay controversia sobre si el animal visto dentro de este espécimen es realmente una cría o si se trata de otra especie. Actualmente, se piensa que estos supuestos individuos jóvenes en realidad se tratan de una especie de crurotarsio, mas aún son necesarias más pruebas para determinar esto a ciencia cierta.  

   
Hábitat
El Coelophysis vivió desde hace 225 a 215 millones de años atrás, a finales del período Triásico. El hábitat de este terópodo primitivo estaba principalmente constituido por bosques secos que crecían en áreas montañosas. En dichas áreas nacían grandes ríos de agua dulce que bañaban y alimentaban los bosques. Durante la estación húmeda, éstos producían torrentes que arrasaban con todo a su paso incluyendo dinosaurios como el Coelophysis. A pesar de los diversos monzones que se formaban ocasionalmente, la sequía predominaba en la mayor parte de la zona y la estación seca era constante y tendía a ser muy duradera. Ésta constituía el mayor peligro en las regiones de lo que hoy conocemos como Norteamérica. En este mundo seco y abundante en coníferas, el Coelophysis luchaba por sobrevivir habitando en grandes grupos junto a  criaturas como las Plaquerias, el Demastosuchus, el Rutriodón y el Postosuchus, los cuales no eran dinosaurios.  

Comportamiento
El Coelophysis ciertamente estaba diseñado para la velocidad. Esto era de gran ayuda al momento de perseguir y atrapar a sus presas que en su mayoría debieron consistir en animales pequeños y escurridizos, como pequeños mamíferos, reptiles, insectos, peces y otros dinosaurios pequeños, y para escapar de de los grandes depredadores que vagaban por ese tiempo como los fitosaurios y los rauisúquidos. El hallazgo de Ghost Ranch, Nuevo México consiste quizá en unos mil individuos jóvenes y adultos posiblemente pertenecientes a grupos estructurados. Esto permite teorizar que el Coelophysis era una criatura sociable que podría vivir desde pequeños grupos de menos de diez ejemplares hasta en grandes manadas de docenas de individuos en los que todos podrían haber cooperado para proteger a sus crías y facilitar la obtención de alimento. Sin embargo, debido a la hostilidad del ecosistema del que formaban parte, es posible que los miembros del grupo lucharan entre sí por el alimento y el derecho a reproducirse. Por otra parte, también es posible que en tiempos de desesperación, la especie practicara el canibalismo, pero son necesarios estudios más minuciosos que arrojen nueva luz sobre esta posibilidad.

3 de marzo de 2014

Dinoficha: Tarbosaurio

¡Saludos, lectores y seguidores de MT!

Hace un tiempo, me preguntaron si podía hacer una ficha sobre un pariente muy cercano del T-rex: el Tarbosaurio, uno de los terópodos más grandes conocidos. Sin embargo, para entonces estaba trabajando con otros proyectos y con otros asuntos, pero finalmente llegó el día. Hoy, me complace publicar la dinoficha del alarmante tiranosaurio asiático, Tarbosaurio. Espero les parezca interesante.

Tarbosaurio

Localización: Asia
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Tiranosáurido
Significado del nombre: Lagarto Alarmante
Tamaño: 11 a 12 metros de largo
Período: Cretáceo
Dieta: Carnívoro

