29 de diciembre de 2011

Dinoficha: Torvosaurio

Torvosaurio tanneri
Ilustración de Davide Bonadonna

Localización: Norteamérica y Europa
Clasificación: Saurischia, Terópodo, Megalosáurido
Significado del nombre: “Lagarto Salvaje”
Tamaño: 9-12 metros de largo
Período: Jurásico
Dieta: Carnívoro

Características
El Torvosaurio fue uno de los dinosaurios carnívoros más grandes del período Jurásico. Tan sólo se han encontrado dos ejemplares de este poderoso depredador, pero uno de ellos, descubierto en Portugal, nos ha revelado que esta criatura llegaba a medir cerca de 12 metros del largo, 3 de alto y llegaba a pesar de 3 a 4 toneladas, siendo uno de los mayores terópodos de los que se tenga conocimiento. Como la mayoría de los dinosaurios carnívoros de gran tamaño, el Torvosaurio poseía brazos cortos, pero fuertes, además de garras afiladas en las patas delanteras, siendo más larga la del primer dígito, lo que lo asimila a sus posteriores relativos, los espinosáuridos. Estas patas delanteras eran armas formidables diseñadas para sujetar a su presa e incluso, para rasgar su carne. El cráneo de esta bestia tenía una longitud de 158 centímetros, presentaba una forma cuadriforme y a pesar de ser bastante profundo, era relativamente angosto. Además, como todo terópodo, contaba con la presencia de grandes orificios en su cráneo, lo que lo hacía más ligero y le permitía moverlo con agilidad. Como en cualquier megalosaurio, sus ojos estaban posicionados a ambos lados del cráneo de forma alterna, lo que sugiere que no contaba con visión binocular y que por lo tanto, su cerebro no percibía la profundidad como información visual, pero sí le permitía observar si una presa u otro carnívoro pasaba cerca de sus costados. Los maxilares de esta criatura medían más de 63 cm de largo, revelando que este gigantesco animal era poseedor de colosales mandíbulas, cuyos fósiles muestran que estaban equipadas con largos y filosos dientes curvos, en forma de cuchilla, ideales para desgarrar carne. Estos dientes eran sorprendentemente grandes, comparados con los de otros terópodos de tamaño similar.

Descubrimiento y Hallazgos
Los primeros fósiles de Torvosaurio fueron encontrados por los paleontólogos James A. Jensen y Kenneth Stadtman en 1972, en la cantera Dry Mesa, localizada en el oeste de Colorado, E.U. Los restos consistían en un húmero y en los huesos del antebrazo. No obstante, pasarían siete años para que su hallazgo fuera descrito. Finalmente, junto al paleontólogo Peter M. Galton, Jensen procedió a analizar los restos que Stadtman y él habían recuperado a principios de esa década. Durante la descripción, no sólo notaron que se trataba de un dinosaurio carnívoro de gran tamaño, sino también que pertenecían a un tipo de terópodo inusual en Norteamérica: los megalosáuridos, carnívoros comúnmente hallados en sedimentos de edad jurásica en Europa. Así, al culminar su estudio en 1979, Jensen y Galton nombraron al nuevo terópodo “Torvosaurio”, que significa “Lagarto salvaje”. Pero esto es sólo el principio de la historia. El espécimen de Jensen y Stadtman fue nuevamente analizado y descrito en 1991 por Brooks Britt, quien comparando material adicional con los restos previamente descritos, descubrió que pertenecían al mismo dinosaurio. Las nuevas piezas consistían en algunos huesos del cráneo (incluyendo maxilares de aproximadamente, 47 cm de largo) vértebras dorsales, huesos de la cadera y de las extremidades delanteras. Con la adición de este material, se estimó que el Torvosaurio pudo haber tenido un cráneo de 118 cm de largo y una longitud total de 9 metros. Sin embargo, la historia del Torvosaurio no termina aquí.

En el año 2000, los paleontólogos Octávio Mateus y Miguel T. Antunes publicaron el hallazgo de una tibia posiblemente de Torvosaurio en la Formación Lourinha de Portugal. Ese descubrimiento fue seguido por el de de un maxilar parcial recuperado por el joven Aart Walen en el verano de 2003, el cual era muy parecido al descrito por Britt doce años antes, excepto por una cosa. Este hueso mandibular medía unos 63 cm de largo, siendo así 16 centímetros más largo que el encontrado en Norteamérica, lo que indica que perteneció a un animal más grande. Tras estos hallazgos, Mateus, Antunes y Walen publicaron una nueva descripción en 2006, en la que establecen las características del reciente descubrimiento de los especímenes portugueses. Su descripción incluye además el hallazgo de vértebras caudales, huesos de las patas e incluso, más material craneal encontrado en la Formación Lourinha poco antes de su reporte, los cuales fueron atribuidos al género nombrado por Galton y Jensen en 1979. Esto llevó a los paleontólogos a una conclusión: El Torvosaurio no era endémico de Norteamérica, sino que también era común en Portugal. Sin embargo, lo más asombroso de los yacimientos europeos son las dimensiones de los fósiles encontrados. Mientras el ejemplar occidental pudo haber alcanzado unos 9 metros en vida, los especímenes portugueses pudieron haber medido hasta 11 metros o más, utilizando como modelo la estimación para el cráneo en 158 cm de largo, basado en el maxilar recopilado por Walen tres años antes de su publicación.