Características
El Tarbosaurio es un pariente muy cercano del famoso Tiranosaurio rex y es el dinosaurio carnívoro más grande encontrado en Asia. Llegaba a medir entre 11 y 12 metros de largo y 3.8 de alto hasta las caderas y pesaría entre 4.5 y 5 toneladas, siendo ligeramente menor en tamaño que su primo norteamericano. No obstante, comparte muchos rasgos con el mismo. Al igual que el T-rex, presenta un cráneo considerablemente grande al compararlo con otros terópodos de gran tamaño. Éste llagaba a medir hasta 1.3 metros de largo y era profundo, aunque más angosto el de su contemporáneo occidental. La parte trasera del cráneo no es demasiado amplia, lo que reduce el campo de visión binocular visto en su pariente más avanzado y le inhibe del espacio suficiente para la concentración de grandes músculos en la unión del cuello y la cabeza, por lo que no tendría la misma fuerza de mordida descomunal que caracteriza a su relativo norteamericano. El cráneo estaba compuesto por huesos fusionados que le daban dureza, pero como todo terópodo, contaba con grandes aberturas que lo hacían más ligero. Sus mandíbulas eran enormes y estaban equipadas con una cantidad de entre 60 y 64 dientes, los cuales no eran tan prominentes y gruesos como los del T-rex, pero lo eran lo suficiente para damnificar hueso. Su mandíbula inferior presentaba un borde en la superficie externa del hueso angular que articula directamente con la parte posterior del dentario, quedando sujeto a la mandíbula inferior. Esto pudo haber sido una adaptación ideal para derribar presas arduas como los ankilosáuridos. El único tiranosáurido a parte del Tarbosaurio donde se ha visto esta característica es el Alioramus, siendo esta una razón por la que éste último a menudo se considera un ejemplar juvenil de Tarbosaurio. El cuerpo del Tarbosaurio era moderadamente robusto, siendo menos voluminoso que el del T-rex. Como todo tiranosáurido, esta criatura presenta brazos muy cortos y dos dedos movibles en cada pata delantera. De hecho, sus extremidades delanteras son más cortas con relación al tamaño del cuerpo que en cualquier otro tiranosáurido visto hasta ahora. No se sabe a ciencia cierta cuál era la función de estos miembros delanteros, pero se presume que eran relativamente fuertes, por lo que no serían del todo inútiles. También se teoriza que su reducción pudo haber sido una adaptación para ayudarle a balancear el peso de su enorme cráneo. Sus patas traseras, a diferencia de las delanteras, eran largas y musculosas, lo que probablemente le ayudaría a desplazarse con gran rapidez a la hora de correr. Se han encontrado pequeñas impresiones de piel que resaltan la presencia de escamas. Sin embargo, debido a que este material es muy fragmentario, aún existe controversia sobre si el Tarbosaurio estaba enteramente cubierto de escamas o si contaba con la presencia de plumas, debate que ha ganado auge con el descubrimiento de nuevas especies de tiranosauroides emplumados que habitaron Asia en tiempos anteriores. Debido a que la presencia de plumas o protoplumas en dinosaurios de este tipo se relaciona mayormente a funciones de termorregulación, la mayoría de los expertos coincide en que el Tarbosaurio no requeriría una capa de plumaje sofisticada debido a que el entorno se había tornado mucho más cálido desde que tiranosauroides más primitivos que presentaban esta adaptación lo habitaron y dado que el Tarbosaurio era enorme, su organismo debía quemar calorías más rápidamente que el de éstos, haciendo innecesaria una herramienta de termorregulación externa. Por lo tanto, los paleontólogos estipulan que en el Tarbosaurio, si es que poseía plumas o protoplumas, éstas estarían restringidas sólo a determinadas partes del cuerpo y su función estaría asociada meramente al camuflaje o al lenguaje corporal.

 Descubrimiento e Historia
Los primeros fósiles de Tarbosaurio fueron recuperados entre 1946 y 1949 durante una expedición mongola-soviética a la Formación Nemegt en el desierto de Gobi, Mongolia. Estos primeros fósiles consistieron en huesos pertenecientes a cerca de siete individuos, entre los que destacan tres cráneos, los cuales fueron descritos en 1955 por el paleontólogo ruso, Evgenii Aleksandrovich Maleev, quien los clasificó como especies separadas. Al observar el más grande de los ejemplares, Maleev notó que era muy parecido al Tiranosaurio rex de Norteamérica y consideró que se trataba del mismo género, aunque no necesariamente de la misma especie, por lo que le dio el nombre “Tyrannosaurus bataar” donde el binomial ‘bataar’ proviene del mongol y significa ‘héroe’. Otro de los especímenes fue llamado “Tarbosaurio efremovi”, que en griego significa “lagarto alarmante”, aludiendo el binomial al paleontólogo y autor de ciencia ficción ruso, Iván Yefrémov. Los otros dos ejemplares fueron clasificados como nuevas especies del género ‘Gorgosaurus’ y fueron llamados ‘G. lancinator’ y ‘G. novojilovi’, respectivamente. Diez años más tarde, Anatoly K. Rozhdestvensky estudió los fósiles y descubrió que todos eran individuos de la misma especie y que las diferencias entre ellos se debían a que eran ejemplares de distintas edades. Al publicar su estudio, también los catalogó como un género distinto al Tiranosaurio y los nombró “Tarbosaurio bataar”. No obstante, aunque muchos paleontólogos, incluyendo el mismo Evgeny Maleev estuvieron de acuerdo con las observaciones de Rozhdestvensky, la clasificación de los ejemplares continuó siendo objeto de polémica durante mucho tiempo, hasta que en 1999 la comunidad científica en su mayoría,  aprobaría de forma general el análisis de Rozhdestvensky. No pasaría demasiado tiempo desde el descubrimiento y descripción de los primeros fósiles para que múltiples excursiones fueran dirigidas al Desierto de Gobi y extrajeran más material de Tarbosaurio. Actualmente, se conocen más de 30 especímenes de Tarbosaurio, una cantidad similar a la del material de T-rex recuperado hasta el día presente. En 2012 se desató un conflicto muy serio entre científicos, empresarios e incluso agencias gubernamentales debido a la programación de la subasta de un espécimen de Tarbosaurio que fue ilegalmente extraído de Mongolia. Pese a las dificultades legislativas, el mismo fue subastado por más de un millón de dólares en New York, Estados Unidos a mediados de ese mismo año, pero nunca fue vendido y en cambio, fue devuelto al pueblo mongol en 2013 por decisión de la corte y los responsables enfrentan cargos debido a la adquisición y mercadería ilegal de los fósiles.

El T-rex Asiático
El Tarbosaurio es el segundo tiranosáurido más grande conocido, sólo superado por el Tiranosaurio rex y comparte tantas similitudes con éste que algunos paleontólogos lo llaman “El T-rex Asiático”. Por ejemplo, ambos presentan un cráneo de diseño cuadriforme, el cual es considerablemente grande con relación a terópodos semejantes en tamaño y destaca por sus mandíbulas prominentes y profundas, repletas de grandes y filosos dientes. Tanto el Tarbosaurio como el T-rex presentan brazos notablemente cortos, un cuerpo moderadamente robusto, una diferencia en tamaño mínima y una estructura ósea bastante similar. De hecho, muchos han sugerido que el Tarbosaurio y el Tiranosaurio pudieron haberse tratado del mismo dinosaurio. El hecho de que uno se haya encontrado en Asia y el otro en Norteamérica no es un factor de gran relevancia a la hora de considerar esta teoría, pues es de notar que los dos continentes eran colindantes cuando ambas especies habitaron la Tierra. Sin embargo, varias investigaciones y estudios detallados de los huesos parecen indicar que se trataban de dos animales distintos. El Tiranosaurio era más robusto y su cráneo era más amplio y presentaba un diseño más fuerte y sus dientes eran de mayor longitud y grosor. En el Tarbosaurio, los dientes eran más finos y cortos con relación al tamaño de la mandíbula y tendían a ser más numerosos al ocupar menos espacio, su cráneo era más estrecho y su cuerpo, más esbelto. Estas diferencias ofrecen pruebas de que ambos animales eran dos especies diferentes, afirmación que los paleontólogos parecen tener muy clara. La polémica se centra en determinar si estas especies pertenecían a un mismo género o a dos distintos, como actualmente están clasificados. De probarse que ambas especies pertenecerían a un único género, el nombre “Tarbosaurio” quedaría eliminado y sería reemplazado por “Tiranosaurio bataar”, como lo nombró Evgenii Maleev en un principio. No obstante, el debate continúa y cada vez se encuentran más pruebas que parecen apoyar la validez del género “Tarbosaurus”.