A pesar de que no se han encontrado fósiles de Torvosaurio en los yacimientos jurásicos del Sur de África, como las Camas del Tendaguru, es posible que este enorme carnívoro también asediara en esas zonas, pues el hallazgo de animales que compartían su entorno en las regiones del norte están igualmente presentes aquí, sugiriendo que estos territorios alguna vez estuvieron unidos.

¿El Mayor Terópodo del Jurásico?
Es posible que el Torvosaurio llegara a medir hasta 12 metros de largo, siendo uno de los mayores dinosaurios carnívoros y según algunos científicos, el mayor depredador de su época hasta ahora encontrado. Sin embargo, otros expertos opinan de diferente forma. Dado que sólo se conoce por varios especímenes incompletos, existe controversia sobre el tamaño exacto que pudo haber alcanzado el animal en vida y por ende, su récord como el terópodo más grande del Jurásico también es objeto de debate. Algunos piensan que este lugar lo pudo haber ocupado el Allosaurio maximus (hay quien piensa que éste pudo haber sido un género distinto al que se le ha llamado “Saurophaganax”), el cual pudo haber alcanzado las mismas proporciones establecidas para el Torvosaurio (12 metros de largo), por lo que el género Allosaurus aún mantiene su título como el depredador más voluminoso del período Jurásico. No obstante, con el descubrimiento de los especímenes de Torvosaurio encontrados en Portugal, dicho título está de igual forma, sujeto a discusión. De hecho, el Torvosaurio es hasta ahora el terópodo más grande encontrado en la formación portuguesa de Lourinha (hasta tiempos recientes, el Torvosaurio había sido el carnívoro más grande de toda Europa, pero el hallazgo de enormes fósiles de otro megalosáurido encontrados en Alemania pudieron haber pertenecido a un animal aún mayor), superando en tamaño incluso al Allosaurio europaeus, el cual, a diferencia de las especies occidentales, pudo haber representado una presa para el Torvosaurio, en lugar de una competencia potencial, lo que significa que el Torvosaurio estaba en la cima de la cadena alimenticia del Portugal jurásico.

Hábitat
El Torvosaurio vivió en lo que hoy es Norteamérica y la Península Ibérica desde hace unos 150 millones de años hasta hace 144 millones de años, a finales del Período Jurásico. En ese entonces, lo que hoy es el oeste de los Estados Unidos, el Sur de África y la península de Portugal, estaban unidos en una vasta extensión de tierra llamada Laurasia. Éste era uno de los dos gigantescos continentes que existían en el planeta durante la parte intermedia de la Era Mesozoica y era un mundo frondoso, predominante en bosques abundantes en coníferas, helechos y cicadáceas, además de amplias llanuras abiertas entre la espesura de los mismos. Además, lo que hoy conocemos como la Península Ibérica y el Sudeste de África estaban ubicados en la parte Sur de Laurasia, razón por la que eran afectados por un clima más cálido, lo que permitía el desarrollo de amplias sabanas y bosques ricos en vegetación resistente a temperaturas elevadas. A pesar del incremento en el desarrollo de los bosques, los espacios abiertos también se hacían más grandes, a medida que aumentaba la población de dinosaurios gigantes como los enormes saurópodos que derribaban una gran cantidad de árboles anualmente para conseguir alimento. Era en estas llanuras donde además de los saurópodos, también abundaban los estegosáuridos y los ornitópodos primitivos que buscaban refugio entre estos gigantes, por lo que estas amplias llanuras pudieron haber representado una importante fuente de alimento para el Torvosaurio. Del mismo modo, pudo haber conseguido comida en los extensos bosques, comunes en ese entonces, donde se ocultaban los pequeños coelurosaurios y otros terópodos como el Ceratosaurio, un depredador de siete metros de largo con dientes extra largos y un par cuernos sobre los ojos y uno aún mayor en la punta del hocico, además del enorme Allosaurio, el cual pudo haber competido con el Torvosaurio por el alimento e incluso, por territorio.

Comportamiento
El Torvosaurio en sí es un animal enigmático, ya que el material fósil recopilado es escaso, razón por la que su comportamiento es tan desconocido como el dinosaurio mismo. Sin embargo, comparando el comportamiento inferido para otros megalosaurios y utilizando la especulación para aplicarlo al papel de depredador ápice, los paleontólogos teorizan que el Torvosaurio pudo haber sido una criatura poco social. Rara vez se pinta a los megalosáuridos interactuando juntos para derribar a una presa y eso se debe a que se cazaban criaturas más pequeñas que las que preferían cazar los allosáuridos y otros depredadores de gran tamaño. Para cazar ese tipo de presas, no sería necesario que estos animales contaran con refuerzos si tenían las herramientas apropiadas. Por esta razón, se cree que el Torvosaurio fue un animal territorial que daba caza a los estegosáuridos, ornitópodos y probablemente a los miembros más jóvenes de las manadas de saurópodos que lo rodeaban. De igual forma, quizá haya depredado incluso en otros terópodos más pequeños, como el Ceratosaurio y el Stokensosaurio. Esta agresiva conducta también lo llevaría a enfrentar a los demás dinosaurios carnívoros de gran tamaño que compartían su entorno, como el Allosaurio y el Edmarka (otro megalosáurido del cual algunos piensan, pudo haberse tratado del mismo Torvosaurio). Debido a la falta de material fósil, se desconoce si el Torvosaurio cuidaba de sus crías. Sin embargo, algunos especulan que al menos, la hembra Torvosaurio se encargaba de la crianza de las crías durante varias semanas o incluso meses. De otra forma, sería casi imposible que alguna llegara a la adultez.

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