Hábitat
El Tarbosaurio fue el mayor depredador en lo que en la actualidad es Mongolia y China desde hace 70 a 65 millones de años. Durante esta época, lo que hoy son los desiertos de Gobi y Nemegt no se veían muy distintos a cómo se ven en el presente. Entonces como ahora, abundaban amplias zonas áridas poco exuberantes. Sin embargo, pese a que la ubicación geográfica de esta región no difería demasiado a la de la actualidad, es de notar que Asia colindaba con Norteamérica por el noreste, permitiendo el desarrollo de monzones entre ambos continentes. Además, disfrutaba de un mayor acercamiento al océano, pues la parte oeste de Asia aún estaba en formación. Todo esto en conjunto le permitía gozar de una limitada, pero diversa cantidad de climas. La misma permitía la formación de oasis estacionales e incluso, hacía posible la existencia de zonas relativamente exuberantes que eran nutridas por cuerpos de agua estacionarios. Estas áreas incluían desde sabanas hasta bosques poco densos en los que probablemente habitaba la fauna de mayor tamaño. No obstante, es de notar que ocasionalmente, las mismas solían experimentar sequías intensas, obligando a los animales a movilizarse en busca de agua y alimento. Es probable que el Tarbosaurio habitara en estas zonas más exuberantes, donde se valdría de la vegetación alta para acechar a las presas de gran tamaño entre las que se encontrarían los ankylosáuridos como el Pinacosaurio y el Tarchia, los hadrosaurios como el Shantungosaurio y el Saurolophus e incluso saurópodos, como el Nemegtosaurus y el Opisthocoelicaudia. Sin embargo, es probable que ocasionalmente, se viera en la necesidad de movilizarse en busca de alimento y agua especialmente, durante la estación seca, por lo que probablemente haría contacto con la fauna de tamaño menor que habitaba en las zonas menos frondosas. Es posible que también compitiera por el alimento con otros terópodos como los oviraptóridos y ornithomimusáuridos gigantes, tales como el Gigantoraptor y el Deinocheirus, respectivamente, además de enfrentar a los enormes therizinosaurios probablemente herbívoros y de dar caza a otros terópodos más pequeños que incluían oviraptóridos como el Oviraptor, ornithomimusaurios como el Gallimimus, dromeosáuridos como el Velociraptor, troodóntidos como el Saurornithoides e incluso, otros tiranosáuridos como el Alioramus, si es que fue un género separado.

Comportamiento
Existe controversia sobre el comportamiento social del Tarbosaurio. Muchos sugieren que era un animal mayormente solitario, pues su entorno, así como la disponibilidad de alimento en el mismo, podría variar y tornarse inestable repentinamente, implicando mayor competencia entre los depredadores (especialmente, entre los de gran tamaño) por la obtención de comida, por lo que sería preferible adoptar un estilo de vida territorial y antigregario antes que uno social y arbitrariamente estructurado. No obstante, el hallazgo de herbívoros con defensas formidables, tales como ankylosáuridos y saurópodos que probablemente formaban parte del mismo ecosistema que el Tarbosaurio ha motivado a algunos expertos a sugerir que éste pudo haber asumido un estilo de vida grupal que le facilitaría cazar presas como éstas. Más intrigante aún, sin embargo es el hallazgo de varias camas de huesos que contienen múltiples ejemplares de Tarbosaurio, incluyendo individuos en diversas etapas de crecimiento. No obstante, los paleontólogos coinciden en que esto no necesariamente es prueba de comportamiento gregario en la especie, pues no pueden explicar a ciencia cierta a qué se debe la acumulación de estos fósiles en el mismo lugar, pues coinciden en que la misma pudo deberse a diversas razones. Las camas de huesos podrían representar un grupo social que fue enterrado vivo por una avalancha o una corriente de agua, una serie de cadáveres o huesos esparcidos que fueron arrastrados durante una inundación o bien, animales que quedaron atrapados en una trampa natural donde los individuos no necesariamente murieron al mismo tiempo, por mencionar algunos ejemplos. Debido a esta controversia, se desconoce cómo el Tarbosaurio cuidaba de sus crías, aunque se teoriza que éste se reunía temporal o permanentemente en un grupo familiar al menos, hasta que las crías alcanzaran la madurez y pudieran valerse por sí mismas y formar su propia manada o bien, continuar con un estilo de vida solitario. Otra línea teórica sugiere que las crías quedarían al cuidado exclusivo de la hembra hasta durante un período de tiempo determinado y que eventualmente, asumirían una vida independiente, movidos por la insuficiencia de alimento, la intimidación por parte de miembros del mismo grupo y otros factores que implicaría un estilo de vida grupal en un entorno hostil.

19 de febrero de 2014

Dinoficha: Mapusaurio roseae

Saludos, estimados lectores.

Hoy les dejo con una dinoficha de un terópodo muy poco conocido, pero que ha sido objeto de gran interés tanto para los paleontólogos como para el público general, pues ha abierto las puertas a nuevas teorías sobre el comportamiento social de los terópodos de gran tamaño. Se trata del Mapusaurio roseae.

Mapusaurio
Ilustración de Vitor Silva

Localización: Sudamérica
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Carcharodontosáurido
Especies: M. roseae
Significado del nombre: Lagarto de la Tierra
Tamaño: 10 a 13.5 metros de largo (especulación)
Período: Cretáceo
Dieta: Carnívoro

Características
El Mapusaurio es uno de los mayores dinosaurios carnívoros conocidos. Basándose en los especímenes más grandes encontrados, los paleontólogos estiman que el animal superaba ligeramente los 12 metros de largo y que llegaba a pesar cerca de 5 toneladas. El Mapusaurio comparte muchas similitudes con su popular relativo, el Giganotosaurio carolinii. Al igual que éste, tiene un cráneo profundo pero liviano en el que presenta una pequeña elongación ósea que se extiende a lo largo del nasal en ambos lados del cráneo, formando lo que probablemente fue una cresta, aunque más pequeña que la de su relativo. Sus ojos estaban situados a ambos lados en la cabeza y posicionados casi en dirección opuesta uno del otro, privándolo de una visión binocular estereoscópica, por lo que probablemente debía girar la cabeza de un lado a otro para aumentar su campo visual. Presenta además una especie de diastema entre el morro y el maxilar, rasgo típico en la familia de los carcharodontosaurios. Sin embargo, difiere en tener nasales más rugosas y surcadas que no están fusionadas y que se hacen más estrechas al acercarse a la unión de éstas con el maxilar y el lagrimal. Presenta también una fosa antorbital más extensa y ventanas maxilares más pequeñas, además de barras más amplias entre las ventanas antorbital y maxilar. La estructura del cráneo y de sus mandíbulas sugiere que estas últimas no eran demasiado fuertes. Además, sus dientes achatados y pequeños con relación al tamaño de las mandíbulas no estaban diseñados para matar a su presa por asfixia de un solo mordisco, por lo que es probable que el animal atacara sus víctimas una o varias veces con el objeto de desangrarla hasta que ésta se desplomara debilitada y exhausta. Como todo allosauroide, el Mapusaurio posee un cuerpo de contextura poco robusta, lo que lo haría más ligero. También presenta brazos relativamente largos que probablemente pudo utilizar como herramienta de caza o de combate y patas traseras fuertes y aptas para correr a gran velocidad.

Descubrimiento e Historia
Los primeros y hasta ahora únicos fósiles de Mapusaurio registrados fueron excavados en la Formación de Huincul de Neuquén, Argentina entre 1997 y 2001 por la expedición argentino-canadiense conocida como el "Proyecto Dinosaurio", liderada por los paleontólogos Philip J. Currie de Canadá y Rodolfo Coria de Argentina, quienes lo describirían más tarde, en 2006. El hallazgo fue sorprendente no sólo por el hecho de tratarse de una nueva especie de terópodo gigante, sino también porque consistía en un grupo de sobre siete individuos de la misma especie, tratándose de lo que los científicos llaman "una cama de huesos". Los huesos recuperados entre todos los especímenes conforman la mayor parte del esqueleto, proporcionando así una visión bastante certera de cómo lucía el animal. En la publicación de 2006, Currie y Coria nombran a su descubrimiento "Mapusaurus roseae", aludiendo a la etnia mapuche (que significa "de la Tierra") que habita la zona donde fue encontrado.

Tamaño
El Mapusaurio es uno de los terópodos más grandes encontrados hasta el momento. Sin embargo, no existe certeza sobre qué tamaño alcanzaba y sus estimaciones varían notablemente. El ejemplar más largo del cual Coria y Currie proveen una estimación consiste en un fémur cuyas medidas permiten calcular que el animal completo pudo haber alcanzado los 10.2 metros de longitud. No obstante, Coria y Currie mencionan la presencia de ejemplares más grandes. Basándose en uno de los especímenes de mayor tamaño, algunos expresan que esta criatura pudo haber alcanzado cerca de 12.2 metros de largo o incluso un poco más. Entre los especímenes más grandes, se encuentra una fíbula y un eje del pubis que parecen superar las dimensiones de los del holotipo del Giganotosaurio carolinii. De acuerdo a la estimaciones calculadas a partir de estos ejemplares, se especula que el Mapusaurio pudo alcanzar una longitud máxima de 13.4 metros, aproximadamente, rivalizando en tamaño con el T-rex, el Carcharodontosaurio y el Giganotosaurio. Sin embargo, es de reconocer que dichas estimaciones aún son objeto de debate y deben ser evaluadas con mayor precisión.

Hábitat
El Mapusaurio habitó lo que en la actualidad es Argentina hace 97 a 94 millones de años, cuando ésta consistía en un paisaje dominado de grandes bosques, valles, zonas pedregosas y amplios terrenos abiertos cercanos al océano que ocasionalmente eran afectados por actividad volcánica. En este ecosistema variado, el Mapusaurio cazaba presas que variaban desde enormes saurópodos tinanosáuridos como el Argentinosaurio, hasta pequeños ornitópodos como el Loncosaurio, además de que probablemente encontraría competencia en otros terópodos que incluían dromeosáuridos unenlangíidos, abelisáuridos e incluso otras especies de carcarodontosáuridos como el Giganotosaurio.

Comportamiento

Cerca de siete especímenes de Mapusaurio de diversas edades fueron recuperados de la Formación de Huincul durante los cuatro años de excavación del "Proyecto Dinosaurio", sugiriendo la posibilidad de que se tratara de una familia y a su vez, de un posible yacimiento que indicaría comportamiento grupal en terópodos de gran tamaño. No obstante, no se descarta la posibilidad de que la acumulación de estos ejemplares se deba a los efectos posteriores de un fenómeno natural que ocasionara una muerte en cadena como por ejemplo, el estancamiento en un pozo de brea o el arrastre durante una inundación y que los individuos no necesariamente hayan muerto en el mismo lugar al mismo tiempo. Sin embargo, la escasez de fósiles de otras especies parece contrastar con esta hipótesis, por lo que la mayoría de los expertos coincide en que lo más probable es que los individuos formaran parte de un grupo posiblemente familiar y que hayan muerto juntos durante una catástrofe natural desatada en una zona particular. De ser esto cierto, el Mapusaurio sería el primer terópodo de gran tamaño del cual se obtiene evidencia fósil que indicaría un comportamiento social relativamente complejo. De hecho, es razonable pensar que el Mapusaurio adoptara un estilo de vida grupal que le facilitara el cuidado de las crías. Además, el congregarse en grupos le permitiría derribar presas de gran tamaño como los saurópodos con los que cohabitó. Sin embargo, considerando que esta teoría fuese cierta, es de mencionar que se desconoce cómo estarían estructurados estos grupos y por tanto, existe controversia sobre cómo sería la interacción entre los individuos que los conformaban sobre todo, durante la adquisición de alimento y la reproducción.

10 de enero de 2014

Según el Lector: La Dieta de los Oviraptóridos

Saludos, estimados lectores. Pues dado que cerramos el año pasado con una serie de dinofichas, quisiera abrir este con algo distinto. Así que hoy publico la primera entrada del 2014 como parte del proyecto "Según el Lector". Esta vez, tratando sobre un tema que se ha vuelto bastante intrigante y controversial desde los últimos años: la dieta de los oviraptóridos.

Desde que el Oviraptor fue descubierto, se pensó que éste era un animal exclusivamente carnívoro que incluso osaba a robar nidos de otros dinosaurios para alimentarse de sus huevos, ya que el primer ejemplar fue encontrado sobre un nido erróneamente asignado al género Protoceratops. Eventualmente, se descubriría que el mismo pertenecía al propio "ladrón de huevos" (significado del nombre 'Oviraptor') y que éste en lugar de robarlos, en realidad los estaba empollando en el momento en que murió. No obstante, la idea de que el Oviraptor y sus relativos se alimentaban de huevos no fue descartada y aún hoy es bastante aceptada entre la comunidad científica. La mayoría sugiere que los picos de los oviraptóridos pudieron haber sido utilizados para romper la cáscara de un huevo y otros tipos de cascarones, tales como la concha de algunos invertebrados, permitiéndole alimentarse de éstos. Sin embargo, algunos observadores han advertido que los picos de los oviraptóridos son más semejantes a los de los dicynodontes que vivieron entre el Pérmico y el Triásico y a los de otros animales que generalmente se consideran herbívoros, tales como las tortugas y los loros.

Ilustración de Fabio Pastori

De hecho, hay quien sostiene que los oviraptóridos pudieron haber empleado sus picos para mordisquear semillas o arrancar tubérculos de plantas en lugar de quebrar cascarones de huevos y conchas, ya que los animales con adaptaciones especializadas para comer alimentos acorazados suelen presentar picos gruesos o dientes amplios para triturar. Las fauces de los oviraptóridos en cambio, tenían bordes finos y sus picos eran relativamente estrechos y afilados. Por lo tanto, hay quien  duda que éstos fueran muy aptos para quebrar cascarones, contrario a lo que se suele pensar.

Ilustración del usuario Yoult de Deviantart

Esta línea de pensamiento es reforzada por el hecho de que, como lo han demostrado algunos hallazgos, la mayoría de los oviraptorosaurianos basales, como el Caudipteryx y el Incisivosaurio eran principal o exclusivamente herbívoros. De modo que no es de sorprender que los más avanzados, como los oviraptóridos también lo fuesen. No obstante, existen pruebas que éstos últimos también asumían una dieta carnívora. Un ejemplo puede verse en  el hallazgo de huesos de una lagartija primitiva en la cavidad estomacal de un ejemplar de Oviraptor y otro en el hallazgo de cráneos de crías de Byronosaurios (una especie de troodóntido) dentro de un nido de Citipati. Estos ejemplares sugieren que los ovirraptóridos o al menos, algunos de ellos se alimentaban de otros animales, indicando hábitos carnívoros, lo cual no es extraño al considerar que pese a que sus picos y dientes quizá no estuviesen diseñados para quebrar material de coraza, eso no significa que no lo estuviesen para penetrar carne o incluso huesos de animales pequeños en comparación. Por otra parte, hay quien sostiene que los picos, pese a su diseño, eran lo suficientemente fuertes como para triturar el cascarón de un huevo o la concha de varios invertebrados que pudieran encontrarse en su entorno y que si bien eran capaces de triturar semillas y cortezas duras, también lo serían de romper cascarones y por lo tanto, es probable que el grupo tuviera bien merecida su reputación de "ladrones de huevos".

Ilustración de Todd Marshall

Estos hallazgos y estudios han dado lugar a una nueva teoría que se ha estado discutiendo con bastante esmero desde los últimos años: los oviraptóridos fueron probablemente omnívoros. Sin embargo, es difícil determinar si su dieta carnívora estaba sustituyendo a la dieta herbívora de sus antepasados. Aquellos que sugieren que los oviraptóridos conservaban y continuaban desarrollando un hábito principalmente herbívoro sostienen que el grupo se desarrolló de esta manera desde un principio, como lo han demostrado los miembros primitivos del grupo y que esto les permitiría encontrar alimento con mayor facilidad y reduciría los riesgos que exige la zoofagia en su ecosistema. Los que sostienen que su alimentación carnívora estaba empezando a convertirse en su hábito principal de adquisición de comida, exponen que el grupo había perfeccionado aquellas características que le permitieran adaptarse mejor a su entorno, el cual se hacía cada vez más cálido y más escaso en vegetación, lo que aumentaría la competencia con dinosaurios estrictamente herbívoros. Los expositores de esta teoría sugieren que ésta habría sido una de las razones por la que algunos miembros de la familia comenzaron a presentar un aumento drástico de tamaño, como lo es el caso del Gigantoraptor. Hay incluso algunos que tomando esta aseveración como punto de partida, especulan que el grupo ya estaba diseñado para llevar una dieta completamente carnívora y que estaba en vías de desarrollar adaptaciones que le permitieran llevar un estilo de vida más arriesgado y cazar presas más avanzadas como consecuencia de la rivalidad con otros depredadores.

Ilustración de Zhao Chuang y Xing Lida

¿Qué piensas tú? ¿Consideras que los oviraptóridos eran meramente carnívoros? ¿Opinas que eran omnívoros? De ser así, ¿crees que se alimentaban principalmente de carne o de vegetación? ¿Piensas que un hábito alimenticio estaba sustituyendo al otro? ¿Crees que sus picos eran aptos para quebrar el cascarón de un huevo? ¿Tienes alguna otra teoría sobre su alimentación? No dudes en compartir tu opinión.